Siguiendo el ejemplo de Barcelona, Alicante y Donosti, dos ciudades españolas más presentan esta semana sendas iniciativas para regular la actividad de las asociaciones y clubes cannábicos.
En ambos casos, se propone a las respectivas municipalidades la creación de una ordenanza urbanística que regule la ubicación y que determine las condiciones en las que estos establecimientos puedan ejercer sus actividades.
La historia se repite. Iniciativas ciudadanas buscando que los consumidores de cannabis podamos salir del limbo legal y de la situación de inseguridad jurídica en la que nos encontramos. Y mientras tanto, los gobernantes jugando a su versión particular –y cutre– de Juego de Tronos, mientras nosotros, sus lacayos, esperamos pacientemente que se nos escuche y se nos tenga en cuenta.
Esperamos que tanto en Málaga como en Bilbao consigan su objetivo, y paso a paso, cambiemos la situación legal del cannabis en nuestro país.