Por Drogoteca
Parece ser que la gente de RCN-NOK (partido político de ámbito navarro, sin representación parlamentaria) va a lanzar mañana viernes la noticia -y campaña, supongo- de la presentación de una ILP o Iniciativa Legislativa Popular, si las firmas lo permiten, de carácter estatal por la regulación del cannabis en todo el estado español.
¿Las razones? Pues muy lógicas: cansados de ver cómo todo tipo de iniciativa se estrella en la barrera autonómica, y más tras conseguir en 2014 que se estableciera un marco regulatorio para el cannabis desde las instituciones forales, conocido como “LEY FORAL 24/2014, de 2 de diciembre, REGULADORA DE LOS COLECTIVOS DE USUARIOS DE CANNABIS EN NAVARRA» han decidido que hay que tirar más arriba, nivel nacional, y que de nada valen las iniciativas que quedan ahí sin posible aplicación práctica.
¡¡Estupendo!! Ya era hora de que alguien tirase de verdad a por los que bloquean el asunto de la regulación del cannabis (PP y PSOE) y olvidasen el localismo de victorias pírricas que, si bien son dulces a los oídos, les cambia mucho el sabor cuando es la “autoridad competente AKA estado central” la que aplica las normas. Porque jode, claro que jode, que te tires años trabajando para que el cannabis salga adelante y que, por sus mamoneos y excusas (tanto de PP como de PSOE), todo al final quede muy bonito en la foto, pero te sigan deteniendo por cultivar cannabis o multando por tener una china -peligrosa para la seguridad ciudadana- en el bolsillo del pantalón.
Hasta el viernes tendremos que esperar para ver dicha propuesta, por escrito en su página para que deje de ser un mero “rumor confirmado”. Y la semana siguiente tendremos tiempo de ir observando las distintas reacciones, que se irán produciendo, dentro del colectivo del cannabis en el estado español. Pero echando un vistazo al momento, no podía haber sido mejor la casualidad con Obama declarándose públicamente un defensor del modelo regulatorio, y diciendo claramente que al cannabis hay que tratarlo como al tabaco y al alcohol. Seguramente no tardando mucho, le escucharemos decir también que está a favor de la regulación de todas las drogas; es la enfermedad de los ex-presidentes de gobierno, que contraen al acceder al cargo y sólo se manifiesta cuando lo abandonan. Sólo cuando ya no pueden hacer nada efectivo en el nivel legislativo, les entra la cordura. Y les pasa a casi todos, desde Felipe González en España a Vicente Fox en México, pero se vuelven partidarios de legalizar -todas- las drogas, cuando se les termina el chollo de controlarlas y nunca antes.
Por otra parte, la situación en el gobierno actual conformado por un partido en minoría (PP) sostenido en investidura y seguramente en presupuestos por otro (PSOE) y que son ellos dos, PP y PSOE, los únicos obstáculos para la regulación. ¿Eso nos favorece, dices? Pues sí: si alguien llega a dar el paso de la regulación del cannabis en España, no lo hará a costa de los ataques del otro partido. Las 3 décadas de campañas de la FAD, con sus burdas manipulaciones y pagadas por el PNSD con la pasta de todos, no se pueden dejar escapar: el mensaje de “la droga es mala” al estilo Cospedal, sigue teniendo millones de devotos en nuestro país. Así que si se da el salto, lo tienen que dar los dos juntitos (PP y PSOE) empujados por todos los demás, o de lo contrario no lo dará ninguno por no exponerse al castigo que les puede suponer, en caso de que el “rival político” (por decir algo) fuera a hacer sangre con ese tema. Es decir, o todos o ninguno; y para conseguir ese “todos”, las bolas del billar político están -a día de hoy- muy bien colocadas.
