Por Drogoteca
Recuerdo con cariño la época en que se podía comprar un montón de plantas psicoactivas en los grow-shop de España.
No era difícil encontrar corteza de San Pedro (la parte verde que más alcaoide mescalina contiene) o esas “sleeping bags” que se vendían como “ayuda para el sueño” y que por algún mágico efecto te hacían dormir cuando lo que contenían era una dosis de setas con psilocibina, y obviamente la gente no las compraba para dormir ni para ponerlas debajo de la almohada, ni el San Pedro lo usan para “eliminar las radiaciones que emite el ordenador” -se vende con ese mito en muchos lugares- sino que ambas cosas, normalmente, la gente se las comía.
No fueron los únicos productos no cannábicos que vimos durante tiempo en los grows: semillas de rosa lisérgica con la amida del ácido lisérgico, Lactuca virosa para producir “lactuario” (una especie de opio), salvia divinorum, efedra, ayahuasca… etc. Había muchos, hasta que una ley que sacó el gobierno en el año 2004 sobre plantas “tóxicas” dejó las estanterías vacías de todos esos bienes que hasta entonces se podían conseguir sin problema.
Todas estas plantas, eran legales hasta ese momento (su venta) y dejaron de serlo, evitando que se vendieran en Grow-Shops porque, como se dijo en aquel momento, eso causaba alarma social.
Pero todos estos productos tenían una cosa en común, y que comparten con el cannabis o marihuana: ninguno de ellos había matado nunca a un ser humano.
La barrida del 2004 contra las “plantas mágicas” que se podían adquirir con facilidad, aunque se vistió como una ley sobre el medicamento y la botánica, era una bala dirigida a la comunidad psicoactiva del país: “no os vamos a dejar usar drogas, y si son legales las prohibiremos”.
Nada nuevo por otra parte, o nada que no pudiéramos esperar de los políticos que nos quieren y nos cuidan.
Desde entonces, en los grows, apenas se pudo vender nada que no fueran semillas y abonos. Hubo algunas cosas que resistieron (aún lo hacen) como puede ser la psilocibina -ahora en forma de trufas mágicas- y la mescalina del San Pedro, que ahora en lugar de venderse como corteza ya seca, se vende como el cactus vivo, lo que es totalmente legal por motivos ornamentales.
El gobierno de turno, en su afán de que no nos pase nada malo, nos había quitado el acceso a un montón de productos que, sobre todo, no mataban. Como el cannabis. Plantas con miles de años de uso que no mataban.
Superando el bache.
Fue un palo para los grows, porque mucha gente que no es fumadora o usuaria de cannabis, tenía una relación frecuente con el grow, para otras muchas plantas distintas y eso fue un ingreso que rápidamente dejaron de tener.
Por esos mismos años empezábamos a escuchar hablar de los “legal highs”, tal y como los conocemos ahora, porque hasta entonces buena parte de los “legal highs” habían sido esas plantas o semillas que buscaban darte una experiencia psicoactiva sin tener que cruzar la barrera de la ley. Pero eso estaba a punto de cambiar; llegaban los nuevos “legal highs”, que no podían ser esas plantas ya prohibidas, y ahora eran compuestos químicos de nombres impronunciables, con efectos que podían ir desde algo similar a la LSD, como a algo similar a la heroína, como a la cocaína, anfetamina, MDMA… y al cannabis. Y sí, eran legales y la mayoría, lo siguen siendo.
¿Cómo puede ser esto? ¿Cómo van a prohibir plantas y setas relativamente inofensivas par dar paso a sustancias que imitan las que ya tienen prohibidas? Pues porque -hasta ahora pero no me atrevo a decir si seguirá siendo así en el futuro- nuestro modelo legal y mercantil no opera sobre el mercado mediante prohibiciones, no mediante regulaciones, con lo que lo importante es si la sustancia está fiscalizada (prohibida o controlada) ya que si no es así, la sustancia es legal con nuestra legislación en la mano. Con la nuestra y con la del 99% del planeta.
