Por Larry Acr
Su reciente visita a nuestro país le refrenda como uno de los principales estandartes del panorama jazz contemporáneo.
Con la ventaja o mérito añadido, en su caso, de que la etiqueta se le queda pequeña y transgrede sus fronteras para convertirse en un artista que devuelve al jazz al terreno de lo popular.
Antes de registrar tu primer álbum “Water” (2010) y convertirte en profesional como consecuencia de ello, ¿en qué lugares solías actuar? Queremos conocer más sobre tu pasado musical. ¿De dónde proviene Gregory Porter? ¿Dónde aprendiste lo que sabes como músico?
Crecí cantando en la iglesia: mi madre era predicadora en la iglesia. Asistía con ella a menudo. Soy de familia numerosa, pero de todos mis hermanos y hermanas, soy el único que está cantando, así que cantaba con mi madre en la iglesia dos o tres veces a la semana siendo niño. Una vez alcancé el instituto, comencé a encontrar mi camino hacia el jazz. Escuchaba jazz de niño, pero no fue hasta que me inicié en el instituto, cuando comencé a explorarlo en profundidad. También cantaba en un teatro tras las clases en el instituto. Asistía a cualquier lugar en el que pudiera cantar. Así que tuve la ocasión de cantar en musicales teatrales -tuve cierto éxito haciéndolo-. Encontré mi senda hacia los escenarios y mi camino hacia Europa realmente vía Rusia. Comencé a actuar en Rusia bastantes años antes de que encontrara mi camino hacia otras partes de Europa.
Desde tus comienzos, tu música revela un mensaje pleno de espiritualidad incluyendo aspectos ambientales y sociales. ¿Podríamos considerarte una persona religiosa? ¿Cuál es tu particular aproximación hacia la espiritualidad?
Lo soy, pero siento un sano respeto hacia cualquiera. Definitivamente, la espiritualidad que escuchas en la música es algo que emana de mi voz. No me considero un predicador y, ciertamente, no un santo, pero sí existe un gran componente de espiritualidad en mi música. Estoy pensando sobre ello y considerándolo, incluso el pensamiento de la meditación aparece cuando estoy actuando, así que sí, definitivamente la espiritualidad es una parte sustancial de mi música.
Naciste en Los Ángeles y en la actualidad resides en Nueva York. ¿Qué te hizo mudarte de un lugar a otro? ¿Sientes que Nueva York es un lugar propicio al jazz en la actualidad e idóneo para desarrollarte como artista?
Sí, me trasladé a Nueva York con la intención de desarrollar una banda. Nueva York es un gran lugar para el jazz: hay lugares en los que puedes cultivar tu sonido, tu arte, puesto que muchos de los mejores músicos a escala global están ubicados en un área pequeña y centralizada. Así que pude desarrollar una banda, componer y concentrarme en la música en Nueva York. Y existe tanta inspiración en Brooklyn -donde resido- y en Harlem. Incluso adentrarse en la ciudad es tan inspirador que suministra energía a las canciones. Así que eso es lo que encuentro de vivir en Brooklyn y en particular en el vecindario de Brooklyn en el que resido. Hay siempre algo que veo, sean niños caminando o entrando en la escuela… las cosas extraordinarias que veo en sus calles me inspiran para componer del modo en que lo hago.
¿Cuáles son las diferencias más destacables entre tu recién publicado álbum “Liquid Spirit” y los dos que publicaste previamente, tanto en términos compositivos como en aspectos concernientes a la grabación de los mismos?
Bueno, pienso que “Liquid Spirit” es una extensión de “Water” (mi primer CD) y “Be Good” (mi segundo CD). Sigo tratando de ser orgánico. El enfoque sigue siendo mi particular forma de componer. He incluido algunos estándares -“I fall in love too easily”, “The ‘in’ crowd” y “Lonesome lover”-, pero la mayoría del disco son composiciones propias y provienen de diferentes influencias: soul, funk, blues, góspel y, por supuesto, jazz. Así que combino estas influencias de un modo en que sugiere que, para el género jazz, todas las músicas del mundo están disponibles para ser tocadas. No estoy diciendo nada nuevo o transgresor: estoy tratando de realizar una expresión cargada de alma dentro del jazz, pero usando otros tipos de música a su vez. Mi forma de componer quizá esté ganando en confianza conforme avanzo, así que confío en seguir componiendo al mismo tiempo que interpretando los grandes estándares de la música norteamericana. La músicas del mundo también, pero quiero mantener un férreo control en la música que compongo y canto.
No solo en la composición, sino en el concepto: el elemento que es común al menos en los álbumes primero y tercero, es el líquido elemento, el agua. ¿Cuál es el significado tras ello?
