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Trump: la asesina guerra filipina contra las drogas es el ‘camino correcto’

Trump: la asesina guerra filipina contra las drogas es el ‘camino correcto’

Por Drogoteca

«Trump me llamó para desearme éxito en mi campaña contra el problema de las drogas. Él entiende la forma en que estamos manejando el tema y me dijo que no hay nada malo  en proteger a nuestro país”, aseguró el presidente de Filipinas Rodrigo Duterte, hablando de su llamada telefónica con el presidente electo, Donald Trump.


“Ya en febrero, escribí un duro ataque contra Hillary Clinton como candidata presidencial. Yo estaba apoyando sin fisuras a Bernie Sanders, y expliqué cómo nunca votaría por un republicano, en referencia a la tendencia de Clinton a adoptar prescripciones de política GOP-Lite. Pero entonces, la campaña avanzaba, y la terrible realidad hizo mella en mí: o Donald Trump o Hillary Clinton se convertirá en el próximo presidente, y punto.

A partir de ese momento, me di cuenta de que alejarse de Donald Trump era de vital importancia. No me hacía ilusiones sobre Clinton y todavía creo que ella sería la clase de presidenta que iba a mear fuera de tiesto en todo tipo de ámbitos políticos. Pero Trump sería desastroso para el país en todos los aspectos, incluyendo las políticas sobre la marihuana.

«El mensaje que me transmitió Trump por teléfono fue muy alentador: lo que quería decirme era que él sería el último en interferir en los asuntos internos de nuestro país.»

Pero sabía que al menos era un burócrata competente que nombraría a personas razonables para puestos en el gabinete federal y la banca. Y sabía que Donald Trump tenía poco interés en gobernar realmente, por lo que básicamente había puesto a su odiosa vicepresidente Pence al cargo.

A pesar de todo, he sufrido los golpes y dardos de compañeros de Bernie Bros, que odian a Clinton. Hillary y el DNC atornillan a Bernie, me dijeron, tenemos que hacerlos responsables! Hitlery KKKlinton es la malévola personificación del mal, me dijeron, tenemos que asegurarnos de que no sea presidenta. Clinton y Trump son sólo dos alas del mismo pájaro, afirmaron, tenemos que apoyar a Gary Johnson y Jill Stein para hacer añicos el duopolio corporativo.

Lo peor de todo es que algunos de ellos usaron mis propias palabras de mi artículo de febrero para defender su posición, y esto puede haber costado a Hillary Clinton algunos votos progresistas a través de mi escritura. Es una lástima que nunca voy a poder sobrellevar. Porque ahora veo claro que mis predicciones sobre la Administración de Trump se están haciendo realidad.

Algunos de mis seguidores han tratado de convencerme de que todo va a marchar bien con las políticas de cannabis bajo una administración Trump. Me argumentan que dejará libertad para que cada estado ejerza sus derechos, y que está 100 por cien a favor de la marihuana medicinal. Él tiene muchos frentes abiertos como para andar gastando capital político en luchar contra el cannabis, afirman.

Entonces vi alarmado cómo Trump seleccionaba al senador anti-maihuana, Jefferson Beauregard  como fiscal general. No te preocupes, me aconsejaron de nuevo, porque el Procurador General de Sesiones tendrá que seguir la voluntad de Trump sobre la cuestión de la marihuana.

Claro, el Procurador General Sesiones puede revocar la restricción como único impedimento fiscal federal y frenar cualquier nueva inversión en la industria de la marihuana. Claro, él podría demandar a los estados que impongan sus programas de licencias comerciales de marihuana, achacándoles que violan la ley federal. Podría enviar a la DEA para frenar el aumento de la marihuana recreativa y la proliferación de dispensarios, protegidos por la enmienda Rohrabacher.

