Por Guillermo Veira
Crece el consumo de marihuana en el continente americano en los últimos años. Así lo dice el Informe sobre Uso de Drogas en las Américas 2015 publicado el 29 de abril del presente año por la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD).
Este organismo, dependiente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), quiso aportar un panorama hemisférico y subregional lo más actualizado posible respecto del consumo de sustancias psicoactivas para profundizar en el debate sobre el diseño de una nueva política de drogas para el continente. El estudio recoge las tasas de consumo de los diferentes países americanos en relación a las principales sustancias psicoactivas: tabaco, alcohol, inhalables, marihuana, cocaína y éxtasis. Tasas que se valoran en tres niveles: población general, estudiantes universitarios y población escolarizada de nivel medio.
La publicación pretende poner sobre la mesa los datos referidos al consumo en cada país participante para observar la variabilidad que existe dentro del continente y la necesidad de alejarse de recetas absolutas para luchar contra las drogas y el narcotráfico y centrarse en las particularidades de cada región para determinar las estrategias.
Los principales datos del estudio
En el resumen ejecutivo presente al inicio del documento, y dividido por sustancias, se pueden constatar los principales datos. En relación a las sustancias ya legalizadas como el alcohol y el tabaco se observa una estabilidad del consumo del primero en la mayoría de los países y a una disminución en países como Perú y Chile. En el caso del tabaco la disminución es sistemática a nivel continental. Según el propio estudio: “Es muy probable que esta disminución esté en línea con las políticas de prevención, de información sobre los daños, como también de la regulación de los espacios de consumo implementadas en los últimos años en la gran mayoría de los países”.
Para el resto de sustancias los principales datos muestran que la cocaína mantiene una estabilidad en su consumo en Perú, Colombia, Argentina y Chile y vive un leve aumento en Uruguay. La pasta base, entre la población escolar, se mantiene estable en todos los países con una importante percepción de accesibilidad entre los escolares; en Argentina, Colombia y Uruguay el 14% de los jóvenes escolarizados en nivel medio consideran tener fácil acceso al denominado “paco”.
En cuanto al éxtasis y con respecto a la población universitaria el dato más llamativo es el aumento del consumo en la mayoría de países de la Comunidad Andina, y la diferencia de índice consumo en relación a hombres y mujeres. En este punto el caso de Brasil es el más significativo: el 11% de hombres universitarios han consumido éxtasis en el último año en contraste con los datos de jóvenes universitarias donde la tasa no llega al 5%.
Otro dato significativo que muestra la variabilidad del consumo en el continente lo hayamos en relación a las sustancias inhalables, mucho más extendida entre la población escolarizada, y que en los países caribeños las tasas son mucho más altas que en el resto del continente donde el porcentaje en algunos países alcanza el 11% contrastando con el resto del continente donde los países con mayor tasa son Belize y Brasil con un 5% de consumidores entre la población escolar.
La Marihuana
Pero la marihuana es la preferida, no sólo en América. Según estimaciones de Naciones Unidas en 2012, 177 millones de personas entre 15 y 64 años declararon haber consumido marihuana, según datos del mismo periodo estamos hablando del 73% de los usuarios de drogas ilícitas.
Volviendo al estudio de la CICAD se observa un aumento generalizado en el consumo de esta sustancia: aumento en la población escolar donde en cuatro países del continente el 50% de los jóvenes observan poder acceder fácilmente a la marihuana y donde 1 de cada 5 escolares de Cánada, Chile y Estados Unidos reconoce haber consumido.
En el ámbito universitario también aumenta el consumo destacando el dato de Colombia donde el 60% de los jóvenes pueden acceder fácilmente a ella en contraste con Bolivia, la tasa más baja de facilidad de acceso, con un 22%. Es en la propia Comunidad Andina donde el consumo ha aumentado significativamente en los últimos años, con Colombia de nuevo a la cabeza con casi un 15% de usuarios habituales, sin olvidar que este país ha sido uno de los principales impulsores de la estrategia de criminalización para erradicar las drogas.
A nivel general desde 2001 el aumento ha sido significativo en la mayoría de los países siendo los casos más importantes el de Chile con un aumento entre 2011 y 2013 de 10 puntos porcentuales y el de Uruguay donde en el periodo entre 2003 y 2014 el consumo se duplicó, pasando del 8,4% al 17%, razón por la que el ejecutivo del expresidente Mujica planteó la regulación.
Curiosamente el único país donde el consumo de marihuana cayó levemente ha sido Estados Unidos. Estos datos ponen sobre la mesa que después de 40 años de políticas prohibicionistas e intervención militar no se ha conseguido erradicar el consumo, y mucho menos a los cárteles de la droga.
Los próximos meses
Este informe se suma a los ya publicados desde la CICAD y avalados por la OEA en los últimos años. Un cambio de política que se puso de manifiesto en el Plan 2010-2015 de la Estrategia Hemisférica sobre Drogas. Documento que por primera vez en el continente le quitó al usuario de drogas el carácter de delincuente aunque los sustituyó por el de enfermo. En estos cinco años han aparecido en el continente gran cantidad de ejemplos de nuevas iniciativas alejadas de la criminalización del consumidor, con el Plan de Acción 2016-2020 se espera llegar a un nuevo escenario para acabar con la estrategia de “guerra contra las drogas”.
En noviembre se darán cita los representantes de las políticas de drogas de cada país del continente para redactar un nuevo plan con nuevas herramientas para enfrentar la situación, y ésta no será más que la antesala continental para la gran cita de 2016: la Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas (UNGASS) sobre drogas convocada para el año próximo. Una gran oportunidad para acabar de una vez por todas con más de 40 años de políticas prohibicionistas contra las drogas.