Tengo que retornar a mi madre: cuando ella predicaba, buena parte de sus sermones trataban sobre las cualidades y propiedades del agua, la limpieza, la renovación y el efecto reverdeciente del agua. El poder del agua. El hecho de que estamos constituidos mayoritariamente por agua. El hecho de que la civilización ha sido generada en las proximidades del agua. Así que cuando canto “Un-reroute the river let the dam water be”, es una sugerencia para dejar al amor, al espíritu, a la cultura libre y que fluya hacia donde quiera ir. Hago uso de las metáforas del agua de un modo libre y a menudo, de manera que resulta efectivo, ya que es la cosa orgánica que mejor conocemos.
¿Qué significó ser contratado por un sello legendario como Blue Note para ti?
Fue un gran impulso para mí en el sentido de que alentó mi confianza, puesto que cuando Blue Note vino a mí, me dijeron que me mantuviera siendo como era. Me sugirieron que lo que yo era, era lo que querían en el sello Blue Note. No me solicitaron cambiar, interpretar más clásicos, hacer swing como Hank Mobley… Sólo me sugirieron “sé Gregory Porter, haz un disco y estaremos orgulloso de colocar nuestro nombre en él”, así que supuso un verdadero gran honor firmar por Blue Note. Don Was ha sido una gran inspiración, muy alentador hacia mis composiciones, mi estilo y mi percepción de la música. Al principio me encontraba en negociaciones con Universal Francia, pero en el momento de firmar, era más o menos sabido que Blue Note sería una rama de Universal bastante pronto, así que aquel acuerdo se hizo y me convertí en un artista del sello Blue Note.
Cuando le hablas sobre ti a otra gente, para muchos de ellos te asemejas a cantantes de los 60 tan destacados como Bill Withers o Donny Hathaway. ¿Sientes que ellos también han influido notablemente en tu estilo?
Sí, me siento influido por esos artistas. En cierta medida, provienen de un lugar similar al que provengo yo: todos ellos tuvieron experiencias en la iglesia en su juventud. Desde esa perspectiva y desde la perspectiva de componer canciones que provienen de lo más profundo de su corazón, no rehuían las emociones, la vulnerabilidad… Son un tipo de canciones inusuales: Bill Withers cantaba acerca de las manos de su abuela y eso es genial. Funk con perspectiva y pleno de alma. Me siento conectado a esos artistas que eran unos ídolos geniales. Resulta difícil situarme en su misma categoría o ser listado junto a estos maestros, pero si la gente escucha en mi voz algo que raspe siquiera en la superficie de lo que ellos hicieron, entonces me sentiré muy afortunado.
Su reciente visita a nuestro país le refrenda como uno de los principales estandartes del panorama jazz contemporáneo. Con la ventaja o mérito añadido, en su caso, de que la etiqueta se le queda pequeña y transgrede sus fronteras para convertirse en un artista que devuelve al jazz al terreno de lo popular.
Antes de registrar tu primer álbum “Water” (2010) y convertirte en profesional como consecuencia de ello, ¿en qué lugares solías actuar? Queremos conocer más sobre tu pasado musical. ¿De dónde proviene Gregory Porter? ¿Dónde aprendiste lo que sabes como músico?
Crecí cantando en la iglesia: mi madre era predicadora en la iglesia. Asistía con ella a menudo. Soy de familia numerosa, pero de todos mis hermanos y hermanas, soy el único que está cantando, así que cantaba con mi madre en la iglesia dos o tres veces a la semana siendo niño. Una vez alcancé el instituto, comencé a encontrar mi camino hacia el jazz. Escuchaba jazz de niño, pero no fue hasta que me inicié en el instituto, cuando comencé a explorarlo en profundidad. También cantaba en un teatro tras las clases en el instituto. Asistía a cualquier lugar en el que pudiera cantar. Así que tuve la ocasión de cantar en musicales teatrales -tuve cierto éxito haciéndolo-. Encontré mi senda hacia los escenarios y mi camino hacia Europa realmente vía Rusia. Comencé a actuar en Rusia bastantes años antes de que encontrara mi camino hacia otras partes de Europa.
Desde tus comienzos, tu música revela un mensaje pleno de espiritualidad incluyendo aspectos ambientales y sociales. ¿Podríamos considerarte una persona religiosa? ¿Cuál es tu particular aproximación hacia la espiritualidad?
Lo soy, pero siento un sano respeto hacia cualquiera. Definitivamente, la espiritualidad que escuchas en la música es algo que emana de mi voz. No me considero un predicador y, ciertamente, no un santo, pero sí existe un gran componente de espiritualidad en mi música. Estoy pensando sobre ello y considerándolo, incluso el pensamiento de la meditación aparece cuando estoy actuando, así que sí, definitivamente la espiritualidad es una parte sustancial de mi música.
Naciste en Los Ángeles y en la actualidad resides en Nueva York. ¿Qué te hizo mudarte de un lugar a otro? ¿Sientes que Nueva York es un lugar propicio al jazz en la actualidad e idóneo para desarrollarte como artista?
