Por Drogoteca
Ayer en la tarde mientras trabajaba, poco antes de irme a disfrutar de una exquisita experiencia gastronómica, vi a mi amigo Javier González que andaba liado por Twitter y que andaba comentando de cuestiones relativas a escritores (nada que ver con drogas).
En el diálogo, aparecía un tal Luis Endera que hizo un comentario sobre el pago a los autores por sus obras, al que hice retuit y contesté ampliando al hecho de bajarse todo y no pagar nada (los autores tenemos la mala costumbre de comer, beber y respirar… y algunos, drogarnos además).
Y aquí comenzó la fiesta.
Sin haber mediado palabra -más allá de lo aquí dicho- ni conocer de nada al bulto sospechoso del Luis Endera, el tipo me envió un par de tuits (públicos). El primero decía:
“Seguid con lo vuestro @Drogoteca, que mi mujer que trata a adictos con patología dual (adicción + enfermedad mental) necesita curro.”
El segundo decía:
“Y ahora os bloqueo porque me dais mucho asco @Drogoteca.”
Y a continuación ejecutó un FALSO BLOCK, de manera que lo único que hacía era no dar la cara para que lo que se le contestase no quedase escrito tras sus tuits y ser fácilmente visible para otros, pero él se dedicó a seguir con las provocaciones e insultos (si bloqueas, so tarado… ¿para qué nos sigues leyendo, perra?), leyendo y contestando pero sin dar la cara.
Obviamente semejante comentario -propio de alguien que además de un ignorante es un fascista intolerante- levantó los ánimos de todos. ¿Qué dice el mojón-con-tuiter ese del Luis Endera?
Pues vamos a analizarlo con calma el asunto, venga.
Para empezar… ¿quién es el insecto este y por qué viene a buscar bronca -que le viene grande claramente- sin provocación previa? Las respuestas nos las dio pronto, en cuanto abrió la boca lo dejó claro: MI MUJER NECESITA CURRO.
Normal. Si te tiene que mantener a ti, Luisito. ¿No crees?
Antes de tirarme a la piscina, pregunté a un conocido director de cine español (que me pidió no ser citado, lógicamente) sobre este sujeto, ya que se anuncia como director, guionista y músico de cine (jojojo, el papel lo aguanta todo, eh Luis Endera?) y hasta se abrió su pagina en Wikipedia, para contarnos que no se llama Luis Endera sino que se llama José Luis Pérez García y que vive del cuento.
Me dijo que no, no lo conocía ni le sonaba de nada (¿acaso le conocías tú? pues eso…) pero que le resultaba familiar, que muchos se venden así. Y que no le diera importancia a lo de director de cine porque aquí “director es el que dirige, estrena y cobra, no el que sólo lo pretende y vende humo como producto”. Me dijo que mirase la realidad y, ciertamente, la realidad de Luis Endera es muy triste: quiere ser muchas cosas, pero la evidencia nos dice que no es nada.
Hay muchos fantasmas que se venden como lo que no son. En este medio es muy frecuente lo de los periodistas sin serlo -ni lo soy ni quiero serlo- y no se ruborizan al anunciarse así, cada vez que tienen oportunidad. Mentir en el currículum es parte de lo que se exige para acceder al mercado laboral, y se hace. Aunque suelen ser los jóvenes lo que se ven forzados a hacerlo para fingir una experiencia inexistente, y verlo en gente que ya pasa de los 40 años, resulta triste y lamentable. Pero es lo que toca entre quienes venden humo.
Entiendo que Luis -al conocerme tanto y de tan largo tiempo- sintiera la necesidad de expresar el asco que le da la gente que -como yo- usa drogas. De hecho, cuando algunos tuiteros le increparon por su deleznable comportamiento, el tipo se reafirmó preguntando si estábamos a favor del consumo de drogas (está a ese nivel mental, sí) para acabar justificándose con que “no eran muy normalitos« y riéndose. No, normalitos no. Ya nos conocerás a fondo. 🙂
Interesante tipejo. A Luis Endera, presunto mastermind del cine, le dan asco quienes toman drogas, mientras vive de ello buscándole clientela a la parienta. Y deben estar jodidos de dinero, viendo con que obsesión repite lo de la clientela de su mujer y se dedica a comentar sobre los pacientes de su presunta esposa.
Pero al mismo tiempo nos anima a tomar más drogas, para que su mujer -que es de las que vive del cuento de la Patología Dual, según él mismo nos indica- pueda ganar más dinero. Lo entiendo. Yo también apoyo a mi pareja y deseo que le vaya mejor laboralmente, e incluso -si pudiera- es posible que le ayudase a ganar más dinero, desde mi lugar que en este caso sería Twitter. Pero no lo necesito para comer, y tal vez sea esa una importante diferencia, vista la insistencia del sujeto en tratar a los pacientes de su mujer como clientes que le llenan el bolsillo. ¿Quién vive de las drogas? ¿El narco sólo? Venga, seguimos.
