Benito Díaz
El cáñamo se ha revelado como una de las materias orgánicas más versátiles del planeta. La capacidad de su fibra para fabricar papel o bioplásticos, convierte la planta en una fuente de recursos alternativa a otras más contaminantes. En la actualidad, tanto la industria del automóvil como la aeronáutica comparten la idea de la utilización de cáñamo como sustituto de la fibra de carbono u otros materiales.
Automóviles
Personal científico y de ingeniería comparte la carrera para desarrollar una sustancia alternativa a la fibra de carbono, dado su elevado coste de producción. Las investigaciones proponen la elaboración de una sustancia bioplástica “con memoria” o “programable” según las distintas funciones que pueda efectuar.
Un kilo de fibra de carbono cuesta 20 veces más que producir un kilo de acero, frente a la producción de materiales alternativos como los bioplásticos, que tan solo costarían el doble. Sus ventajas frente a otros aislantes y plásticos le convierten en un material excepcional.
Un componente más ligero permite la construcción de automóviles menos pesados, lo cual permite ahorrar combustible durante su uso. Además, al ser una fibra de origen vegetal, es renovable y tiene un costo energético menor, en comparación con otras fibras sintéticas. También es más barata y es menos dañina para el medio ambiente al ser biodegradable. Su resistencia excepcional y sus propiedades como aislante, hacen que su utilización en coches de alta gama en Europa sea algo habitual desde hace algunos años.
Por ejemplo, la empresa francesa Faurecia usa toneladas de bioplásticos y biomateriales en los diseños de modelos como el Alfa Romeo Giulia y el Peugeot 308. Éstos incorporan fibra de cáñamo en sus tableros y paneles de puertas. Así, el tablero del Alfa Romeo Giulia pesa un 17% menos que el tipo de tablero estándar. El del Peugeot 308, un 25% menos que los demás. “El cáñamo tiene una fibra que, al mezclarse con resinas plásticas como el polipropileno, se convierte en un material muy resistente y ligero”, comenta en declaraciones el gerente de ventas y mercadotecnia de APM, Pierre Demortain.
BMW y Mercedes también se unen al empleo del bioplástico de Cáñamo en modelos de alta gama. BMW, en particular, ha venido presentando prototipos tales como el coche eléctrico i3 Ciudad y el deportivo híbrido i8. Incluso la prestigiosa casa Porsche ha creado el modelo 718 Cayman GT4 Clubsport, que incluye puertas compuestas por fibras orgánicas de lino y cáñamo, junto a su carrocería.
Los contratos entre productores de cáñamo e industrias “verdes” han permitido regenerar la agricultura en varias zonas, tales como las cercanas a Whasington en EEUU. Es algo a contemplar en la política agraria.
Aeronáutica
Las mismas razones que impulsan a la industria del automóvil mueven a las aeronática y aeroespacial a mostrar interés por estas cualidades únicas del cáñamo. En esta área, las más recientes investigaciones se han orientado a la conjunción de resinas a partir de azúcares provenientes de fuentes no-alimenticias.
Para atender las necesidades de la industria, se piensa en integrar fibras naturales para aumentar sus propiedades mecánicas y aplicar un tratamiento superficial que contrarreste su grado de inflamabilidad. Tras la síntesis de componentes, entre los que compiten el yute, el lino y el cáñamo, son mezclados con resinas epoxi multifuncionales empleando los azúcares antes mencionados. Las combinaciones resultantes arrojan resultados equilibrados entre inflamabilidad reducida y mayor estabilidad térmica, además de un material de dureza excepcional y gran ligereza, como afirma el estudio de la comisión europea Cordis.
Uno de los primeros proyectos destinados al público general es el de la empresa Hempearth Group, construyendo el primer avión del mundo hecho totalmente de fibra de cáñamo. Este aeroplano incluye bioplásticos desde las paredes y asientos del avión, hasta las alas y cojines. Fundada en 2012 en Canadá, su catálogo de compras incluye remos, aceites, flores y hasta tablas de surf elaboradas a partir de cáñamo. El aparato tiene una envergadura de 11 metros y funciona con biocombustibles.
El coche de Cáñamo de Henry Ford
Las múltiples aplicaciones de los bioplásticos nos pueden resultar muy novedosas, pero sus cualidades eran ya bien conocidas en los años 40, cuando Henry Ford decidió apostar por ellas. El 13 de agosto de 1941, Ford presentó un prototipo de automóvil con carrocería hecha de bioplásticos derivados del cáñamo. Lo hizo en una feria cercana a las oficinas de la Ford en Dearborn, Michigan. La fórmula original de esos bioplásticos se perdió, ofreciendo argumentos a quien sostiene que en realidad estaban constituidos por fibras de soja.
Tras la prohibición del cáñamo en Estados Unidos y la destrucción del prototipo, la fabricación se detuvo y cayó en el olvido. Tan solo nos quedan las proféticas palabras de Henry Ford, que dijo: “El combustible del futuro vendrá de frutas como los zumaques que hay junto al camino, o las manzanas, o las hierbas o el serrín… casi de cualquier cosa. Hay combustible en cada pieza de materia vegetal que puede ser fermentada. Hay suficiente alcohol en un acre de patatas para impulsar la máquina que cultiva los campos durante más de cien años”.