Por Larry Acr
La formación cántabra tiene todos los alicientes que pueden “exigírsele” a una banda de “oldies jamaicanos” (ska, rocksteady, early reggae) para conformar una propuesta sencillamente irresistible.
Una imagen exquisita, un gran respeto y conocimiento por el sonido que pretenden recrear y un milimétrico cuidado hacia todos los aspectos relacionados con sus producciones discográficas, desde la elección del estudio y productor hasta la estética de los videoclips, pasando por el “packaging” de sus álbumes o el diseño de los objetos de mercadotecnia. Sobre todo ello habla Manu “Rudy King” Del Conte Chauvin, quien, como buen argentino, lo hace dedicando la atención y extensión que cada cuestión merece.
Con respecto al álbum anterior, en “Keep Talking” se percibe una mayor sensibilidad hacia la (adversa) realidad social que vivimos en canciones como “All power to the people” o “Numbers without face”. ¿Qué rol puede desempeñar la música, en concreto la jamaicana, para despertar conciencias en un momento tan decisivo para comenzar a revertir la situación? ¿Se ha olvidado el ska actual de dotarse del mensaje combativo y antirracista que tuvo, por ejemplo, en el revival 2tone?
Este disco, el 80 por ciento fue compuesto especialmente. No es un puñado de canciones que fuimos haciendo, sino que funciona como una unidad. Tardamos aproximadamente unos 9 meses en los cuales pasó de todo en el país, con lo cual nos fuimos empapando del día a día y eso es lo que se puede palpitar en las canciones que mencionas. No creo que nadie se haya olvidado de nada, son etapas. El 2tone surgió después del punk en una época súper convulsa, tenía ese contexto. A raíz de esto, el ska siguió bastante “politizado/social” hasta principios de los años 90, cuando una serie de bandas empiezan a destacar tocando ska de raíz con letras más suaves. Como evolución de esas bandas cada vez más puristas, los que venían del ska siguieron aprendiendo y se metieron en el rocksteady y el reggae primerizo a principios del nuevo siglo. Quizás es tiempo de una nueva vuelta de tuerca, por lo menos a nosotros a la hora de hacer estas canciones, nos lo pedía a gritos. Hay igual algo muy extendido entre el público sobre que no había política en los años dorados de esta música y que esta apareció en los setentas, pero hay un montón de ejemplos de lo contrario. Quizás Jimmy Cliff sea el más claro, pero también podríamos nombrar a Joe Higgs, que es una de esas influencias “máximas” en la música de “los Beans”. Esto lo digo porque tal vez parece que estamos haciendo algo fuera de lo común pero no, estamos siguiendo la estela de los artistas que nos han motivado desde siempre. Desde Specials a los Heptones.
Desde la edición del primer álbum hasta la aparición del segundo, se produjo el fallecimiento de dos figuras capitales del ska jamaicano como Lloyd Knibb y Lloyd Brevett, bajo y batería de The Skatalites, y a quienes dedicáis el tema que cierra “Keep Talking”. ¿Qué han representado estas dos personas tanto a nivel de su aportación al sonido ska primigenio, como a nivel personal para vosotros?
Lloyd Brevett y Lloyd Knibb son la piedra angular de la música jamaiquina, así de simple. Su aportación es del calibre de “y al séptimo día, Brevett & Knibb crearon el ska”. No hay medida para eso. Personalmente, sólo conocimos a Lloyd Knibb. Estuvimos con él en el camerino después de un concierto y nos pareció un caballero, alguien sin igual. Con todos sus años, el tipo tocó dos horas y luego estaba sentado, relajado. Cuando nos vio, se levantó para sacarse una foto, súper atento. Le regalamos un single y se puso a ver quién era cada cual en la foto.