Pensar que si una sustancia está en una tienda en venta al público, tienes seguridad si la compras y la usas porque “si no fuera segura no la venderían así de fácil”, te puede costar la vida. Y no serías el primero. Estas sustancias, los “legal highs”, tienen su mercado e interés en dos puntos: imitan drogas prohibidas y son legales. Ambos son igualmente importantes, porque el primer punto hace que el consumidor lo quiera como sustituto y el segundo que se sienta confiado dado el status legal del producto.
No pasó mucho tiempo tras la prohibición de las plantas hasta que pudimos ver cómo algunos grow shops, empezaban a poner a disposición del público “esas sustancias legales”. En aquel momento, el conocimiento general que se tenía sobre estas drogas, era bastante bajo. Sustitutos legales, que era lo que importaba. Pero eso no tenía por qué ser malo indefectiblemente: la MDMA o la 2C-B entre otras muchas se han vendido, en algún momento de su historia (antes de ser ilegales) en grow-shops o head-shops.
Pero, POR SUERTE, el estado español está bastante bien surtido de drogas ilegales. Todas esas sustancias prohibidas, aunque lo están, no resultan difíciles de conseguir aquí. No necesitamos sustitutos de la cocaína porque tenemos el mercado llena de ella, no necesitamos sustitutos del MDMA por la misma razón y porque resulta sencillo de conseguir, y no necesitamos sustitutos del cannabis porque tendríamos cannabis para abastecer a media Europa (¿o ya lo hacemos?).
La droga más peligrosa del mundo: cannabinoides sintéticos.
Antes de que nadie me chille por esta afirmación, aclaro que ese apodo se lo han puesto a casi todas las drogas en algún momento dado, pero en este caso creo que es la primera vez que se podría usar sin miedo a estar “equivocándose mucho”.
A diferencia del cannabis, la falsa marihuana o cannabinoides sintéticos, matan.
Y lo hacen con relativa facilidad. Tenemos casos de personas muertas con una sola calada del producto, o fiestas de facultad que se han convertido en un paseo de ambulancias con una veintena de jóvenes hospitalizados. De momento se estima que 1 de cada 8 personas que prueban estas drogas, pasan al menos 1 vez por urgencias graves de hospital (sólo una si mueren en esa), con cuadros que incluyen delirios, problemas cardíacos, isquemias cerebrales, ataques epilépticos, muerte…. con una sola calada.
En este año, las cifras de atención que va facilitando el centro nacional de toxicología de USA dan miedo y muestran algo que ya está aquí: en enero hubo 359 “envenenamientos”, en febrero 273, en marzo 269 y en abril hemos pasado de 1500 casos. Aunque son drogas que llevan entre nosotros unos años, con mas o menos éxito, está explotando con sus peores propiedades en este momento.
Estas drogas que imitan los efectos del cannabis, tienen su origen en la investigación científica que las creó (para su uso en investigación nada más) y la prohibición de las drogas. Sin una prohibición sobre el cannabis que te convierta en criminal por producirlo o usarlo, nunca una imitación del cannabis con gravísimos efectos y riesgos para quien lo usa, nunca hubiera tenido un hueco en el mercado. ¿Quién prefiere usar una imitación teniendo el original? Y como todos sabemos, el cannabis seguiría sin haber matado a nadie, como sigue sin hacerlo hoy.
El asunto de los grows hispanos.
Por suerte, la inmensa mayoría de grow-shops en España no venden estas basuras mortales.
Todos ellos tienen acceso a las mismas, existen distribuidores en el país y fuera de él, que les proveen de todas las “neodrogas legales” que quieran. Pero casi ninguno (aunque hay algunos que sí, no sé si por miserables o por imbéciles) se le ocurre vender semejante producto a un cliente. En primer lugar porque los grows no están para vender imitaciones de cannabis, sino para el cultivo del mismo. Y en segundo lugar porque un problema con un cliente y esas sustancias, les traería una cascada de problemas legales que nadie con dos dedos de frente quiere pasar. Y el motivo extra: sus cliente se pueden matar -o quedar vegetales en una silla de ruedas- con esos productos que la mayoría no vende.
Si bien a los grows, las distribuidoras (legales) de estas neodrogas (legales) les ofrecen regularmente esos productos, cannabinoides sintéticos (hasta dentro de los líquidos para los cigarros electrónicos) y otras drogas, mi experiencia es que pasan de ellos como de comer mierda. Y bien que hacen, no se complican y no traen nada que mata a una tienda que, como las que pivotan en torno al cannabis, son esencialmente tiendas saludables y con mucho cliente terapéutico.
Pero hace dos días me avisaron de un grow-shop, que estaban volviendo a enviar paquetes con distintos productos, y que ademas de ser cantidad, venían varios de cannabinoides sintéticos en su forma de “falsa marihuana”: materia vegetal en la que se ha mezclado el compuesto sintético.
No solo los grows están recibiendo estos “paquetes”, sin pedirlos ni haberse interesado por el asunto, sino que son enviados desde el Reino Unido sin identificación alguna: un sobre acolchado SIN REMITENTE con sello inglés. En estos momentos, Reino Unido está tomando medidas drásticas para luchar contra estas drogas -que fueron mencionadas en el discurso de hace unos días de la reina anunciando el plan contra ellas- y es posible que se enfrente a una prohibición que haga ilegales -allí- todas estas sustancias asesinas. Los productores lo saben, los distribuidores también, y están buscando nuevos mercados donde poder seguir vivos y ganando dinero a costa de producir jóvenes muertos.
En el grow-shop que me informó, “El Jardín de la Alegría” en Salamanca, iban a hacer con el paquete lo que han hecho con otros similares: tirarlo a la basura nada más verlo. Pero en esta ocasión les hizo gracia la variedad y la cantidad, así que me preguntaron si me interesaba… y claro que me interesaba!! Hay que avisar a todos los grows de lo que está pasando, porque con estas drogas, una calada puede ser bastante para quedarte sin hermano, novia o amigo.
En el paquete que está enviando la compañía inglesa, hay 25 paquetes preparados para la venta, de unas 12 especializades distintas, que incluye los siguientes nombres: Sensate, Hooter, Focus, Sirius, Armageddon, Genesis, ReGenesis, Bamboo, Fiji Wave, Fiji Wild, Chillout.
Sólo uno de ellos, da una indicación de su contenido (posible): un sobre con methiopropamina, una pseudoanfetamina legal, pero no indica ni pureza ni dosis ni nada. Solo pone su nombre en rosa, pero nadie te asegura que el compuesto sea ese.
No sólo están buscando nuevos mercados, sino que lo hacen sin importarles nada quien reciba dichos paquetes: muchos de los que lo han recibido, lo han dejado en casa (en otras ocasiones) y han terminado usando “algunas de las drogas que venían”, sin saber cuáles ni cuánto, ya que dentro del sobre sólo está el polvo para esnifar o el producto vegetal para fumar. Ni una indicación en todo el paquete de cómo proceder con eso.
O sí, una bien grande: NOT FOR HUMAN CONSUMPTION.
Para terminar, quiero comentar que hace unos días, una persona de la administración, responsable del área de drogas de una comunidad autónoma, me enviaba una consulta sobre una droga que (textualmente) “hace los efectos de la marihuana y es legal”. La consulta venía remitida por una profesional que trabaja con menores en centros especiales (con tutela judicial) porque habían detectado que algunos chicos en un centro, fumaban esa droga pero no daban positivo a los test de THC, y ellos no tenían idea de qué podía ser.
El nombre por el que la llamaban los chicos no podía ser más ingenuo: “tabaco feliz”.
‘Tabaco feliz’ a una sustancia que te puede matar con una calada.
Y todo esto porque seguimos en un mundo en el que la mejor protección y más segura contra ese tipo de drogas, los cannabinoides sintéticos, es el cannabis pero nosotros lo tenemos prohibido.
Ahora, tú decides: ilegal fumador de cannabis natural, o muerto legalmente por cannabinoides sintéticos.
Elige salud, elige ser ilegal…. al menos en esto.