Por Eme
El otro día publicaba en mi cuenta de Instagram particular una foto de mi hija en biquini montada de pie sobre un columpio en el jardín. Transcurridas un par de horas, la publicación desapareció de mi perfil. Al parecer, los señores de Instagram consideraron ofensivo o poco apropiado el contenido de esta imagen, que únicamente mostraba la inocencia de una niña balanceándose feliz sobre un columpio durante una tarde soleada de verano. Recientemente, un compañero que trabaja para el banco español de semillas de cannabis Buddha Seeds me comentaba indignado cómo Facebook había censurado su concurso en redes sociales porque supuestamente vulneraba sus políticas, o Community Standards.
Quizá para algunos no es un hecho comparable porque al fin y al cabo el cannabis está considerado una droga. Así es.
Efectivamente los magnates de la gran red social de Zuckerberg bloquean el contenido publicado sobre estupefacientes siempre que se promueva su uso. ¿Quién decide lo que es y no es droga? Pues ni la justicia ni la legalidad, que por desgracia no siempre van de la mano, si no ni más ni menos que la ideología dominante de Facebook.
Bien, es una empresa privada y por tanto puede decidir sus propias políticas de contenidos, pero eso no quita que podamos criticarlo, ya que el uso de esta gran red es mayoritario y sus dirigentes dicen que lo hacen para protegernos. ¿Protegernos de quién? ¿Realmente debemos creernos que están velando por nosotros?
Permítanme decirles que en absoluto. Señor Zuckerberg, debe usted saber que no me resulta en absoluto ofensivo el pezón de una mujer ni los genitales de determinada persona. Además, imagínense si soy morbosa, que me encanta la pintura de Gustave Courbet, en la que se muestra el sexo de una mujer. Y usted ha juzgado cuál ha de ser mi sensibilidad artística y ha apartado esta imagen pictórica de mi vista. Simple y llanamente porque le ha dado la real gana.
Muy a mi pesar, señores amos de Facebook, ustedes permiten el uso de imágenes dañinas para mí, que muestran a niños quemados o deformados, fetos después de un aborto, para pedir ayuda económica en determinada causa, reivindicar determinada acción política…; o permiten imágenes muy violentas como forma de denuncia. Incluso llegaron a prohibir fotografías que promueven la lactancia materna y siguen censurando información sobre droga, que puede ayudar, sin ir más lejos a impulsar políticas de prevención de riegos. Pero a ustedes les da igual, y dicen que lo hacen por nosotros, por los usuarios.
Dejen ya de mentirnos, y más cuando están llevando a cabo actuaciones de censura agresivas y contrarias a cualquier código ético para favorecer intereses partidistas de determinados gobiernos. Porque ustedes gestionan su contenido para favorecer su economía y protegen a los mercados, no a mí, ni a mi hermano, ni a mi hija, ni a mi compañero de Buddha que se dedicaba a regalar alegría verde para sus seguidores, en forma de semillas.
La semilla del neoconservadurismo y la doble moral, del capitalismo extremo, esa si la debemos nosotros vigilar, y no aquellas que brotan de la tierra para alumbrar plantas, psicodélicas o no. Sin ir más lejos, desde Buddha Seeds su Community Manager me comenta que no es lógico lo que hace Facebook con las empresas de cannabis en redes: «nos permite crear páginas de empresa y en cambio, no podemos publicitarnos, siendo legales como somos… es un sinsentido».
El caso de Buddha Seeds viene muy al pelo porque la red social ha actualizado hace un par de días sus normas comunitarias prohibiendo a publicación de fotos de nalgas o pechos en los que se vea el pezón así como los contenidos que inciten al odio o enaltezcan el terrorismo.
Esta censura ha causado más de una polémica entre sus usuarios, como en el caso que he referido, en el que la justicia francesa se declaró competente y se pronunció a favor de un profesor que denunció a la red social por censura al haberle bloqueado la cuenta en represalia por haber publicado una fotografía sobre el cuadro El origen del mundo -ver fotografía principal-, de Gustave Courbet, en la que se muestra el sexo de una mujer. Así es amigos lectores, este es el grado de puritanismo de Facebook, que también inhabilitó la cuenta de un museo parisino por mostrar una fotografía en la que se veían los pechos de una mujer.
A pesar de las claras consignas, Facebook tiene una manera de aplicar su política un tanto confusa. Por ejemplo, en el caso de las publicaciones de vídeos sobre decapitaciones, primero las prohibió y después rectificó, permitiendo su difusión.
