El cántabro Marcus I confía ciegamente en el reggae roots como correa de transmisión de los valores de lucha y resistencia colectiva que abrazaron los rastas en los 70, y que perfectamente pueden ser adaptados a la coyuntura de crisis actual. Para ello, ha creído que lo más conveniente era cerrar con dignidad la etapa Tasty Grooves y emprender una nueva encabezada por él -en calidad de solista y compositor-, pero bien pertrechado por los integrantes de aquella formación de “soulful reggae”. El primer fruto es un álbum en formato doble vinilo -uno de ellos de remezclas dub-, “Inner Calling”, que prioriza el mensaje y huye de clichés y estereotipos propios del género.
Buena parte de los músicos que conforman Tucxone Army ya compartían proyecto contigo en Tasty Grooves. ¿En qué medida se ha modificado el concepto de banda, los géneros musicales tratados y el modo en que encaráis tanto la composición, grabación y puesta en escena con respecto a la etapa Tasty Grooves? ¿Qué ha sucedido para que percibas la necesidad del cambio de nombre para iniciar un proyecto nuevo?
Realmente lo que hemos hecho en verdad es reordenarnos, ser coherentes. Se juntaron varias cosas. Por una parte, Tasty Grooves había cambiado desde los orígenes y sentía ganas de algo nuevo, un proyecto personal de roots y un nombre que me identificase como cantante; hubo una última etapa con el Tributo a Studio One Records que sirvió de homenaje y despedida. Por otra parte, aparecía el proyecto Tucxone Army del sello Tucxone Records, donde podíamos expresarnos en más amplitud de vertientes del género. Al final hemos unificado todo y ha salido este disco.
Además de tu proyecto en solitario, es reseñable la labor que realizas en el sello Tucxone como compositor, habiendo escrito buena parte de las piezas que nutren los álbumes de David Hooper o Shirley Davis. ¿Hasta qué punto condiciona tu modo de trabajar el hecho de que tus canciones vayan a ser cantadas por un vocalista u otro, en términos de tonalidad de voz, temática, etc.?
Siempre trabajo con una dirección establecida en cuanto a género, tipo de producción, cantante, set de músicos, etc. Es muy importante, efectivamente, el trabajo con el artista, adaptar la música, letras y trabajar las canciones de cara a las grabaciones.
Como compositor, ¿aprovechas los momentos de inspiración cuando llegan o te empleas de forma sistémica y disciplinada hasta dar con la tecla adecuada?
Siempre llevo algo para grabar, pero trabajo de una forma rutinaria, hay que estar activo para que aparezcan las ideas. Igual no salen cuando quieres, salen después dando un paseo. Lo importante es fluir, no frustrarse.
¿Por qué consideras que se ha perdido esa figura del autor/compositor tan presente en la música de los años 60 (pop, soul)?
En referencia al oficio como autor/compositor en discográficas, no se ha perdido pero se ha debilitado. Como en la industria y en el mundo de la música independiente se delega menos esta función, invito a probar, hay muchos buenos vocalistas a los que le vendría genial.
En una entrevista anterior te he leído reivindicar “la defensa acérrima de la cultura roots dentro del reggae” (sic). ¿Consideras que el reggae actual está perdiendo los valores de compromiso social y pulsión revolucionaria que caracterizaron al reggae de los años 70? ¿Consideras que movimientos como el reggae revival son útiles para recuperar aquel mensaje combativo y afro-consciente?
Creo que el reggae tiene un compromiso social y un sentimiento revolucionario intrínseco, da igual la época que sea, pero todo viene gracias a los grandes fundadores del roots y el movimiento rasta. Por eso, nos inspira y llega tanto aquella época. Reggae no solo es música, es combativo socialmente y proyecta los más bellos valores morales.