Por eso, también les señalé que no sólo debe preocuparnos el fiscal general, sino también los 93 fiscales de Estados Unidos en todo el país. Esos son los fiscales que, a pesar de la opinión del presidente Obama de que «no vamos a priorizar el procesamiento de personas que están usando marihuana medicinal», lograron llevar a cabo más redadas federales sobre el cannabis medicinal que cualquier otra administración.

Pero ellos no van a hacer eso porque ‘Trump tiene derecho sobre los estados’.

Duterte dijo que el demócrata Obama va a «ir al infierno» y lo llamó «hijo de puta», además de prometer que lo humillaría si visita Filipinas.

Una fuente que ha asesorado al equipo de transición de Trump sobre la política de seguridad dijo que el presidente electo hará «borrón y cuenta nueva» con Duterte. «Él es perfectamente capaz de hablar con Duterte de manera abierta sin estar casado con sus anteriores y fracasadas políticas», afirmaron fuentes cercanas a Trump.

Fue en aquel momento cuando vi que Trump seleccionaba a uno de los peores congresistas anti-cannabis, Tom Price, para convertirse en el jefe del Departamento de Salud y Servicios Humanos. No te preocupes, me insistieron, porque Secretario tendrá que seguir la voluntad de Trump sobre la cuestión de la marihuana.

Y este Secretario controlará el Instituto Nacional sobre Abuso de Drogas, que es el cuello de la botella a través del cual deben ser aprobadas todas las investigaciones sobre cannabis medicinal. Claro, va a controlar la FDA, lo que podría suponer la paralización de programas en 28 estados para que dejen de usar la palabra «medicinal». Claro, también va a controlar los reembolsos de Medicare y Medicaid a los hospitales y médicos, que podrían ser detenidos si tienen algo que ver con la recomendación o permisión de la marihuana. Pero no pasará porque Trump tiene derecho sobre de los estados.

Pero las cosas todavía van a peor y ahora nos informan de la animada charla telefónica que ha mantenido recientemente Donald Trump con Rodrigo Duterte, el presidente de Filipinas, que prometió acabar con las drogas simplemente matando a todos los traficantes y consumidores. Textualmente se comprometió a matar a 100.000 criminales en sus primeros seis meses en el cargo. Incluso afirmó que habría tantos cuerpos muertos de traficantes y adictos en la bahía de Manila que los «peces engordarían”.

En Filipinas, cerca de 5.000 personas han sido ya asesinadas por sospechas de vender o consumir drogas. Los asesinatos se llevan a cabo por la policía o por bandas de vigilantes de Duterte, que tiene plena inmunidad de enjuiciamiento en Filipinas y protección frente al procesamiento internacional.

Jepadre tenía sólo 17 años cuando murió. Su novia está llorando junto a su ataúd, agarrando a su hija de 6 meses de edad. Su tía, Jennlyn Raguindin, dice que la policía encontró su cuerpo en la ciudad: había sido apuñalado nueve veces, envuelto en plástico y abandonado en un callejón.

«Cuando se recuperó el cuerpo de mi sobrino, vieron un pedazo de papel con una nota: «Soy un camello. Soy un ladrón. No seas como yo'». También había un pequeño paquete con marihuana. La policía ha asegurado a la familia que no tienen ni idea sobre quién es el responsable.

Es una escena que se repite en todo Manila, y en todo Filipinas, desde que comenzó la guerra contra las drogas. Este es el ‘camino correcto’ de Duterte, o así lo ha catalogado Donald Trump», quien además le desea éxito «en su programa anti-drogas.

Donald Trump encuentra que no hay «nada malo» en el linchamiento de miles de usuarios de drogas sospechosos, y confirma que «sería el último en interferir» en este plan (con el que Duterte pretende matar a 100.000 personas).

A todos ustedes que trataban de tranquilizarme, recordarme de nuevo cómo de grande es el amor de Trump a los derechos de los estados…

Fuente: http://www.weednews.co/
Autor: «Radical» Russ Belville 

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