Por Adryc Menellsön
Bienvenidos a bordo amigas y amigos de esta verde mar de Maria. Hoy continuamos nuestra travesía por el cultivo de interior; hemos hablado de sustrato, en breve hablaremos de otros medios de cultivo como la fibra de coco, la Cannalita de reciente aparición, arlita, etc.…
Pero antes de comenzar con el tema voy a recordar un punto, en verdad importante, que dejé olvidado cuando hablamos de la ventilación. Estamos ya en plena temporada de interior, algunos de nuestros cultivos están ya en plena floración y llenan de su fresca y olorosa fragancia todo el cuarto de cultivo, que cuando abrimos la ventana para airear, o bien las salidas de los extractores, la extienden por el exterior. Si no tenemos vecinos no hay problema, pero en un bloque de viviendas sí los hay, y pueden generarnos un problema.
El olor
El cultivo de cannabis amigos tiene un factor de riesgo que muchas veces no nos preocupa y debiera, el olor de las plantas, ya que este puede ser detectado por personas indeseadas.
Existen diversos medios para neutralizar dichos olores, y con ellos el problema. Ya sabéis que una máxima del cultivo de interior, si no la principal, es la discreción; cuanta menos gente lo conozca mejor. Hace muchos años escuché a un cultivador de EEUU decir: “Si cultivas marihuana, no se lo cuentes a nadie, ni siquiera a tu novia.” Pues bien, apliquémonos el cuento.
Disponemos en el mercado diversos métodos para evitar dicho problema: filtros de carbono, unos cilindros recubiertos por una lana, que en su interior lleva carbono activo, y que al filtrar el aire que extrae del indoor neutraliza en un gran porcentaje el olor del cultivo. Se acoplan a los sistemas de extracción, en unos casos en el interior de este, o bien acoplados al extractor en el exterior de él.
Si no usamos indoors y tenemos nuestras plantas en un cuarto de cultivo, se pueden acoplar a los de este. Estos filtros de carbono son muy eficaces, más necesitan de más potencia de extracción que si no los usamos, y si no se la damos pueden ocasionar problemas de humedad, pero ojo, que digo pueden.
Tenemos otros tipos de neutralizadores de olor, en pasta que se aplican en las bocas de los extractores, untándolas en su salida y entrada, muy efectivas, sprays, o bien en forma de gel, en un envase que al abrirlo expande su efecto neutralizador.
También es útil el gas ozono como neutralizante de olores, muy efectivos gracias a sus propiedades oxidantes, que no voy a explicaros ahora, ya habrá tiempo. Existen en el mercado generadores de ozono eléctricos, de muchos tipos y marcas, que se pueden colocar en la habitación de cultivo y neutralizan el olor en ambos casos, la única pega que tienen: suelen ser caros.
Y por último tenemos los trucos caseros de toda la vida, aquellos que utilizaban nuestras abuelas para espantar mosquitos y disimular malos olores. Os voy a contar hoy uno, de coste casi cero y muy efectivo, os lo aseguro. Tan solo necesitamos medio limón y tres clavos, de especia, ajjj…no de carpintero, que alguno a quién se lo he contado los ha usado, jajjj.
Cogemos el limón, lo cortamos a la mitad y en una de ellas clavamos los tres clavos; a continuación lo colocamos sobre un plato pequeño dentro de nuestro indoor o cuarto de cultivo. En un principio no notaréis nada, pero cuando encendáis las luminarias y suba un poco la temperatura, el olor a clavo inundará toda la habitación, y cuando abráis la puerta del cuarto no percibiréis ningún tipo de olor que pueda ser relacionado con la marihuana. Haced una prueba y me contáis.
Ya os iré contando otros más adelante, cuando comencemos con el cultivo ecológico en interior y sus diversas vertientes.
Los contenedores
Bien ahora vamos con los contenedores, ¿Cuál es el más adecuado? ¿Es mejor redondo, cuadrado, alto, bajo? Existen en el mercado multitud de tipos de contenedores, de diversas formas, textiles, plásticos y mil marcas y modelos, Auto pot, Smart pot, Air pot, Air-Max pot, altos, bajos…
Todos nos dicen que son los mejores: que si unos facilitan una mejor aireación de las raíces que los otros; otros no ofrecen una poda radicular por efecto del aire insuperable…
En fin que todos prometen los máximos y mejores rendimientos, y no sabemos muchas veces por cual decidirnos. Bien, en esta sección iremos probando todos y cada uno de los tipos de contenedor, comparándolos entre ellos en sucesivas cosechas, usando siempre la misma variedad de planta para ver su resultado, así que tranquilos, que comprobaremos si es cierto lo que dicen, en vivo y en directo.
Pero hablemos un poco de ellos: a mí en particular la experiencia de muchos años me ha hecho decantarme por los contenedores plásticos, redondos y con una capacidad sobre 10 u 11 litros, y de una altura de 25 cm por 30 cm de ancho. El contenedor debe ir acorde con la planta que va a contener, si las raíces de estas se desarrollan profundas (como los árboles), el contenedor debe ser alto y estrecho. Sí, como es el caso de la marihuana, profundiza poco y extiende sus raíces, pues el contenedor debe ser poco profundo y de circunferencia ancha. El correcto desarrollo de las raíces es de suma importancia para el resultado final de nuestros cultivos en su cosecha, cuánto más desarrolle su sistema radicular, más productiva, léase más cogollos y de mejor calidad dará la planta. Ya hablaré del tema más adelante.