Así que el momento es propicio, parecen decir los dioses del tiempo, para que el cannabis pueda superar la insalvable barrera que -de forma consciente y manipuladora- han formado el PSOE y el PP contra el cannabis, a nivel nacional. Viendo que el tiempo acompaña, vamos a pasar revista a “la tropa”, y aquí las alegrías ya no son tantas…
El estado actual del activismo cannábico, en España, es lamentable. Y obviamente no lo digo por los pocos que hacen algo, lo que sea, sino por todos los demás: todos esos “socios” que en realidad son clientes de un punto -más o menos fijo- que ahora se llama “la soci” (ponga el nombre de la suya aquí) y que es donde pueden adquirir (sin problema y con calidad) derivados del cannabis por los que “matarían” en una ciudad como Amsterdam, que no es lo que muchos creen. Personalmente creo que si bien los CSC han traído un “ámbito de presunta normalidad”, han hecho daño en el activismo al haber facilitado tanto (y por suerte) lo que antes costaba mucho. Conseguir buena yerba ahora, ya no implica comprar una semilla y tener que leer mucho para aprender; tan sólo que alguien te ayude a asociarte en alguna de las asociaciones de tu área.
En mi ciudad, que hay ya 2 CSC y se plantean abrir -al menos- otros 2 más (otras personas), muchos de los locales circundantes (bares y tiendas) cuando hablan de ellos se refieren como “esos clubs de marihuana legal”. También he escuchado a un Guardia Civil decirlo: “tengo un compañero que está en uno de esos clubs de marihuana legal en los que estás tú…” me dijo hace poco en el bar. ¿Clubs de marihuana legal? Me encanta lo que nuestro cerebro hace con la realidad, y cómo nos ajusta todo para que no nos moleste demasiado, acomodándonos hasta con falsas ideas inventadas.
¿Marihuana legal? Ese es el problema: un exceso de normalización en la adquisición de derivados del cannabis, en un contexto de pseudo-mercado-blanco, ha hecho creer a muchos que la marihuana es legal en España, si no para todo el mundo, sí para el que se haga socio de uno de esos lugares que han proliferado como setas en todas las ciudades. Incluso muchas personas, de tanto escuchar hablar de la marihuana medicinal, piensan que en España un médico (aunque no sea el de cabecera) te puede recetar marihuana. Y no es cierto que un médico pueda darte cannabis en nuestro país: muchos años sonando campanas que han acabado por confundir a la gente, y no saben dónde realmente, llevando a esa falta de activación en ese área. ¿Por qué luchar por algo que te venden -y caro- en las asociaciones cannábicas? Si ya ni siquiera cultivan, y si alguna queda que lo haga, es residual: prácticamente todas compran al mercado negro los productos que venden a sus “socios”.
Es más, esa calidad de “socios” que obtienen de forma legal, en algunas asociaciones se ve ilegalmente violada, al exigir a los nuevos socios que firmen -de antemano- una cesión de su voto para las asambleas generales (la junta de toda asociación, que es todopoderosa, formada por TODOS LOS SOCIOS) de manera que puedan controlar las decisiones que se toman, porque no dejan de ser asociaciones y de regirse por la ley: un grupo de socios suficientemente grande puede legalmente cambiar todo lo que quiera de su “soci”, desde los precios a las normas de admisión y, como hay mucho dinero en juego en algunos de estos “puntos de venta que dicen no ser mercado negro”, esta es la forma que tienen de protegerse frente a la propia ley que les está “amparando parcialmente” en sus actividades. Es decir, se protegen -con una cesión “forzada” de voto (“si no firmas no entras”)- de un posible “golpe de estado” de sus propios socios… ¿o ahora se entiende mejor lo de clientes?
A quienes tengan la desgracia de haber firmado uno de esos vergonzosos papelajos -por los que ceden su voto a otra persona como requisito “obligado” para entrar en un CSC– que sepan dos cosas: la primera, que aunque hayan firmado una cesión de voto, su presencia en cualquier asamblea, anula la cesión de dicho voto. Y la segunda, que aunque sea “mediante cesión de voto”, ese voto cedido les vincula legalmente, con todas sus consecuencias. Aquellas “asociaciones” y CSC’s que intentan privar de derechos a sus asociados, no merecen estar bajo una ley para entidades sin ánimo de lucro.