También has hablado de adaptar aquel mensaje de los “sufferahs” jamaicanos con el fin de hacérselo llegar a personas que habitan el actual contexto a través de los problemas que sufre en su día a día. ¿Hasta qué punto es distinta la realidad que vivían aquellos jamaicanos de la que padecemos ahora, y en qué medida obliga a adaptar la temática a tratar? ¿Existe en ti una voluntad de cambiar conciencias a través de la música, o te conformas con que quienes te escuchan disfruten de las vibraciones musicales aunque no capten del todo el mensaje? ¿Es tan importante el mensaje a transmitir como la vibración con la que se hace llegar el mismo?
Es muy distinta la realidad de un habitante que nació en Trenchtown -consciente que su ascendencia eran esclavos exportados de África-, que la de un español de Madrid en la crisis de hoy. Creo que no es comparable, pero sí creo que siendo diferentes compartimos sistema opresor común. La música es un reflejo de la sociedad en la que vivimos, creo que debe estar desvinculada de los partidos políticos pero que tiene que servir de altavoz popular. El mensaje es importantísimo y tiene que ser claro y directo, hay que transmitirle a la gente lo importante que es a nivel individual y colectivo, dar confianza y esperanza siempre con pensamiento positivo.
En tus proyectos musicales has tratado de conciliar dos géneros musicales que, aunque en sus inicios se alimentaban mutuamente, con el transcurso del tiempo han ido alejándose y labrando su propio camino; me refiero al reggae y el soul. ¿Consideras que en la actualidad existe ese diálogo continuo entre ambos géneros? ¿Con qué otros proyectos, actuales o no, que busquen este hermanamiento de géneros te sientes identificado y/o te sirven como fuente de inspiración o referente?
Al fin y al cabo, todos estos géneros son música popular y comparten instrumentación y orígenes, siempre serán familia. Sobre todo el reggae ha tenido siempre mucha influencia del soul, se puede ver según vas investigando a fondo ambos estilos la cantidad de temas que comparten, Stax y Motown está fusilado. Un proyecto antiguo, Alton Ellis o Delroy Wilson por ejemplo, tienen una evidente carga soul.
En tu debut “Inner Calling” realizas un viaje hasta cierto punto introspectivo, navegando en las profundidades de tu ser para tratar de encontrar la parte más franca y mostrarla así en tus canciones. ¿En qué momento consideras que es necesario detenerte e iniciar ese proceso de meditación? ¿Qué aspectos has descubierto sobre ti que desconocieras o que no fueran tan visibles? Para llevar a cabo un proceso meditativo así, ¿te resultado útil echar mano del cannabis o de alguna otra sustancia exógena?
Muchas veces los humanos intentamos hacer cosas para gustar o ser alguien que no somos, y eso nos lleva después a pensar. ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué hago aquí? Creo que los cantantes nos confundimos muchas veces al intentar ser o querer hacer cierto tipo de florituras o gorgoritos para gustar, y además existe una presión mediática que premia y crea estereotipos de lo que nos debe gustar. Al hacer este trabajo he intentado apartarme de eso y buscar otra vía más natural. Al final descubres que ese es el camino y que la gente te quiere así, y les gusta escucharte más, al igual que para la meditación no necesitas nada, solo respirar y concentrarte. Engancha y estoy muy feliz y motivado.
Para la grabación del álbum habéis optado por realizarla “a la antigua usanza”: a la primera toma, con los músicos tocando en directo, registrada en cinta magnética, sin tratamiento digital… ¿A qué obedece esta apuesta? ¿Qué ventajas comporta con respecto a una grabación digital?
Lo que buscamos es conseguir una estética musical y de sonido como la de los discos que más nos gustan, pero adaptando esos colores a hoy día. Para conseguir esto tienes que grabar como grababan ellos, y esta es la forma. Sí que hay algo de parte digital en el procesamiento, tratamos de aprovechar lo mejor de las posibilidades que tenemos hoy en día. Tucxone Records se ha encargado de la cuidada producción del disco.
Fotos: Océane Bouquey