Entiendo que la falta de actividad resulta dañina para el ser humano y que las condiciones actuales son duras. Y que alguien que es algo -da igual qué- de verdad, no tiene tiempo para estar tirándolo en las redes sociales. ¿Por qué digo esto? Me fui a echar un vistazo al Twitter de este pelele mental y me encontré con alguien cuyos mensajes gritan “estoy más solo que la una”. Entrando en todos los temas, metiéndose en todas las conversaciones, opinando de todo con el poder que le da ser el KIE del cine en España, insultando a quienes no le han hecho nada…
Id a verlo vosotros mismos: habla por sí solo. Triste, muy triste.
De hecho, escribe compulsivamente -mirad el número de tuits por hora, da pena ver a alguien con una adicción así, tirando ficha a todo para esquivar la soledad- y borra tuits según le interesa. El tipo está claro que sabe manejar Twitter, y a Twitter, pero no su propia boca (dedos, en este caso). Digo lo de “a Twitter” porque tras el bonito encuentro, inesperado en ese neomundo que es el patio de instituto social, me fui a la cena que tenía programada: nunca dejes que un cretino te arruine una fiesta. Al volver, borracho de buen vino y mejor comida, me iba a tirar en la cama cuando vi que Twitter me había bloqueado -de nuevo, es un clásico ya- y, que esta vez, me ponía un castigo: no tuitear mientras dormía. Pos fale. ¡¡A dormir!! 🙂
¿Por qué me bloqueó tuiter?
Reconozco que tengo -cuando quiero- la boca del diablo, y que mi lenguaje dista mucho de ser eufónico para todos los oídos en estas situaciones que me enciendo. La ignorancia me exaspera; la intolerancia me yergue agresivo. E imagino a un pobre chico que haya tenido un problema con las drogas (o no) cayendo en las manos de la mujer de este tipo. No voy a decir nada de la señora -salvo que el enfoque de la patología dual es un timabobos (en inmenso porcentaje) para poder seguir tratando como enfermos a los usuarios de drogas, y que quien vive de engañar a otros y de su desgracia, tiene nombre y no es bonito- pero si realmente es una terapeuta y es buena, lo primero que tenía que haber logrado era adiestrar al cafre que tiene en casa.
O al menos, haberle enseñado a no hacerse caca delante de las visitas. ¿Se imagina esta señora cómo se tiene que sentir cualquiera de los pacientes que “trata” leyendo a su marido contar -entre otras cosas y datos que dio sobre pacientes de su mujer- en Twitter el asco que le dan los que usan drogas? Creo que con eso queda todo dicho, señora. Predique con el ejemplo, porque mancha mucho un personaje así, que además se ensaña con los débiles (adictos con problemas) y da muestra pública de una prepuberal falta de contención y juicio crítico, tan propios de un Korsakoff. Si es terapeuta, échele un vistazo y dedíquele 15 minutos al día. Y controle lo que hace en Internet, que a lo mejor se sorprendería. Los menores y personas que necesitan tutelaje, no deben usar Internet sin supervisión, recordadlo siempre Luisines del mundo.
La cosa es que Twitter es una empresa y que tiene sus objetivos y tal, y lo de autentificar cuentas (lo de ponerle la marquita de color azul con el visto bueno) es un negocio para ellos: es el negocio de la visibilidad y el “prestigio” de papel couché. Al ser este tipo uno de los que Twitter tiene “validados”, los tratan con cierto mimo y lameculismo que sale de lo común. De hecho, el personaje Luis Endera puede decir que lo usuarios de drogas le dan asco, y reírse de ellos mientras pide que se droguen más para que su mujer le traiga más dinerito a casa… pero cuidado con contestarle, ¿sabéis?
Es de estos que llaman a papá, y que tirando de “prestigio” (sí, ya sé que no le conocen ni en su casa a la hora de comer) intenta silenciar a quienes protestan una vergüenza de comentario que ofende al sentido común, a los usuarios de drogas y, si es persona, seguramente a su propia mujer también. Y utilizó “su poder en Twitter” para intentar que no se escuchase el asunto, que nadie supiera lo que había hecho.
Twitter me bloqueó unas horitas mientras dormía la mona y me pidió que eliminase 3 tuits, en los que le decía lindezas como “basura con forma humana de calvo tarado” y le animaba a que cerrase la boca y siguiera chupándola. U otro dónde comentábamos -se mete en temas ajenos, ojo con el pringao este- entre otros tuiteros lo que había pasado y, lógicamente, nadie hablaba bien de él. Creo que hay otras 2 cuentas que, también, ha intentado silenciar tirando de “papá Twitter”. Bah, asunto resuelto y aquí seguimos todos, a pesar de todos estos juláis hipoencefálicos.
No debe sorprender a nadie el comportamiento de Twitter, pero no lo confundáis: no lo hacen para mejorar la educación en la red, la netiquette ni nada por el estilo. Lo hacen por sus intereses y punto. Hay una persona -grande- llamada Marcelino Madrigal. Este señor lleva toda la vida luchando contra el abuso sexual en menores, especialmente en el ámbito de las redes informáticas. A mí juicio, es el mayor activista y experto en el tema, que hay en España y posiblemente uno de los mayores conocedores de estos desagradables asuntos en la red mundial.
Sin embargo, a pesar de su impagable labor, en la que no para de denunciar la inacción de la policía junto con la complicidad de Twitter -red de donde saca a diario decenas de cuentas que exhiben violaciones a niños y son jaleadas con cientos de “ME GUSTA… ver cómo violan niños.”- siendo quien tiene que poner los medios para evitar esos contenidos, Marcelino Madrigal debe tener el récord de ser el tipo más expulsado de Twitter en España: yo ya he perdido la cuenta de las veces que he tenido que seguir a otra cuenta nueva porque “papá Twitter”, una vez más, se sentía molesto cuando Marcelino le recuerda que está amparando violadores de niños, y le expulsaba otra vez, en un eterno retorno al “Gran Hermano Teta5”. Y es que la verdad duele, y para eso está Twitter cuidándonos: para que no duela tanto la borramos y silenciamos. Pregunten a Marcelino (una bellísima persona) si es falso; en la red sigue a pesar de todo.
La ética de Twitter, tanto en los temas que Marcelino denuncia como en la “moderación” de la red en la que permite que “sus protegidos” puedan decir barbaridades sin coste, es ambigua y planificada. No importa tanto el qué pero sí cuántos, y en caso de duda, la más tetuda: Twitter protege a los suyos, y estimula el famoseo de pega. Así que ellos tienen manga ancha para ir agredir verbalmente a otros, pero quienes contesten serán castigados. No mucho: lo suficiente para que ,como mecanismo conductista, la próxima vez te lo pienses antes de responder contra el gusto de algún “estrellita azul del tuiter” (aunque sea -en la realidad, IRL- tan endeble como Luis Endera). Y seguramente funcionará… con otros.
Volvemos a lo nuestro: la drogofobia.
Este tipo, que no sirve más que para ejemplo y en este caso de lo que no hay que ser, ilustra algo muy común. No sólo ocurre con lerdos calvos que chupan teta de su parienta mientras dicen ser periodistas, artistas, escritores, músicos o bomberos toreros. Hace unos días, vi a un tipo que decía en Twitter que quienes tomaban drogas, no luchaban. El contexto de la memez, era el de un pretendido punky -de pastel, decían antes, ahora son de red- que tiene un grupito de adolescentes seguidores en tuiter (de crío cualquier payaso adulto que va de bohemio intelectual puede trincar a aquellos con menos personalidad y más necesitados, y eso hacen :P) y lo de “la lucha” es un tema recurrente en su cosmogonía antisistema ficticia. Ellos luchan contra el estado, la iglesia, la guerra, las fronteras, las nucleares, el maltrato animal, el machismo, el sexismo, el racismo, el imperialismo, el capitalismo y todos los “ismos” que quieras poner. Ellos son grandes luchadores, guerreros de nuestra era, que son los que marcan la pauta a los nuevos soldados. La lucha…. ¿qué bello concepto para manipular jóvenes, eh?
No es que el punky-costra ese sea un librepensador: sólo repite una de las tonterías más clásicas de los mitos de drogas, y es la bobada de que las drogas se usan para que los jóvenes no luchen y no se rebelen (en Europa, porque en el mundo árabe la tendencia manipulando es la contraria: los jóvenes se han vuelto locos por la LSD en el agua que echó USA… dijo Gadafi, antes de que le cogieran unos a quienes les debía explicaciones).
Es un clásico que Juan Carlos Usó, el excelente historiador y vigilante del ser humano, ya desmontó en su sólido “¿Nos matan con heroína?” y que comentaremos en otra ocasión (no me olvido, JC). Pero ya se sabe que los mitos no necesitan ser verdad para ser mantenidos, y en ello siguen. Haciendo el camino: de la absoluta ignorancia a la drogofobia.