En cuanto a los contenidos relacionados con las autolesiones, la compañía especifica que elimina cualquier publicación que «anime a hacerse daño, o que promueva los trastornos alimenticios o el abuso de sustancias estupefacientes». No obstante, no considera inadecuados los contenidos sobre modificación del cuerpo.
Cabe recordar que Facebook en ocasiones bloquea cuentas aunque no vulneren su política de uso pero en cambio vulneren las leyes de algún país, si el Gobierno de este lo solicita. Así, en el segundo semestre del 2014, la compañía ha restringido el acceso a 9.707 piezas de contenido que violaban las leyes locales, un 11 por ciento más que en el primer semestre. India, Turquía y Rusia han sido los países que han llevado a cabo un mayor número de peticiones restrictivas a la red social.
Además, y lo que es todavía más idignante Facebook prepara herramientas de censura política para contentar al régimen chino, ya que acceder al mercado chino es demasiado jugoso como para ponerse estricto en cuanto a libertad de expresión se refiere.
‘Censuremos pues lo que nos dicte el gigante asiático en pos de nuestra gran victoria mercantil’, se dirá Zuckerberg.
El New York Times, que ha sido de los principales instigadores para que Facebook evalúe sus compromisos sociales, desvelaba que Facebook había creado una herramienta capaz de ocultar contenido concreto en áreas geográficas determinadas. El objetivo final de esta funcionalidad no sería combatir las noticias falsas —aunque su funcionamiento sería similar—, sino poder “llegar” a China.
Facebook estaría pues, dispuesto a aceptar las demandas de censura política del Gobierno de Pekín a cambio de que este permita acceder a sus plataformas a los usuarios chinos de a pie, que ven bloqueado el acceso a la red social desde 2009. Según la misma información, Facebook y Pekín no habrían mantenido aún reuniones específicas a esta herramienta.
Facebook ya ha implementado medidas ligeramente similares en otros países para satisfacer medidas judiciales que soliciten el bloqueo de información a nivel local. Brasil, Turquía, Pakistán, Egipto o Rusia son países tradicionalmente activos en este apartado, pero con una clara diferencia: Facebook ha actuado de forma reactiva a estas peticiones, siempre tras una petición. En esta ocasión, Facebook colaboraría con empresas externas chinas para aplicar los filtros de forma activa.
¿En qué puede afectar esto a las empresa europeas, por ejemplo? Grandes empresas tecnológicas occidentales han visto mermadas sus ambiciones de llegar a los ciudadanos del país más poblado del planeta por este motivo. Para Pekín la amenaza es doble: por una parte política, y por otra económica o empresarial. Una batalla donde las empresas locales siempre van a contar con un gran apoyo institucional en forma de limitaciones a plataformas como Twitter, Facebook, YouTube, Android, y todos los servicios de Google. Las firmas chinas también cuentan con el apoyo económico a través de jugosas inversiones desde bancos nacionales. En China se juega con una baraja diferente.
De momento solo compañías que no tengan una gran presencia en la distribución de información, como Apple, Microsoft y en menor medida Amazon han sabido sortear este laberinto de trabas, vigilancia y censura.
La red social afirma que cuidará especialmente a ciertos colectivos. Por ello, no admite lenguaje que incite al odio, es decir, todo aquél contenido que ataque directamente a personas en función de su raza, etnia, nacionalidad, religión, orientación sexual, sexo, identidad sexual o discapacidad.
Lo mismo se aplica a los contenidos violentos y el sadismo. La red de Mark Zuckerberg elimina aquellas imágenes explícitas que se compartan para celebrar o ensalzar la violencia. En cambio, se permiten imágenes duras si éstas se publican en tono de denuncia, por ejemplo, las relacionadas con violaciones de los derechos humanos o atentados terroristas. Y también se permitirá lo que ciertos gobiernos quieran o consideren oportuno y se eliminará lo que ciertos mandatarios poderosos consideren.
Por eso, no nos engañen ustedes, amos y señores de Facebook. Ustedes no velan por nosotros, ustedes actúan para contentar al poder y al mercado, para cumplir con la legalidad vigente que les compete.
El esclavismo fue legal, el feudalismo fue legal, el colonialismo fue legal, el fascismo fue legal, el apartheid fue legal, las dictaduras fueron legales, la ablación es legal, el burka es legal… el cannabis y otras sustancias son ilegales en muchos estados, la infidelidad es ilegal en otros y la homosexualidad es delito en medio mundo. La legalidad es una cuestión de poder no de justicia.
Fuentes: