Por Larry Acr
La editorial catalana Milenio publica el título número 63 de su colección de música.
Una colección que cuenta con el bagaje de veinte años en los que han aparecido monografías tan relevantes y heterogéneas como “Iron Maiden. Deconstrucción” de Juanjo Ordás, “Fela Kuti. Espíritu indómito” de Sagrario Luna, “Vainica Doble. La caricia pop” de Marcos Gendre, “Django Reinhardt. Un gitano en París” de Juan P. Jiménez y Emilie Durand, “Paul Simon y Art Garfunkel. Negociaciones y canciones de amor” de Javier Márquez, o “Los Sírex. 50 Años de Historia que ni La Escoba ha podido barrer” de Javier de Castro (director de la colección de música) y Álex Oró.
El sexagésimo tercer título de la misma tiene por objeto explicar el desarrollo de un género alóctono como el ska en nuestro país tras un bagaje de más de 50 años, suficiente para valorar con una perspectiva temporal lo que éste ha dado de sí. En palabras de Gonzalo Fernández, uno de los dos autores del libro “Ska en España. La vida no se detiene”, “para mí, publicar la historia del ska en España en formato de libro es una forma de hacer justicia a la riqueza que ha mostrado esta escena durante las últimas décadas, y también un homenaje al gran esfuerzo que han realizado sus protagonistas por mantenerla viva a través de iniciativas de alcance limitado, frente a la habitual desatención por parte de los medios de masas.”
Esa desatención que menciona Gonzalo ha requerido de un proceso complejo que ha ido más allá de acudir a las tradicionales fuentes bibliográficas y archivos accesibles. “En nuestro caso”, admite el otro autor del libro, Jaime Bajo, “el hecho de poder disponer de un archivo realizado a partir de colecciones personales de fanzines especializados -digitalizado por Gonzalo para trabajar de forma más ágil-, además del propio de periódicos -accesible en la red-, ha facilitado sobremanera el proceso.” Hasta el extremo de que, a diferencia de otras publicaciones análogas, la labor de documentación haya sido más protagonista que los testimonios de quienes han formado parte de dicho género musical, como reconoce Gonzalo. “No sé si resulta anecdótico, pero al menos sí curioso, que la documentación haya acabado centrándose mucho más en el trabajo de archivo que en la entrevista, algo inusual al realizar una crónica de un estilo de música popular”, si bien no se ha descuidado tampoco este aspecto llegando a abordar a uno de los pioneros del género en España, como rememora Gonzalo. “Una anécdota estrella de los inicios de la investigación fue la forma en que conseguí recabar información de los largamente desaparecidos Los Blues de España; tras lanzar un grito de ayuda al respecto en la red, una chica contestó: “quizá yo te pueda ayudar, mi padre fue miembro de esa banda…”. Gracias a esto pude realizar una entrevista a D. Casiano Paredes que fue de gran ayuda para comprender la imagen del ska en la España de los sesenta.”
Aunque lo cierto es que no abundan las publicaciones similares a escala global si exceptuamos aquellas que tienen sus miras centradas en Jamaica, cuna del género, o Reino Unido, uno de los principales núcleos de adopción de la emigración antillana. Según Jaime, “existen múltiples publicaciones que documentan tanto el periodo original jamaicano como el primer “revival” 2 tone. No así tantas que recojan la denominada “tercera ola”, y menos aún que traten de explicar la historia en cada país.” Gonzalo lo atribuye a una suerte de vudú, muy practicado en la isla jamaicana y conocido como “obeah” por aquellos pagos. “Yo tengo la teoría de que existe una especie de maldición sobre la cultura del ska que impide una correcta divulgación de su historia. No se me ocurre otra explicación para entender por qué no se han publicado libros sobre la historia del ska en Francia o en Estados Unidos (por ejemplo). Son muchos los que se interesan por su historia pero muy pocos los que consiguen logros como este.” Por su parte, Jaime es más pragmático en este sentido. “Los datos no son del todo accesibles, no han recibido la debida atención mediática, y requiere de un proceso minucioso de recopilación que no todo el mundo está dispuesto a asumir.”
Cotejadas y digitalizadas -cuando hubo necesidad de hacerlo, en el caso de los fanzines y otras publicaciones especializadas y pertenecientes al ámbito más “underground”- las fuentes bibliográficas a consultar, llega el momento de ponerse manos a la obra para la redacción de los distintos capítulos que conforman el libro. Jaime lo explica de una manera sintética. “Simplificando el proceso, hicimos un reparto de capítulos bastante equitativo, y a partir de ahí cada uno comenzamos a trabajar en nuestra parcela con el asesoramiento y la supervisión del otro. La idea es que pareciera que el libro ha sido escrito por una sola mano, y tuviera cierta uniformidad. La idea inicial tiene poco o nada que ver con el resultado, pero el hecho de que haya ido moldeándose ha sido estimulante.” Gonzalo abunda en la complejidad de tratar de ofrecer un escrito coherente a pesar de involucrar a dos personas distintas, investigador él y activista y periodista Jaime. “Ha sido realmente complicado conseguir alcanzar un discurso unitario a partir de nuestras distintas formas de escribir y enfoques personales hacia el tema, pero estamos muy contentos con el resultado. El proceso ha sido largo y trabajoso, pero hemos logrado llevarlo a cabo sin perder la paciencia entre nosotros (si creéis que esto no es difícil, tratad de escribir un libro entre dos y veréis de lo que hablo).”
Sin embargo y pese a los contratiempos a que han tenido que hacer frente en un proceso que se ha alargado durante diez años (siete de ellos para que viera la luz la tesis de musicología elaborada por Gonzalo con la colaboración estrecha de Jaime -“El ska en España. Escena alternativa, musical y transnacional”-, y tres adicionales para plasmar en forma de libro dicha investigación conjunta entre los autores), ambos están relativamente satisfechos con lo logrado. “Tanto Gonzalo como yo”, afirma Jaime, “somos personas con un nivel alto de (auto) exigencia, y hemos tratado de no precipitarnos publicando el libro y mimar cada detalle con el fin de que el resultado fuera el óptimo (legible, disfrutable, de carácter informativo, sin erratas, veraz). No obstante, siempre hay aspectos que son susceptibles de mejora de cara a futuras ediciones.” A lo que Gonzalo añade, “lo que puedo asegurar es que está escrito con mucho cariño y esfuerzo, que aunque suene a tópico, no es por ello menos cierto.”
Fotografías: Sandra Blanco