Este otro ente-inconsciente que flota en la red, iba dando o quitando el “carnet de luchador” a la gente. Él decidía y setenciaba que quienes tomaban drogas, eran unos tirados y no eran tan “antisistema” como él (se supone que no toma drogas, y me lo creo: mirad cómo anda de mal). Normalmente estos que presumen de luchadores, no mueven un dedo pero son los más visibles. Si fueran tan malos, tan antitodo y tan pisacalles, que se dejen de tuiters y feisbus y presenten -ante todos- el resultado de su lucha y trabajo. ¿Qué se oye? ¿Silencio? Es lo normal: el movimiento se demuestra andando, y estos espejismos de guerrerito… 😛 Ladrar mucho pero de andar, nada. El inteligente animal contestó un axioma policial (y eso que va de enemigo de la policía, pobre lerdo): “calla yonki”. Como cualquier puede notar, es el mismo perro que Luis Endera pero con otro collar.
Cabe mencionar a una chica joven, que sin problema alguno replicó al gudari de la red: “calla tú, no puedes decir que alguien no luche porque tome drogas”. Ahí está, la puta sensatez… y la tiene que poner una chavalita, menor de edad. Aprended.
Opinadores desde la barrera, tertulianos cuñadistas y punkies de tuiter.: ¡¡línea!!
Seguimos para bingo.
Para que quede claro que el mal de la DROGOFOBIA afecta a toda clase social en nuestro país, os traemos otro ejemplo más. La drogofobia es un trastorno -que sufren algunas personas por falta de formación y adolecen de capacidad para pensar e informarse antes de hablar- que conduce a la expresión pública, como acto de fe, de la absoluta ignorancia en materia de drogas. Es interesante hacer notar que, además, lo hacen en situaciones en las que les interesaría permanecer callados, para sostener la duda de si son imbéciles, antes que abrir la boca y resolverla para siempre.
En este caso -para el bingo- vamos a coger a una conocida miembro de un partido político que nació siendo de centro-izquierda (ver su texto fundacional) y acabó siendo el comodín de la derecha: Ciudadanos, y su interesante boquita en esta ocasión, Marta Rivera Cruz. La señora opina que como Seymour Hoffmann murió de sobredosis de heroína , era un estúpido.
Y hace un chiste con el tema. Cuando la gente le indica que la adicción es una enfermedad y no un motivo de chanza, ella contesta irónicamente que “sí, como el cáncer o la esclerosis”. Y remata burlándose de quienes sufren adicción diciendo que “siente que no le produzcan tanta empatía como otros enfermos”. Termina diciendo que hay enfermedades que uno se las busca y que sí, que hay enfermos de primera y de segunda clase, contestando a otra persona que le increpa. La guinda es decir que por ser consumidor de drogas, el fallecido actor, era un imbécil. Asín y después gloria.
Esta tipa, que cuando veáis la foto sabréis quién es y podréis empatizar con mi náusea en este momento que la tengo delante, está en un partido político -el del señor Albert Rivera e Inés Arrimadas– que aspira a tocar moqueta (ya tiene representación y quieren más) y puede acabar influyendo en las leyes, por desgracia si es con esta mentalidad. Y eso nos pone en peligro a todos: tomemos drogas o no, tener un miserable o un ignorante en el poder o legislando, sólo asegura desgracias. Espero que el equipo de formación de Ciudadanos evite que sus miembros dejen claro lo que son, a la primera de cambio: así no podréis ganar, coño.
Y terminamos
La drogofobia es un mal común en nuestro país. No es mas que la consecuencia de décadas de campañas de desinformación -pagadas con dinero de todos, para más INRI- de mano de la FAD y del PNSD, con la servil anuencia de TODA la prensa (ver integrantes de la FAD y el “pacto de medios” que se hizo hace décadas) que no se molestó en cuestionar, leer e informarse en otras fuentes y ser realmente prensa (independientes y veraces). Las consecuencias las pagamos todos también, cuando por nuestra falta de conocimiento -intencionalmente provocado- nos tenemos que enfrentar a la toma de decisiones sobre las que no tenemos datos reales, sino mentiras y miedos patrocinados por el estado.
Así se generaron estos personajes que aquí os hemos mostrado: nadando en la ignorancia, recurriendo al tópico y a lo que han escuchado, o como Pedro Sánchez cuando dice que “las drogas son tan importantes que no hay que hablar de ellas en la campaña electoral y que el no sabe pero le han dicho que no hay que legalizarlas”: ejemplos del mejor cuñadismo como expresión de país y unidad.
Evitadles, ignoradles, seguid vuestra propia agenda.
No podemos seguir sufriendo la ignorancia de otros, menos cuando nos va la libertad de elección y conciencia en ello.
¿Su drogofobia? Tu risamanía.
Y a pasar todos un buen día. :))