Por Laura Rueda
Siempre he pensado que el cambio que está por venir, el que estamos esperando desde hace tiempo, ese que reconfigurará una nueva sociedad más justa, tiene nombre de mujer.
La historia de las civilizaciones que conocemos, desde la más antigua y hasta la más reciente, se ha sustentado, en la gran mayoría de los casos, en un patriarcado con unas normas de poder muy poco igualitarias. Queda mucho camino, pero afortunadamente en nuestro país una nueva política se va materializando y vamos conociendo a las personas que ponen vida a esos nombres que nos traen esperanza y que a muchas nos tienen cautivadas: Manuela Carmena, Ada Colau, Mónica Oltra, Ysabel Torralbo…
Beatrice Lorenzin y Roberta Pinotti también han sido las impulsoras de un cambio que pronostica un gran paso en la medicina y bienestar de los enfermos crónicos en Italia. Ellas son la ministra de Sanidad y la ministra de Defensa de nuestro país vecino del Mediterráneo y ellas son también las responsables de que los protocolos de producción y venta de marihuana medicinal dieran sus primeros pasos al firmarlos hace un año para que salieran adelante.
El debate en Italia en cuanto al uso de marihuana terapéutica ha sido un tema muy activo estos últimos años entre varios sectores: los prohibicionistas y los antiprohibicionistas, los enfermos y la comunidad científica. Aunque las leyes italianas ya reconocían los beneficios medicinales del cannabis científicamente desde 2007, los trámites para conseguirla eran un auténtico camino de espinas. Finalmente, cuando los pacientes habían logrado recorrer airosos todo el circuito burocrático de médicos, farmacias y hospitales, el paso final era pedir los medicamentos con cannabinoides a Países Bajos, importación que subía el precio considerablemente.
Marihuana cultivada por el ejército italiano
Esta situación vive un giro ahora. Lo que más llama la atención de la noticia es que sea precisamente el ejército el encargado de la plantación en un invernadero de Florencia. Y es que no han querido escatimar en seguridad y al parecer desde el principio se decidió así porque allí contaban con las instalaciones necesarias para llevar a cabo la producción.
Con esta medida, el gobierno italiano pretende hacerle la vida más fácil a los enfermos de cáncer, ictus, degeneraciones neurológicas o esclerosis múltiples, entre otras patologías, que ahora podrán acceder a la marihuana medicinal de forma más barata que cuando la adquirían en países vecinos como Alemania o Países Bajos o bien a través de la mafia de Calabria o redes similares. Se está comentando que quizá podría venderse por menos de 15 euros el gramo, tal vez por 5. Esta producción acabaría con la compra en el mercado negro por parte de las personas que necesitan del consumo por alguna enfermedad.
Los médicos podrían prescribir estos medicamentos en once regiones que tienen leyes específicas sobre el cannabis medicinal: Toscana, Apulia, Véneto, Liguria, Marcas, Friuli-Venecia Julia, Abruzo, Sicilia, Umbría, Basilicata, Emilia-Romaña.
¿Desaparecerá el mercado negro?
Mucho se está escribiendo sobre este plan que fue anunciado en septiembre de 2014 y ya está en marcha y cuya meta es llegar a cultivar 1.200 plantas y llevar a cabo tres cosechas cada año, unos 100 kilos para 2016. Si finalmente todo sale según lo previsto con esta medida, casi 900.000 pacientes podrían usar esta marihuana medicinal y ganar en calidad de vida, ya que la obtendrán de manera cómoda y a una calidad mayor, sin ningún tiempo de adulteración, además de que ahorrarán una cantidad de dinero considerable.
Italia se suma de esta manera a la lista de países que están avanzando en materia de regulación del cannabis, junto con Jamaica o algunos estados de EE.UU. La marihuana es un cultivo natural y fácil que puede ser un buen recurso para el sector farmacéutico, debido a la sencillez y rapidez de su cultivo. Lo más importante sería ahora que las instituciones se comprometieran al 100% para salir airosos con esta ley tan positiva.
Sin embargo, hay mucho camino por andar en una sociedad donde marihuana aún está liada a la ideología prohibicionista y conservadora, incluyendo a médicos y trabajadores de la salud, que siguen siendo reticentes a recetar esta sustancia, a pesar de todas las pruebas científicas disponibles. Es hora de la movilización social para informar y crear conciencia sobre la legalización. Este debate se ha reavivado también recientemente en el Parlamento, con la formación de dos partidos políticos procannabis.
También muchos se preguntan cuál será el siguiente paso en el camino total hacia la legalización, ya que, según un estudio realizado en 2012, uno de cada cinco italianos es consumidor habitual de marihuana. Ellos tendrán que seguir acudiendo al mercado negro. Es el momento justo para que los colectivos y asociaciones de activistas por la legalización comiencen a dar pasos tan importantes como los vividos en Uruguay antes de su proceso de regulación.
Ante los hechos internacionales somos positivos y estamos seguros de que, sea como sea y cuando sea, el gran paso hacia la normalización se mantiene firme y en movimiento.