La gente de Revista Mongolia abordó, en una entrevista “a su manera” hace unos días, a Pedro Sánchez como candidato del PSOE a la presidencia del país en estas repetidas elecciones.
Sánchez hizo lo apropiado para encajar con el espíritu mongolo de la revista, y no le costó. Los entrevistadores tuvieron el buen gusto, y el saber hacer, de preguntarle -claramente y sin tonterías- sobre el cannabis y su posición, enfrentándole con la elegancia argentina que destila el “cannabita” Dario Adanti. Aprovecho para darle las gracias, desde aquí, en nombre de todos los que le intentamos hacer hablar sin éxito alguno.
La entrevista en general tiene el interés que le otorgan las preguntas de la gente de Mongolia, porque Pedro Sánchez sale a intentar encajar su discurso -prefabricado claramente- y a responder con “traigo manzanas” a cada “¿dónde vas?” que le preguntan cuando no sabe qué decir. Pedro “el erecto” Sánchez sigue jugando a ser un tipo cordial, amable, con apariencia de sensato y sobre todo el guapo del PSOE.
Los publicistas saben que compramos por impulsos totalmente idiotas, y lo de votar en España no es una excepción (a los hechos me remito). ¿Conoces personalmente a alguien que se haya leído el programa completo del partido al que dice votar? ¿Y a alguien que pueda explicar -al menos- las ideas generales de gobierno del partido al que vota? La realidad es la que es, y con esa realidad es con la que se juega.
Cuando tuve la suerte de charlar con Gaspar Llamazares, al incluir él al PSOE en una frase como “fuerza de izquierdas” no pude evitar reírme y preguntarle si lo decía en serio. Y me dijo que sí, porque “aunque no lo fueran, el electorado -una parte del mismo- les considera de izquierdas”. Esa frase fue dicha el año pasado, y no sé si seguiría teniendo validez. ¿Es el PSOE “de izquierdas”?
Parece que esa es la nueva obsesión de Pedrito Paquete: hacer creer a la gente que el PSOE es aún “de izquierdas”. Y la otra es Pablo Iglesias, a quien considera que no son “de izquierdas” sino que son los amigos de Rajoy (o eso es lo que dice ahora, ya sabéis que estos mienten siempre pero en campaña electoral, más aún). Si Freud escuchase a Pedro Sánchez en esa entrevista, le preocuparía su obsesión con “el Coletas”. Los psicoanalistas suelen hacerte preguntas “vacías” para que tu respuesta “muestre” lo que te sale de dentro. Y a Pedro no hace más que salirle Pablo, lo tiene continuamente en la boca, e incluso parece que necesitase pronunciar su nombre, como si estuviera intentando ejecutar un exorcismo que “despierte” a la izquierda profunda y les haga huir de Iglesias.
Pedro Sánchez tiene envidia de Pablo Iglesias. Mucha envidia. Por un lado porque Pablo, aunque no sea de mi gusto, propone políticas que sí son “de izquierdas”. Y Pablo no tiene las manos manchadas… no ya de “cal viva”, sino de votar a favor del cambio de nuestra constitución mano a mano con el Partido Popular: el vergonzoso asunto del Artículo 135, que Pedro Sánchez voto a favor como diputado.
Aparte, Pedro sabe que las encuestas le dan como perdedor frente a Pablo y los suyos. Que seguramente ese puesto de vicepresidente que “se repartía” Pablo a sí mismo en un hipotético gobierno suyo, ya no es demasiado probable que se repita: ahora el segundón es el “prototípico ligón-cazador de viudas con pasta” que ha puesto en cabeza el PSOE para esta carrera. Ahora es Pedro el que aspira a un segundo puesto y como tal -supongo- será finalmente tratado (en su partido y también si, hipotéticamente, llegase a salvarse en una formación de gobierno, que ya no presidirá).
Así pues, tras dejar claro a qué aspira cuando se define a sí mismo como “político” (profesional, ya sabéis como va la cosa), Pedro Sánchez devuelve como respuesta diversas cuestiones que “siempre acaban en la misma Roma” de atacar a Pablo Iglesias y a Podemos, y de intentar hacer creer a la gente que él sí intentó un pacto “de izquierdas”, pero que fue Pablo quien no le dejó y prefirió a Rajoy. En realidad, lo que hizo Pedro fue empezar a arrimarse a la derecha, de la mano de Ciudadanos y Albert Rivera, con su pacto contra-natura (a no ser que, Pedrito, crea que Ciudadanos son “de izquierdas”) y que ahora le servirá para poder llega a ensamblarse con el Partido Popular en una GRAN COALICIÓN, que es la opción que parece estar barajando Pedro para el PSOE: un matrimonio con el Partido Popular.
En su juego y discurso, encontramos en la entrevista perlas que nos dejan ver con qué nos va a “sorprender” durante esta campaña. Se ha vuelto muy amigo de establecer comparaciones y no para de comparar a Podemos con otros, como con el Partido Comunista de Portugal que hizo presidente al candidato del “PSOE portugués”, para decir que si Rajoy no está fuera de la Moncloa, es por culpa “del Coletas”.
Da igual sobre qué le pregunten, que él está bien enseñado y responde siempre con un Pablo en la boca. Y le da igual compararle con Portugal que con Grecia: Syriza se lleva también su parte de ataque para que “recaiga” sobre Iglesias por sus vínculos. Tiene frases CLARAMENTE PREPARADAS para resultar gracioso, como lo de que “aunque usen un catálogo de Ikea, no se puede montar un mueble con una hoz y un martillo”. Todo un showman para maduritas aburridas.
Luego tiene un rato de irrealidad, en el que le otorga al PSOE en exclusividad el que haya educación y sanidad públicas, o incluso en el que miente como un bellaco al afirmar que “si Iglesias me hubiera votado, yo estaría realizando ahora mismo todo el programa de Podemos” aunque instantes después corrija, sólo una pequeña parte (¡Que te sales del guión, Pedro!) y diga que todo “menos algunas cosas”. Ahí es cuando empezó a cambiar su cara a y parecerse mucho más aún a Rajoy. Todo, menos algunas cosas: ¿no os suena conocido?
Claramente Pedro ya está preparando su intento de Gran Coalición nacional, y la excusa debe ser -cómo no- la unidad de España y el momento excepcional que pasamos, sin gobierno. Ya empieza a dar vaselina a los electores, contándoles que antes la gente le decía que “nada de pactar con Rajoy pero, ahora, lo que le dicen es que con el Coletas, nada de nada”. ¿Lo oléis? Love is in the air… y Pedro lo va calentando y lubricando para ese momento deseado: el pacto de gobierno con el PP.
Para Pedro, la socialdemocracia es un eslogan al uso, que en su caso se resume en que “la socialdemocracia son los ideales de la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad”. ¡Toma ya! Se debió de quedar tan a gusto como cuando Ana Botella dijo aquello de que “el credo político del PP eran [al loro]: Grecia, Roma, el cristianismo y Europa”. Y tan ancha que durmió esa noche.
Hay un momento en que la entrevista se me antoja como una charla entre 3 verdugos y un reo a ajusticiar, en un rato de espera antes de sacarle las tripas como castigo por sus pecados y delitos. Pero sin embargo, Pedro, no pierde la sonrisa. Es un buen fajador, pero está en un combate que no es el de su peso, y lo sabe; hace lo que puede para no caer en contradicciones explícitas ni en frases demasiado ridículas.
Hace lo que puede, pero no es suficiente para esconder su falta de preparación y su “cuñadismo absoluto” al hablar de drogas. No es un adjetivo gratuito el de “cuñao” para Pedrito: él reconoce no tener ni idea del tema, no tener opinión formada ni nada para formársela, pero tienes “amigos que le han dicho que las drogas son malas”. ¿Es o no es un jodido “cuñao”?
Para abrir boca, inicia el tema de las drogas con una afirmación que es un mentira para cualquiera que conozca al PSOE y su historia –el PSOE es prohibición– pero que marca el tempo de lo que saldrá en campaña de su boquita.
Según Pedrito, al PSOE “lo que le pone es que no se prohíba nada”. Y además murmura como apoyo, que eso “es así, es evidente”. Primera mentira y gorda. Sufrimos en drogas las leyes estúpidas y represivas que hizo el PSOE en su día, de la misma forma que reprimía a otros colectivos. Seguimos sufriendo la “Ley Corcuera”, y al propio Corcuera en el “nada fascista” Canal tRECE TV, y aunque Pedro Sánchez no tenga edad ni formación para recordar eso, aquí estamos nosotros para que no lo olvide.