Estos y otros problemas pintan a día de hoy en el mundillo cannábico en España, y mientras te encuentras gente de USA hablando maravillas de lo que han podido probar en nuestro país, al mismo tiempo la falta de regulación es un caldo de cultivo perfecto para mangantes y aprovechados, y esos no están aquí para luchar por tus derechos (sino por sus intereses). Una oportuna regulación, terminaría con todo esto.
Pero -y este pero me duele, así que espero equivocarme- la fragmentación, que existe entre los distintos grupos activistas del cannabis en el estado español, hace que una ILP que se podría conseguir con la gorra (500.000 firmas) no sea algo que podamos tener asegurado, mientras se calcula que hay -al menos- 3 millones de usuarios frecuentes de cannabis en nuestro país. Un 20% aproximadamente se mantiene con el autocultivo y el resto, un amplio 80%, compra a las distintas formas que el mercado de cannabis adquiere. Y aunque no tenemos nada contra los clubs de cannabis, nuestra apuesta ha sido siempre (y siempre será) por el autocultivo.
La experiencia de germinar, hacer crecer, florecer, cosechar y secar tu propia yerba (con todos los “hitos” que me he saltado, y que aparecen a lo largo de un cultivo de cannabis) otorga una visión de la planta más normalizada e integrada, de forma funcional, en la vida de las personas que la cultivan, y no sólo la compran y consumen. La calidad de la yerba que obtiene -tras unos meses de aprendizaje y lectura, ensayo y error- un autocultivador AKA “cultivador de lo que se fuma” es muy superior de media a lo que puedes obtener en los CSC por un precio razonablemente justo, y el aprendizaje del manejo de un cultivo de cannabis en todas sus etapas es, a día de hoy, una posible salida laboral (ya no sólo para terminar en el mercado negro). Y además, es de todos los derechos que se encuentran en la esfera del cannabis, el más básico y fundamental: el derecho a plantar aquello que para ti quieres, sin intervención ninguna de poderes o instituciones. Tan claro lo tienen nuestro jueces, que el Tribunal Supremo avaló el concepto plenamente al excluirlo del tipo penal en la sentencia conocida como “el supremazo contra el cannabis”, y ya entonces repitió hasta la saciedad que el autocultivo para el autoconsumo y el autoabastecimiento dentro de una autogestión paara asegurarse el autosuministro, era totalmente legal con nuestro actual código penal.
Así, sin más tonterías; el autocultivo es un derecho ya, que no necesita de nada para ser ejercido y que podría ser beneficiado por una regulación clara de lo que es admisible y lo que no, teniendo en cuenta las realidades de los usuarios y enfermos, que llegan a consumir algunos más de 15 gramos al día de marihuana (o equivalentes) y que sería imposible de pagar en un mercado sin subvención. El autocultivo como una actividad normal -y sin darse de alta en peligrosos registros “de yonqui con carnet”, cuyo mal uso puede ser gravísimo en las manos (políticas o ejecutivas) equivocadas- en la que cuando se te vaya a terminar la yerba, estés ya recogiendo otra cosecha porque tu planificación había sido la correcta, es un bonito objetivo al que aspirar. Eso, sin desmerecer a las otras opciones que, a día de hoy, han conseguido hacer el cannabis más accesible para todos como son los CSC.
Queda un día -sólo 24 horas- para saber cuál es la propuesta exacta de RCN y esa ILP que, aunque se lograsen recoger todas las firmas y fuera llevada ante el Congreso, no tiene carácter vinculante en la legislación española y no forzaría legalmente a nada al gobierno ni al legislador, pero cuyo efecto social y mediático en caso de lograrse, está fuera de toda duda y sería un hachazo más en el árbol de la prohibición en España. Un solo día para saber si esa ILP, servirá para reunirlos a todos a pesar de la falta actual de unión en el panorama cannábico.
Y esperemos que así sea: ya hemos sufrido bastante división por la planta que nos une.