por Dr. Fernando Caudevilla.
Como nuestros lectores habituales sabrán, he dedicado un par de artículos irónico-satíricos a ridiculizar el tratamiento informativo que la mayoría de los medios de comunicación hacen sobre las drogas en el verano.
Los peligros de la Salchipapa, nueva y terrorífica droga, promocionada por un video de Leticia Sabater y cuya expansión en España amenaza a la juventud han tenido un número importante de visitas en esta web. Los comentarios en redes sociales sobre el tema también han sido también abundantes, casi siempre en el mismo tono chorra y desenfadado de los artículos.
Tengo que reconocer que me hizo particular ilusión que la propia Leticia Sabater nos retwitteara la noticia y le pillara el punto a la cuestión. Aunque todavía no me ha contestado sobre mi propuesta para un Sálvame Deluxe (con la ilusión que me haría sería someterme al Polígrafo de Conchita), el guiño de la presentadora de A mediodía alegría y estrella del musical Fronze me llegó al alma
Y es que a mi Leticia Sabater me cae muy bien y me parece un personaje de la cultura trash española muy interesante. Las personas supuestamente muy cultas, esas que se creen superiories al resto de los mortales por ver películas iraníes subtituladas en lugar de superproducciones de Hollywood, consideran frikis a este tipo de personajes y califican como telebasura el tipo de espectáculo que hacen. Pero Wagner, Bob Dylan o el canal ARTE no son opuestos a Shakira, Camela o Telecinco sino perfectamente compatibles y complementarios.
Para mí, una de las virtudes de eso que se llama despectivamente telebasura es su honestidad. No existe ninguna trampa cuando Leticia Sabater sale por la tele contando que se ha operado el hímen. Tampoco hay más intención que entretener en los realities sobre príncipes y princesas en los que no queda claro si los participantes son asío se trata de actores representando un papel. Algunos considerarán las aventuras de Chabelita o los reportajes de la Cuore como divertidos y entretenidos. Para otros será y aburrido, simple o chabacano… pero este tipo de periodismo no pretende hacerse pasar por otra cosa que simple entretenimiento. Lo que ve el espectador es lo que hay.
Bajo mi punto de vista vender basura periodística haciéndola pasar por periodismo riguroso en medios que se autodenominan serios es mucho más manipulador, retorcido y obsceno. ¿Es menos basura dedicar la mitad de los informativos de las cadenas generalistas al deporte que ver “¿Quién quiere casarse con mi hijo?”. Ah, es que ver el Telediario es de gente bien informada…
Con respecto a las drogas no vamos a insistir el que grado de bazofia informativa llega a su máxima expresión y en esta web los lectores pueden encontrar ejemplos más que de sobra. Por actualizar un poco, el artículo de El País de la semana pasada sobre la burundanga es de juzgado de guardia. La relación entre el titular del artículo y su contenido es inexistente y tan absurda como las discusiones de Karmele y Kiko Matamoros en Sálvame. O este otro artículo sobre la “Bomba”, la 25-N-NBOME, sustancia detectada de forma esporádica desde hace años pero que, según el periodista, “hace furor en Barcelona y se vende en forma de ositos de gominola”. Ni siquiera la intervención de los chicos de Energy Control en el artículo consigue dar un mínimo de dignidad a un texto digno de un tronista de Mujeres Hombres y Viceversa.
Y ¿qué decir cuando el engendro pretende hacerse pasar por periodismo de investigación? Mi última experiencia en una gran cadena de tevisión iba a consistir en un debate en directo para debatir sobre raves con profesionales de las drogas. Al llegar al plató me encontré con que el circo consisitía en un reportaje grabado sobre el aniversario del “asunto estramonio” y que yo tenía que discutir con un guardia civil y la madre de uno de los fallecidos en la rave de Getafe. Así que me marché del estudio antes de empezar el programa en plan Belén Esteban cuando se cabrea. Eso sí, a mi no me persiguieron las cámaras por los pasillos y encima me tuve que pagar yo el taxi de vuelta a Madrid.
Un capítulo aparte merece el llamado “periodismo de investigación”, elaborado en general a base de cámaras ocultas, imágenes de archivo y experiencias personales de gente contando cualquier cosa (cuanto más escandalosa mejor) con la cara cubierta. Les mando unas capturas de pantalla de mi Whatsapp para que los lectores se hagan una idea de los procedimientos metodológicos del “periodismo de investigación”.
Como ven, cuando el mensaje que se ofrece es el distinto al que ya han decidido los periodistas, el asunto deja de interesar. También recuerdo una grabación hace un par de años para un informativo nacional que transcurrió más o menos de la siguiente forma:
– Buenas tardes, Dr. Caudevilla. Se ha informado de que existe una nueva moda que consiste en combinar éxtasis con viagra para mantener relaciones sexuales ¿Es así?
– No, en realidad no. El fenómeno lleva detectándose y comunicándose de forma esporádica desde hace al menos 10 o 15 años y no hay ningún dato que indique que sea una novedad o esté en crecimiento.
– Según hemos leído esta combinación puede llegar a producir gangrena en el pene ¿no?
– No. No existe un solo caso publicado en la literatura científica mundial al respecto.
– ¿Seguro que no? En algunas noticias dice que sí.
– No. No existe un solo caso publicado en la literatura científica mundial al respecto.
– ¿Pero…podría llegar a pasar?
– No se pueden hacer especulaciones sobre hipótesis. Repito, hasta el momento no existe ni un caso reconocido por la comunidad científica ni registrado en todo el mundo. De hecho he revisado el tema esta mañana antes de atenderos
(la periodista, una chica de poco más de 20 años le pide al cámara que corte y me mira compungida y me dice…)
– Mira… sabes… es que yo soy becaria. Yo no tengo ni idea de esto. A mi mis jefes me mandan a hacer esto hoy buscando “impacto” pero mañana me mandan a deportes o a economía. De hecho la pieza ya está grabada, tiene que salir dentro de una hora
– Si, hija, si yo te entiendo a ti, pero entiéndeme tú a mí. No tengo ningún interés en salir por la tele contando cosas que son mentira. Entiendo que preguntar, criticar y hasta poner en aprietos al entrevistado forme parte de tu trabajo, pero arrancarme una frase fuera de contexto, no.
Como en todos los campos, conviene no hacer generalizaciones y no pretendo transmitir que ésta sea la única forma de proceder de la prensa. Los periodistas no son ni mejores ni peores que cualquier otro profesional y la precarización del trabajo, la crisis en los medios de comunicación y la continua necesidad de espectáculos son factores importantes.
Así que cerraré el artículo con una entrevista de radio para el único medio que accedió a abordar el tema del krokodil desde una perpectiva razonable. Se emitía a las cuatro de la mañana pero bueno, la intención es lo que cuenta…