Sigue enfangándose Pedrito Paquete cuando habla -vuelta al pasado- de drogas blandas (y duras aunque sea elípticamente) y, además, mezcla conceptos demostrando su incapacidad al situar a las drogas sintéticas dentro de esas supuestas “drogas blandas”. Eso deja patente que no tiene ni la menor idea de lo que dice, cuando precisamente el mayor riesgo a día de hoy, proviene de las sustancias sintéticas que el mercado va sacando para burlar la prohibición. Pedro Sánchez no es un enemigo de las drogas, es simplemente un ignorante más que -por desgracia- toma decisiones que nos afectan a todos. Es un prohibicionista total, pero de los que no pueden argumentar el porqué de su postura.
Por otro lado, Pedro deja ver claramente su miedo, al repetir una y otra vez que “no se debe hablar el tema de las drogas en campaña electoral”. Es una propuesta que va más allá del absurdo en su génesis: “son un tema tan serio, que mejor seguimos sin hablar”. Y él propone un debate sobre el asunto, para después de las elecciones. ¿Por qué? Abordar el tema del cannabis por parte del PSOE les exige una serie de recursos y de formación que no tienen, y tampoco cuentan con tiempo para “fingirla” de forma creíble.
Cuando Pedro pide que no se hable en la campaña electoral de las drogas, es como cuando los estudiantes le pedían al profesor que no metiera “el último tema” en el examen: sabe que no tiene ni puta idea y que estamos encima de él. Su recurso es desesperado: callad… es demasiado peligroso hablar de esto…. por los niños!!
Y hablando de niños llegamos a las niñas, a las suyas, a las que miente como un bellaco cuando afirma en la entrevista (en una velada forma de volver a usar el “es por los niños” que usó en “El Hormiguero” para justificarse como prohibicionista) que a sus hijas siempre les dirá que no ha probado ningún tipo de droga. La frase es un pretendido chiste, lo suficientemente abierto para que sea una mentira evidente (eso sí que es evidente, Pedro, con esos cubatas que te metes, hamigo) y que quede claro que no importa si los adultos nos drogamos o no, que lo que importa es mentir hasta a tus propios hijos sobre el tema.
Para rematar, deja una guinda en forma de clara incoherencia.
Tras haber dicho que “es evidente que al PSOE le pone no prohibir nada”, no tiene el menor problema en decirle al entrevistador “no te creas que los de izquierdas somos anti-prohibicionistas, porque anda que en la derecha hay también unos cuantos”. Ahí. Ahí lo dejaste claro del todo Pedrito. Se nota cuando dices esos de que “en la derecha también hay unos cuantos” y que vosotros no sois los anti-prohibicionistas. Se nota que mientes cuando dices que “al PSOE lo que le pone es no prohibir nada”. Se te nota cómo te han intentado inculcar un discursito aceptable para tu nivel, pero sale lo que eres -en colisión con lo que pretenden vendernos- poniéndole tu cara delante.
Es decir, Pedro Sánchez carece de política para algo tan serio como las drogas, y pide que no le preguntemos por ellas en campaña. Su único “argumento cuñao” es el de los “amigos que trabajan en lo de las drogas y le dicen su opinión”. Lo que Pedro no ha sido capaz de pensar, es que esos amigos que le hablan de NO LEGALIZAR las drogas, son por definición uno de los grupos interesados y favorecidos por el actual modelo de prohibición: funcionarios, policías, psicólogos, trabajadores sociales, carceleros, etc. Pedro Sánchez no llega a entender el problema y la gravedad del mismo, ya que para enfrentar una regulación de las drogas y el cannabis, una de las cuestiones que más problema darán es la oposición “laboralmente” justificada y que ha vivido -tanto como los narcos- de la “Guerra Contra las Drogas y sus Usuarios”. En este caso, especialmente de los usuarios, ya que esa gente que “informa en modo cuñao” a Pedro Sánchez, tiene tantos intereses como los narcotraficantes en el asunto, porque para ellos la prohibición y sus consecuencias son un elemento de trabajo. ¿Sin él, qué iban a hacer todos los que viven de la maquinaria represiva?
No hay nada nuevo que decir: el PSOE es prohibición.
Con Pedro Sánchez, además de prohibición es hipocresía.
Y todo por los niños.
foto: eldia.es/Javier López (EFE)