Por Drogoteca
Un editor de un periódico provincial de Filipinas ha sido asesinado a tiros después de escribir una columna crítica denunciando una posible negligencia oficial por parte de los funcionarios sobre un laboratorio de metanfetamina descubierto recientemente. Es una nueva víctima de la guerra contra las drogas –interesante la información que publicamos desde Cannabis.es sobre conclusiones del British Jorurnal sobre la lucha mundial contra las drogas- que ha iniciado el presidente Rodrigo Duterte.
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El Sindicato Nacional de Periodistas de Filipinas (NUJP) ha condenado de inmediato el asesinato de Larry Que, editor de un portal de noticias en la isla de Catanduanes. El colectivo, ha desafiado al presidente Rodrigo Duterte a encontrar a los responsables y a destinar el recién creado grupo de trabajo especial para la protección de los medios de comunicación.
Filipinas goza de una mayoría de los medios de comunicación liberales de Asia, y es en cambio uno de los países más peligrosos para los periodistas.
Decenas de personas han muerto en las últimas tres décadas (tal como refleja este artículo de Cannabis.es sobre la relación Duterte-Trump y la situación de las drogas en Filipinas), pero son las emisoras de radio locales las que recogen al mayor número de víctimas. Las investigaciones de los homicidios a menudo no han sido concluyentes.
El periodista recibió un disparo en la cabeza fuera de su lugar de trabajo.
El último artículo que publicó sugirió que algunos funcionarios locales cometieron negligencia en el caso de un laboratorio ilegal de «shabu», una metanfetamina que Duterte se ha comprometido desterrar, así como a los narcotraficantes que la distribuyan en Filipinas.
Duterte firmó una orden administrativa en octubre para crear un grupo de trabajo formado por ministros, policía, funcionarios de la defensa y de justicia, para proteger los medios de comunicación, investigar los ataques contra los periodistas y crear un órgano para supervisión de los casos que se produzcan.
La NUJP ha instado al órgano para la protección de la prensa a trabajar de inmediato para encontrar a los asesinos. Criticó al gobierno por su enfoque hacia los medios de comunicación, ya que es costumbre acusar a los periodistas de distorsionar las palabras del presidente.
«Llamamos a esta administración a predicar con el ejemplo y demostrar su respeto por la libertad de prensa, no sólo resolviendo rápidamente estos ataques descarados a este derecho, si no poniendo fin a su inclinación por culpar falsamente a los medios de malinterpretar deliberadamente sus frecuentes, inconsistentes e incoherentes mensajes», según fuentes de la NUJP.
La oficina de comunicación de Duterte ha emitido declaraciones que contradicen a menudo las declaraciones públicas del presidente y han alegado que “sus palabras deben ser tomadas en serio, pero no literalmente”.
El portavoz presidencial Ernesto Abella ha asegurado que el gobierno condenó la violencia contra los periodistas y ha pedido una investigación exhaustiva sobre la muerte del periodista.
En Filipinas, cerca de 5.000 personas han sido ya asesinadas por sospechas de vender o consumir drogas. Los asesinatos se llevan a cabo por la policía o por bandas de vigilantes de Duterte, que tiene plena inmunidad de enjuiciamiento en Filipinas y protección frente al procesamiento internacional.
La última protesta a esta política ‘suicida’ de Duterte ha sido la cancelación por parte de James Taylor de su próximo concierto en Manila. Taylor ha manifestado que las ejecuciones sumarias de presuntos delincuentes de la droga en Filipinas, sin procedimiento judicial son «sumamente preocupantes e inaceptables».
El cantautor estadounidense tuiteó recientemente que le entristece cancelar el concierto en Manila, y se disculpó con sus fans filipinos.
Multitud de personas elogiaron al músico vía Twitter y han invitado a otros artistas a seguir su ejemplo, mientras que un puñado de partidarios Duterte dijo a Taylor que debería ver analizar la situación por sí mismo en lugar de basar su dictamen en las informaciones de los medios (una actitud de recelo a la prensa que ha condenado precisamente el Sindicato Nacional de Periodistas de Filipinas, NUJP).
Fuentes: