Por Green Bird
Iniciamos así una serie sobre seguridad en el cultivo, un criterio muy importante.
Hablaremos sobre la electricidad, elemento fundamental, y potencialmente peligroso, si no hacemos las cosas de manera correcta. También con el agua, sea el cultivo de tierra o hidropónico, hay que tomar las debidas precauciones. Evitar los olores y las fugas de luz que pueden delatar la presencia de un cultivo también son aspectos importantes.
Empezamos con el tema de la electricidad, como ya dicho, cosa esencial, ya que manejamos unos cuantos vatios entre luces, extracción, intracción y ventilación, y en su caso, también un equipo de aire acondicionado.
Antes de nada analizamos las líneas eléctricas de la casa. Las líneas de enchufes en una vivienda suelen ser de 10 Amperios, las de cocina para el horno será de 20 A, y para la lavadora la línea suele ser de 15 o 20 A. Muchas veces nos topamos con líneas antiguas, aquí hay que tener más cuidado. Miramos en la caja de instalación, normalmente por la entrada de la casa, y desconectamos todos los interruptores magneto-térmicos. Probamos uno por uno conectándolo, hasta que damos con la línea de la habitación elegida para el cultivo, y ya sabemos lo que hay.
Si sólo queremos instalar uno o dos focos de 600 vatios (W), no suele plantarse ningún problema, ya que 2 x 600 = 1.200, más unos 300 W para extractores y ventiladores, en total son 1500 vatios. Ahora el cálculo es el siguiente: 1.500/230 = 6,52 A, perfecto para una línea de 10 A.
Como medida de seguridad suele recomendarse no utilizar más del 80% de la capacidad de la línea, unos ocho Amperios, o sea 8 x 230 = 1.840 W en total. Instalaciones nuevas aguantan algo más, y están bien protegidas, pero en casas antiguas nos podemos encontrar con problemas, salta fácilmente el magneto-térmicos, y en el peor de los casos se puede encender el cable dentro de la pared.
Si ahora queremos instalar un aparato de aire acondicionado, ya se complica la cosa, ya que este consume fácilmente unos 800 a 1.000 vatios, con lo cual ya nos excedemos del límite de seguridad.
La solución consiste en llevar al cultivo un cable enchufado a otra línea de la casa, así no sobrecargamos la primera línea. Con un poco de suerte puede ser en una habitación contigua, taladramos un agujero en la pared, pasamos el cable e instalamos los conectores de clavija y enchufe. Otra solución muy buena, si el cultivo está cerca de la cocina, es enchufar el cable a la conexión de la lavadora.
¡El siguiente punto es sólo para electricistas o expertos!
La electricidad es potencialmente peligrosa, y no queremos poner en peligro nuestra salud, la de nuestra familia y vecinos.
Si la línea para el horno de 20 Amperios pasa cerca del cultivo, podemos pincharla y llevar a través de la pared una derivación a la habitación. Esta solución es muy segura y además discreta, si no invisible desde el pasillo.
Los cables que utilizamos para estas derivaciones tienen que tener su sección adecuada, el de 1,5 mm de diámetro aguanta 10 A, y el de 2,5 mm 16 Amperios.
Ahora tenemos hecho lo básico y empezamos con la instalación de los balastros. Por favor, siempre en alto, o bien atornillados a la pared, o en una estantería estable. Si la estantería es de madera, ponemos un ladrillo debajo, para que la aísledel calor del balastro. Los diferentes cables también llevamos en alto. Ya que trabajamos con agua para el riego, los elementos eléctricos tienen que estar lo más lejos del agua y del suelo. De esto he visto las cosas más temerarias, gente jugándose el tipo.
Unas palabras sobre los balastros, pueden ser en ocasiones causa de problemas. Los magnéticos más antiguos, suelen ser ETI o algo parecido, se calientan mucho y ya me han hablado de más de uno quemado con el paso de los años. Algunos modelos emiten un zumbido que en ocasiones puede ser molesto, no solo para nosotros, sino también para los vecinos, y esto ya puede causar problemas. No tengo nada contra los magnéticos, hay buenos modelos muy seguros, pero que sean de buena marca. Los más seguros son los nuevos balastros digitales, se calientan poco y el autoconsumo es notablemente menor, aparte de ser completamente silenciosos. Obviamente son más caros.
Otro elemento importante de la instalación son los temporizadores para encender y apagar las lámparas. Los hay sencillos, con la típica ruedecita dentada, y luego están los digitales, mucho más precisos. Se enchufan a la red, y luego el balastro al temporizador. El problema con estos temporizadores es el siguiente: el balastro magnético al encenderse carga de golpe mucha corriente, que después de unos minutos remite a la nominal. Los balastros digitales sin embargo tienen un arranque suave que va aumentando progresivamente. Primero sube a la mitad de carga, para alcanzar después de unos dos minutos su máxima potencia. Si tenemos varios focos de 600 W una buena idea sería que cada balastro o pareja de ellos tuviera su propio temporizador y se enciendan paulatinamente con una diferencia de un par de minutos entre ellos. Por supuesto necesitamos los modelos digitales para ello, ya que permiten ajustes de minutos, mientras los de ruedecilla solo se pueden programar de 15 en 15 minutos.
Para concluir, destacar que es esencial trabajar con la electricidad con un máximo de sentido común, prudencia y cuidado. Si no estamos seguros como hacer algo, dejarlo para los profesionales.