Los cuadrados son más fáciles de colocar dentro de nuestro armario y permiten colocar más plantas. Por ejemplo, en uno de 120x120x200, hasta dieciséis se pueden poner, siendo lo normal doce. Usando contenedores redondos no son tan fáciles de colocar, jajajaj… bien lo sé. Un consejo: poned pocas plantas en esa medida, máximo ocho; las plantas crecen y se desarrollan mejor menos constreñidas, la luz llega mejor a las infloraciones inferiores, que madurarán al mismo tiempo que los superiores y se evitan estiramientos innecesarios producidos en la lucha de las plantas por la búsqueda de un espacio con más luz, cosa que sucedería si pusiéramos muchas, y al final el resultado no sería el deseado.
Los textiles son muy cómodos, alguno como es el caso de los Texpot, tienen asas que facilitan su transporte si es necesario moverlo. Estos contenedores, por su textura transpirable, airean de una manera muy eficaz el sistema radicular de las plantas, evitando con ello los problemas de posibles infecciones derivadas de una humedad excesiva del sustrato; por otra parte tienen una desventaja, nos obligan a realizar el riego más abundante. Me explico: deberemos regar más veces para que el grado de humedad del sustrato mantenga una humedad estable, cosa que se consigue más fácilmente en los contenedores plásticos. Yo los recomiendo para las variedades purpura, pues después de muchos cultivos he comprobado que se desarrollan mejor con un sustrato esponjoso y bien aireado, más bien poco húmedo que en uno más compacto; algunas incluso sufren con el exceso de riego una especie de estrés hídrico que las hace menos productivas que sus compañeras; con ellos he conseguido desarrollar cepellones densos, con los consiguientes cogollos densos y prietos tan difíciles de lograr en estas variedades.
Existen más tipos, por ejemplo los Airpot, de plástico y que aplican el mismo sistema de poda radicular aérea y en teoría ofrece los mismos beneficios que los textiles, pero no los he probado, así que no opino. Son adecuados para el cultivo hidropónico en el cual son utilizados por muchos de mis amigos cultivadores.
A mí me gusta escribir sobre mis propios cultivos y experiencias, así que aprovechando, después de unas reflexiones sobre las variedades autoflorecientes, os enseñaré un cultivo de ellas, con la variedad White Dwarf de Buddha Seeds, a principios del 2013.
Como os contaba en mi anterior entrada soy un apasionado de las variedades autoflorecientes desde que salieron a la venta las primeras variedades. Su fisiología es apasionante, pues como os dije se adaptan bien a las condiciones adversas, son plantas fuertes y fáciles de cultivar, su ciclo de crecimiento vegetativo es rápido y corto, La floración es más rápida aún, con lo cual su ciclo vital puede durar un máximo de 10-12 semanas. Un verdadero regalo de la naturaleza, que como sabia que es (eso sí, en colaboración con el hombre), nos ha dado.
Lo que en un principio surgió casi como una anécdota, pues las primeras generaciones que salieron al mercado eran plantas de poco tamaño, enanas, de ahí el nombre, poco productivas y pensada para cultivos pequeños, ha pasado a dejar de serlo para convertirse en un fenómeno imparable. Los bancos se han dado cuenta de ello y han centrado sus esfuerzos en desarrollarlas, generación tras generación, sorprendiéndonos cada día con la aparición de nuevas variedades más grandes y productivas, en algunos casos alargando su ciclo vital para conseguirlo, como es el caso de la Magnum del mismo banco, una variedad que alcanza sus óptimos resultados sobre las 11-12 semanas de vida.
El comienzo de mi relación con las variedades autoflorecientes es cuanto menos curiosa. Me explico, ya había leído algo sobre su aparición cuando sufrí un accidente a bordo que me apartó de la mar; corría el año 2006; una vez ya en casa a principios del 2007 leí en una revista del sector la aparición en España de la primera variedad autofloreciente, la White Dwarf de Buddha Seeds Bank. Esta variedad autofloreciente salió al mercado a finales del 2006 y fue la pionera de una larga cantidad de ellas que han aparecido desde entonces. Y por supuesto, no dudé en pedirlas. La primera cosecha la hice a finales de ese año y las plantas resultaron lo que eran, preciosas y enanas. Continué cultivando alguna por curiosidad, aprendiendo de paso en mis métodos eco de cultivo, hasta que un día decidí hacer un cultivo solo con ellas.
En febrero de 2012 comencé con ella. No voy a aburriros con detalles del cultivo, solo que fueron abonadas a base de estiércol, algas y guano de ave marina.
El desarrollo fue correcto desde el principio. Durante el período vegetativo normales, más una vez iniciada la floración comenzaron a crecer y mediada ésta había una con una medida de 110 cms.
Vaya enanas… He de deciros que fueron cultivadas con unos parámetros de humedad media del 67% y la temperatura entre 18.5º y 24º, estable durante todo el ciclo; Eso provocó que las plantas ralentizaran su desarrollo, lo que alargó su período vegetativo, y por lo tanto su crecimiento, la floración comenzó más tarde, cuando las plantas tenían ya un buen tamaño, con mayor cantidad de infloraciones y por tanto una mayor producción final.
Ese mismo año nació #Syrup, del mismo banco, de la que me enamoré y desde entonces jamás falta en mis cultivos.
Y bueno es hora de despedirse. En la próxima entrada seguiremos hablando de este apasionante tema y también de otras muchas cosas.
Hasta entonces, #LosMejoresHumos de #Syrup os acompañen. Boong a vuestra salud y sed felices.