El Lunes se celebraron elecciones en Canadá, y el ganador ha sido Justin Trudeau y su partido Liberal.
Un importante cambio político que supone el fin de una era para los conservadores, y sobre todo un giro al centro-izquierda que tendrá sus repercusiones incluso en el G7, grupo de poder del que Canadá forma parte, pero también en muchos otros aspectos de la vida del país norteamericano, que ha decidido votar por el cambio tras varias legislaturas de gobierno de los conservadores liderados por Stephen Harper.
Como ya os habíamos comentado en su momento, Trudeau incluyó la cuestión del cannabis en su programa electoral, y en una de sus muchas apariciones en público durante la campaña hacia las urnas, se pronunció a favor de una regulación del cannabis nada más ganase las elecciones. “(Si gano las elecciones) Legalizaré la marihuana de inmediato”, prometió, refiriéndose al uso recreativo del cannabis. Y esta promesa ha sido uno de los puntos fuertes de su campaña electoral. Pues bien, ese momento ha llegado y la comunidad cannábica internacional tiene la vista fijada en los movimientos del nuevo primer ministro canadiense.
Pero quienes más de cerca están observando a Trudeau en estos momentos, son los distintos actores de la industria cannábica canadiense. Las acciones de las principales empresas que cotizan en bolsa, subieron rápidamente tras conocerse la victoria de Trudeau. Según datos publicados por The Guardian, Canopy Growth Corp, el productor más importante del país, vio como sus acciones subían un 21% en el mercado de valores a la mañana siguiente de la victoria del partido liberal. Y la semana anterior a las elecciones, ya habían aumentado su valor en un 29%.
Y es que la promesa de Trudeau de regular la marihuana de la mejor forma posible es el catalizador que necesitaba la industria canadiense cannábica para despegar, tal y como está sucediendo con sus vecinos del sur.
Bruce Liton, director ejecutivo de Canopy Growth lo expresó a la perfección en unas declaraciones tras la victoria de Trudeau: “Lo que posiblemente veremos, tras estas elecciones, es el reconocimiento de que existe una oportunidad de recaudar impuestos sobre algo que ya se está vendiendo en el mercado ilegalmente o ilícitamente”.
Aunque nos alegre muchísimo ver cómo se encauzan las cosas hacia una legalización y regulación del cannabis en Canadá, es inevitable sentir cierto temor al ver cómo los motivos económicos son el principal argumento de peso para tratar la cuestión cannábica (a pesar de que Trudeau insistió mucho en su preocupación en la protección de los menores y la lucha contra el crimen organizado). El éxito de la tarea, y muchos otros factores que decidirán el éxito o el fracaso de la normalización cannábica, dependen ahora de los referentes que tome como ejemplo y del enfoque que el nuevo presidente canadiense tenga en mente para dar los siguientes pasos hacia una regulación a nivel nacional, que convertirá a Canadá en la primera gran potencia mundial en legalizar plenamente el cultivo, la venta y el uso recreativo del cannabis, tras los pasos de Uruguay, el primer país que legalizó plenamente el cannabis, a pesar de no haberlo aplicado plenamente a día de hoy.
Seguiremos observando señor Trudeau…