Por Larry Acr
Hubo una generación de músicos, allá por los años 80 y 90 del pasado siglo, que, con una gran voluntad si bien escasa pericia, quisieron plasmar sus composiciones tomando como base el rhythm&blues, el blues y el soul. El público mod los acogió, respaldó y promovió, permitiéndoles adquirir una experiencia que les sería de gran utilidad en años posteriores.
Sin abandonar su militancia musical, cultural y estética, aquellos músicos fueron perfeccionando la técnica y aproximándose más al concepto que pretendían transmitir. La formación ilicitana PASAPOGAS HAMMOND QUARTET que nos ocupa, es buen ejemplo de ello: conservando su independencia y criterio, pero aspirando a transmitir su devoción por los organistas totémicos del modern jazz y el soul.
Puede afirmarse que el núcleo irradiador de la banda procede de Los Círculos, proyecto que tuvo en buena medida continuidad a través de la banda Afterglow. Incluso vuestro Ep “Dancing Time!!” concluye con un guiño a esta etapa a través del tema “I am a circle”. ¿Hasta qué punto puede decirse que estos proyectos supusieron vuestra etapa de fogueo y aprendizaje como músicos?
La iniciativa del proyecto PHQ nace tras una charla que mantengo con Ángel Soriano una tarde otoñal en mi casa, en la cual le expongo la idea de formar un combo de mod jazz instrumental, con el hammond como principal protagonista e inspirado en formaciones como Billy Larkin, Booker T, etc. Inmediatamente pensamos que el baterista ideal sería Santiago Vilella, ex Afterglow, con el cual llevamos manteniendo una gran amistad desde los tiempos del instituto. Aceptó rápidamente y así queda conformada la primera formación como trío.
‘I am a circle’ es un guiño a nuestros amigos y camaradas del Circles Club, una manera de agradecerles los grandes momentos que hemos pasado juntos a lo largo de todos estos años. Sin la experiencia de Los Círculos y Afterglow, sería estúpido pensar que PHQ hubiese llegado ni siquiera a nacer. Han sido nuestra escuela.
¿En qué medida han cambiado vuestros gustos musicales y la forma en que concebís el actual proyecto en comparación a entonces?
Seguimos siendo fans de The Jam, Who o Small Faces, pero hoy en día es difícil encontrar algún miembro de la banda escuchando algo que no sea jazz, soul, r&b, o una mezcla de todos estos estilos negroides. Yo personalmente (Jero) escucho mucho George Fame & the Blue Flames, el sonido Club me fascina, me hace transportarme en el tiempo al Soho londinense de los primeros 60´s. ¡Guau, se me ponen los pelos de punta sólo de pensarlo! Con PHQ cocinamos sin la inmediatez y las prisas de cuando éramos más chavales, cocemos nuestra música a fuego lento.
Pasapogas es un proyecto que se vertebra en torno al sonido del hammond tomando como fuente de inspiración a los grandes organistas afroamericanos como Jimmy Smith, Jimmy McGriff, Brother Jack McDuff, Booker T, etc. ¿Hasta qué punto condiciona este hecho la elección del repertorio o el planteamiento de temas de composición propia?
En un principio el repertorio se nutría en buena medida de versiones de algunos de estos genios, ellos fueron los que nos marcaron el camino. Su música forma parte de nuestra dieta habitual, pero a la hora de componer no seguimos un patrón preestablecido, la cantidad de matices que nos aportan estos artistas es tan grande que no nos obliga a ceñirnos a un estilo concreto: mod jazz, groove, funk, latin jazz, boogaloo, soul… Todo un universo donde moverse. Si escuchas nuestros temas, te das cuenta de que no se parecen entre sí, hay influencias de muchos estilos.
Comenzasteis como terceto, y finalmente os habéis afianzado como quinteto. ¿Qué ventajas o versatilidad permite este formato a la hora de componer y desplegar los temas en directo con respecto a los dos formatos anteriores?
El grupo comenzó como trío, con Jero, Ángel y Santi, aunque con esta formación no llegamos a tocar. A decir verdad, estábamos en el proceso de encontrar el sonido que buscábamos, y para eso el saxo era fundamental. Cuando conocimos a Ricard, fue increíble porque era justo lo que necesitaba el grupo: un tipo que sintonizaba a cien por cien con la banda. Desde ese momento hasta la actualidad, Pasapogas se consolida como cuarteto, y sólo se convierte, de forma puntual, en quinteto en los directos, cuando entra en escena Maldo a las percusiones. El hecho de ser un cuarteto no supone ningún inconveniente a la hora de componer cuando se trata de estructuras más o menos sencillas.
¿Cómo es el proceso de creación de las composiciones propias y en qué medida contribuye cada componente de la banda al resultado final?
A menudo los temas surgen a partir de una línea de bajo y acordes del órgano, sobre la que cada uno de los componentes va improvisando, aportando ideas. Si la idea es buena, se sigue trabajando hasta que el tema queda terminado. La cosa se complica en temas con estructuras y armonías más elaboradas, lo que sí que requiere un trabajo más concienzudo a la hora de componer. En este caso, es necesario llegar al local con el trabajo hecho de casa, lo cual supone llevar el tema prácticamente terminado, sólo a falta de algunos arreglos.
Hasta la fecha habéis ido dosificando vuestras grabaciones a través de singles o Eps de siete pulgadas, lo que os delata como amantes del vinilo y coleccionistas del mismo. ¿Por qué os habéis inclinado por estos formatos en lugar de dar cabida a todos los temas a través de un Lp? ¿Es una decisión deliberada por parte de la banda, o es susceptible de ser revisada en un futuro?
Debido a nuestras obligaciones profesionales, nos sería muy difícil reunir el tiempo suficiente para dar forma a un Lp completo. Por otra parte, el 7” es nuestro formato favorito, nos encanta coleccionarlos, tenerlos, escucharlos, no hay ningún soporte musical más cool y elegante que un 7” sin ninguna duda. Cada pequeño vinilo es una experiencia creativa en sí mismo, no sólo musical, sino también de diseño y estilo, que nos ayuda a mejorar en técnica de grabación, en composición, instrumentalmente, etc., siempre buscando el máximo de calidad. Es un trabajo destinado a un público que busca la excelencia musical y estética, con gran gusto y sentido crítico, que sabe y conoce lo que escucha. Eso nos hace tener que ponernos el listón más alto con cada trabajo, es un reto que nos apasiona. No sé si algún día tendremos el tiempo suficiente para un larga duración, pero seguiremos intentando tener un 7” por cada año de existencia de PHQ.
Para el videoclip de la canción ‘Welcome Mr. Lambert’, en el que además habéis ejercido como guionistas, habéis echado mano de todo los elementos que caracterizan la iconografía mod clásica (scooters clásicas, diana tricolor, parkas, coches mini, flequillos…). ¿Hasta qué punto puede suponer esto una ventaja (por granjearos a la parroquia modernista) o un inconveniente con el fin de dar a conocer vuestro proyecto?
Nosotros formamos parte de la parroquia modernista desde finales de los 80 y comienzos de los 90. Nuestra puesta en escena y nuestra iconografía forman parte de nuestra vida cotidiana. Desde ir a trabajar en scooter clásica, escuchar jazz, llevar unos mocasines de ante o hacerse un traje a medida. La elegancia y el buen gusto forman parte de nuestra cotidianidad. Sinceramente, nos da lo mismo que nuestra pertenencia a la escena modernista pueda ser un inconveniente para alguna persona a la hora de escuchar nuestra música.