Por Dr. Fernando Caudevilla
Desde el año 2009, la detección de cannabinoides sintéticos se ha multiplicado tanto en Europa como en el resto del mundo.
En Europa, equipos de investigación en Holanda, Francia, Finlandia, Reino Unido u Alemania han comunicado el hallazgo de estas sustancias en mezclas de productos herbales, más conocidos como Spice Drugs. En España, el equipo de investigación de la ONG Energy Control también ha confirmado la presencia de estas sustancias.
La mayoría de las fuentes señalan que estos compuestos se sintetizan originalmente en laboratorios chinos o de otros países del Sudeste Asiático. Los procesos de síntesis de estas sustancias son relativamente complicados, pero teniendo en cuenta que son activos en dosis muy pequeñas, la rentabilidad del producto es muy elevada. Los cannabinoides sintéticos son adquiridos por los productores de Spice, quienes añaden estas potentes sustancias a las mezclas herbales que, después, son comercializadas a través de Internet.
De forma simultánea, los medios de comunicación han ido dando publicidad a un fenómeno que, en un principio, estaba limitado a unos pocos usuarios. Es evidente que la función de los medios es informar, pero en los asuntos relacionados con drogas, muchas veces da la sensación de que realizan una función de difusión o promoción más que simplemente informativa. Lo excepcional o anecdótico suele presentarse como algo generalizado, o, directamente, como “la última moda en drogas”. A finales de 2006, cuando ni siquiera se había confirmado la presencia de cannabinoides sintéticos y los productos Spice eran una rareza incluso en círculos restringidos, el periódico británico The Independent publicaba un amplio reportaje titulado “Los consumidores de setas mágicas cambian sus hábitos para colocarse sin romper la ley”. En el artículo se exponían de forma detallada cuales eran los psicoactivos legales disponibles en aquel momento y su forma de adquirirlos. Entre 2006 y 2009, otro periódico inglés, The Guardian, ha publicado al menos cuatro grandes artículos dedicados al Spice, insistiendo en aspectos como su legalidad, la facilidad de acceso, novedad…
Otras noticias en prensa han destacado el hecho de que los cannabinoides sintéticos no pueden ser detectados en orina. Éste sería el motivo por el que algunos jóvenes preferirían la marihuana sintética (así se refieren al producto en el Financial Times, New York Times o la CNN entre otros) y su uso en la Academia Naval Norteamericana. De hecho una investigación interna revelada por el Washington Post a principios de 2011 dio lugar a la expulsión de 7 marines. La noticia fue ampliamente difundida por los principales medios de comunicación escrita, radios y televisiones de nuestro país.
La respuesta a nivel legal no se ha hecho esperar. Ni los ingredientes herbales ni los cannabinoides sintéticos están cubiertos por las Convenciones de Naciones Unidas de 1961 y 1971. Técnicamente no son drogas ilegales ni prohibidas. A raíz de los hallazgos de laboratorio se han comenzado a crear leyes nacionales para prohibir las sustancias que han sido detectadas. En Austria y Alemania, desde Enero de 2009 está prohibido “comercializar e importar mezclas herbales que contengan JWH-018”. En Francia, en Febrero de 2009 se prohibieron el JWH-018, HU-210 y CP 47,497. Luxemburgo, Suiza, Lituania o Estonia han promulgado leyes parecidas durante 2009 y 2010 que cubren, además de los mencionados, al JWH-073 y al JWH-017. Hungría, por su parte, ha decidido prohibir “la distribución de mezclas herbales llamadas Spice Gold, Spice Diamond, Scencey cualquier otro producto que contenga las mismas mezclas herbales”.
Teniendo en cuenta que en la familia JWH existen más de 450 cannabinoides sintéticos, la eficacia de la prohibición de uno, dos o diez compuestos es nula. O prohibir compuestos que se llamen “Spice”. Basta con cambiar el nombre comercial y los cannabinoides sintéticos añadidos. Por otra parte, los foros de Internet de químicos amateurs bullen de actividad de profesionales que describen las rutas de síntesis de nuevas sustancias que actúan sobre los receptores de cannabinoides pero que jamás han sido probados en animales de experimentación o humanos.
Y ésto es exactamente lo que está sucediendo en este momento. Ante la inconveniencia de utilizar el nombre “Spice”, los productores inventan otros como “Oro”, “Head trip”, “Mysticincense” o “Herbal High!” y sustituyen las hierbas por otras. En lugar de utilizar los cannabinoides prohibidos (básicamente el JWH-018, JWH-073, HU-210 y CP 47,497) añaden otros distintos como el JWH-019, JWH-081 y JWH-250). En los últimos resultados de análisis, se observa que muchas veces las muestras no contienen uno, sino mezclas de dos o tres cannabinoides distintos. Incluso un mismo producto comercial contiene sustancias diferentes según cuando ha sido comprado.
Por ejemplo, el JWH-250 es un agonista de los receptores CB-1 y CB-2, varias veces más potente que el THC. Su estructura es completamente distinta al de otros cannabinoides sintéticos y ya se han descrito algunas modificaciones (cambiando un carbono en posición 2 por un grupo metilo, cloro o bromo) que darían lugar a variantes aún mucho más potentes. El AM-2201 ha sido detectado en algunas muestras de Estados Unidos y se sabe que produce vómitos, ataques de pánico o convulsiones a dosis entre 500 microgramos y 2 miligramos. El JWH-203, también detectado ya en algunas muestras, es el cannabinoide que, en estudios in-vitro, se une con mayor afinidad a los receptores.
Los mayores riesgos probablemente tienen que ver con el sistema inmunológico y los problemas psiquiátricos. Se sabe que el cannabis tiene un efecto inmunomodulador, pero no existen evidencias de que deprima o altere de forma significativa el sistema inmune de los humanos. Algunos estudios muestran incluso que el uso de marihuana no tiene un impacto significativo en este sentido. Pero algunos cannabinoides sintéticos activan los receptores CB-2 (responsables de los efectos inmunológicos) de forma mucho más potente o distinta a como lo hacen los principios activos de la planta. Y la manipulación de los mecanismos inmunológicos del organismo puede tener efectos muy importantes, ya que este sistema regula entre otras funciones la defensa del organismo frente a agentes externos, las alergias, las enfermedades autoinmunes o el control sobre las células tumorales.
En definitiva, el panorama sobre estas sustancias es sombrío. La irresponsabilidad de unos productores sólo preocupados del beneficio económico y la ceguera de las autoridades antidroga son una combinación muy peligrosa. Las personas que compran este tipo de sustancias peligrosas lo hacen desde el desconocimiento. Y buscan una experiencia que podrían obtener de una forma más segura utilizando la planta del cannabis, cuyos riesgos y peligros son mucho menores al de los productos Spice. Un argumento más para comenzar a plantear una regularización de esta sustancia, que lleva ya varias décadas de retraso.