En vuestros videoclips, tanto “Our train” extraído del álbum “At Low Fyah!”, como “El desfiladero” de vuestro más reciente trabajo, mostráis vuestra preferencia por las películas del Oeste americano. ¿La influencia os llega vía el tamiz de formaciones como The Upsetters u os declaráis abiertamente seguidores de este género cinematográfico que plasmáis en vuestros videoclips? ¿Qué os atrae tanto del mismo?
La influencia en mí viene de mucho antes. Cuando yo era chico, daban en la televisión argentina un ciclo de cine, en Canal 11, que se llamaba “Sábados de Súper Acción”. Este ciclo consistía en películas desde el mediodía hasta la noche. Siempre había una de vaqueros, una de guerra y otra que podía ser de romanos, ninjas o ciencia ficción. Lo veía siempre con mis dos abuelos, tanto paterno como materno, en casa de uno u otro ese era el plan. Así que siempre disfruté ese tipo de pelis, especialmente los westerns. No soy un experto en “spaghettis”, aunque me gustan mucho. Cuando empecé a descubrir su conexión con la música de Jamaica, no lo podía creer. Me encanta esa estética, las BSO de Morricone, el tratamiento de ciertos aspectos humanos muy diferentes al western tradicional donde el malo es muy malo y el bueno muy bueno. Me parece que con el reggae hacen una pareja perfecta, una unidad fortísima. Desde mi primera banda, vengo componiendo en esa dirección, luego con Crabs Corporation y cuando empezamos con “los Beans”, una de las primeras canciones fue “The road of Cherokee”, que terminó siendo nuestro single debut. El equipo de “Band on the Bend” que hizo nuestro primer videoclip tuvo muy en cuenta esto, aunque no sabían la historia, enseguida les pareció interesante y lo supieron explotar muy bien. Luego en este disco, el vídeo de “El desfiladero” lo realizó Duppy Dub de Barcelona. Él sí es un entendido tanto de spaguetti, como de cine clase b, lisergias similares y reggae, con lo cual solamente le dimos la canción y él puso el resto. Lo digo siempre, algún día deberemos ir al desierto de Tabernas a dar gracias por tantas alegrías.
Recientemente anunciabais en la red de redes el patrocinio por parte de la marca barcelonesa Britac, quien -suponemos- os surtirá de camisas y otros complementos de aquí en adelante, algo que no ocurría en el panorama ska local desde el patrocinio de la marca inglesa Merc a los barceloneses Moonrakers. ¿Sigue siendo tan necesaria la apariencia para la credibilidad de un proyecto de estos géneros musicales cuando los propios jamaicanos suelen ser bastante abandonados en este sentido?
La historia de esta música tiene que ver con la imagen del principio hasta el final, no hay ninguna casualidad. No es sólo “lo que suena”, se trata de un todo. Si uno va a ofrecer un show en el que te van a ver y a escuchar, debes preocuparte por los dos aspectos. No es una cuestión de “credibilidad” sino de “calidad”, el público lo nota y lo agradece. No me creo ni por un segundo que los jamaiquinos sean descuidados con su imagen. ¡Todo lo contrario! A veces puede dar esa impresión, pero se trata más de una pose que de algo real, con lo cual se termina transformando en un rasgo estético. Se me vienen mil ejemplos a la mente: los Upsetters vestidos de cowboys, Alton Ellis con su elegancia sin par, Laurel Aitken con su look de rude boy hasta el último día, Lee Perry con su traje de espejos y farolillos entrando a escena con su maleta de recolectar cerebros, Sly Dunbar vestido de obrero de la construcción tocando con Ernest Ranglin el año pasado, Roy Ellis con sus múltiples trajes…podemos estar hasta mañana tirando de ejemplos. Respecto a la colaboración con Britac, estamos muy contentos, ya que son unas camisas excelentes y muy buena gente. Recuerda que en estos últimos años Madness tuvo su colección de Ben Sherman, The Specials lo mismo con Fred Perry. Como puedes ver, seguimos los pasos de los más grandes (risas).
(fotografías: Luís San José)