Sí, me trasladé a Nueva York con la intención de desarrollar una banda. Nueva York es un gran lugar para el jazz: hay lugares en los que puedes cultivar tu sonido, tu arte, puesto que muchos de los mejores músicos a escala global están ubicados en un área pequeña y centralizada. Así que pude desarrollar una banda, componer y concentrarme en la música en Nueva York. Y existe tanta inspiración en Brooklyn -donde resido- y en Harlem. Incluso adentrarse en la ciudad es tan inspirador que suministra energía a las canciones. Así que eso es lo que encuentro de vivir en Brooklyn y en particular en el vecindario de Brooklyn en el que resido. Hay siempre algo que veo, sean niños caminando o entrando en la escuela… las cosas extraordinarias que veo en sus calles me inspiran para componer del modo en que lo hago.
¿Cuáles son las diferencias más destacables entre tu recién publicado álbum “Liquid Spirit” y los dos que publicaste previamente, tanto en términos compositivos como en aspectos concernientes a la grabación de los mismos?
Bueno, pienso que “Liquid Spirit” es una extensión de “Water” (mi primer CD) y “Be Good” (mi segundo CD). Sigo tratando de ser orgánico. El enfoque sigue siendo mi particular forma de componer. He incluido algunos estándares -“I fall in love too easily”, “The ‘in’ crowd” y “Lonesome lover”-, pero la mayoría del disco son composiciones propias y provienen de diferentes influencias: soul, funk, blues, góspel y, por supuesto, jazz. Así que combino estas influencias de un modo en que sugiere que, para el género jazz, todas las músicas del mundo están disponibles para ser tocadas. No estoy diciendo nada nuevo o transgresor: estoy tratando de realizar una expresión cargada de alma dentro del jazz, pero usando otros tipos de música a su vez. Mi forma de componer quizá esté ganando en confianza conforme avanzo, así que confío en seguir componiendo al mismo tiempo que interpretando los grandes estándares de la música norteamericana. La músicas del mundo también, pero quiero mantener un férreo control en la música que compongo y canto.
No solo en la composición, sino en el concepto: el elemento que es común al menos en los álbumes primero y tercero, es el líquido elemento, el agua. ¿Cuál es el significado tras ello?
Tengo que retornar a mi madre: cuando ella predicaba, buena parte de sus sermones trataban sobre las cualidades y propiedades del agua, la limpieza, la renovación y el efecto reverdeciente del agua. El poder del agua. El hecho de que estamos constituidos mayoritariamente por agua. El hecho de que la civilización ha sido generada en las proximidades del agua. Así que cuando canto “Un-reroute the river let the dam water be”, es una sugerencia para dejar al amor, al espíritu, a la cultura libre y que fluya hacia donde quiera ir. Hago uso de las metáforas del agua de un modo libre y a menudo, de manera que resulta efectivo, ya que es la cosa orgánica que mejor conocemos.
¿Qué significó ser contratado por un sello legendario como Blue Note para ti?
Fue un gran impulso para mí en el sentido de que alentó mi confianza, puesto que cuando Blue Note vino a mí, me dijeron que me mantuviera siendo como era. Me sugirieron que lo que yo era, era lo que querían en el sello Blue Note. No me solicitaron cambiar, interpretar más clásicos, hacer swing como Hank Mobley… Sólo me sugirieron “sé Gregory Porter, haz un disco y estaremos orgulloso de colocar nuestro nombre en él”, así que supuso un verdadero gran honor firmar por Blue Note. Don Was ha sido una gran inspiración, muy alentador hacia mis composiciones, mi estilo y mi percepción de la música. Al principio me encontraba en negociaciones con Universal Francia, pero en el momento de firmar, era más o menos sabido que Blue Note sería una rama de Universal bastante pronto, así que aquel acuerdo se hizo y me convertí en un artista del sello Blue Note.
Cuando le hablas sobre ti a otra gente, para muchos de ellos te asemejas a cantantes de los 60 tan destacados como Bill Withers o Donny Hathaway. ¿Sientes que ellos también han influido notablemente en tu estilo?
Sí, me siento influido por esos artistas. En cierta medida, provienen de un lugar similar al que provengo yo: todos ellos tuvieron experiencias en la iglesia en su juventud. Desde esa perspectiva y desde la perspectiva de componer canciones que provienen de lo más profundo de su corazón, no rehuían las emociones, la vulnerabilidad…Son un tipo de canciones inusuales: Bill Withers cantaba acerca de las manos de su abuela y eso es genial. Funk con perspectiva y pleno de alma. Me siento conectado a esos artistas que eran unos ídolos geniales. Resulta difícil situarme en su misma categoría o ser listado junto a estos maestros, pero si la gente escucha en mi voz algo que raspe siquiera en la superficie de lo que ellos hicieron, entonces me sentiré muy afortunado.