Por Drogoteca
La elección de Donald Trump como presidente, las últimas omisiones del deber de los responsables políticos de la UE en pos de la verdadera unidad europea, los casos de maltrato policial en Francia a un joven musulmán llamado Theo o los capítulos de ocultación de información sobre drogas por parte de la Policía australia, son algunos de los hechos que analiza este artículo para advertir del retroceso en materia de derechos humanos al que estamos asistiendo. Esto no es broma.
Estoy leyendo un artículo del Washington Post sobre unas declaraciones de Francis Fukuyama -que acertadamente han titulado “El hombre que predijo ‘El fin de la historia’ teme por la democracia”- en las que el eminente autor (que ha anunciado el artículo en su propia cuenta de Twitter) hace serias advertencias sobre el mundo que se nos viene encima. Para quienes no conozcan a Fukuyama, es un historiador y sociólogo que en un artículo de 1989 llamado “The End Of History?” -ampliado en un ensayo, publicado en 1992 con el mismo nombre pero sin su interrogación final- planteaba que se podía ir dando por sentado que la forma de gobierno que masivamente se impondría en el planeta tras años de tira y aflojas coronados por el fin de la “Guerra Fría”, era la democracia liberal de tipo occidental: la nuestra, por así decirlo.
En el texto, explica cómo no es capaz de imaginar una persona “menos capaz en la historia política para ser presidente, la menos indicada” que el actual presidente de USA, Donald Trump. En concreto, habla de cómo personajes de este tipo arrasan embistiendo contra las instituciones cuando dichos organismos se interponen en su camino, y cuyas acciones conducen muy lejos de lo que es el entendimiento democrático dentro del modelo que él señalaba en su archiconocido texto de 1989.
No sólo tiene candela para los USA, también tiene para Europa a quien acusa de que “la construcción de la Eurozona fue un completo desastre” y también de que “nunca se ha invertido en la construcción de una identidad real europea”, y nos da una buena coz en las penosas políticas de inmigración que tenemos (o de las que carecemos) cuando está en juego en estos momentos el llamado “Muslim Ban” -una iniciativa nefasta y dañina e inmoral- en una corte de apelaciones en nuestro vecino, al otro lado del charco.
Fukuyama, el hombre que fue vendido -casi como dogma universitario- como gran paradigma en el modelo histórico a final de milenio, dando una tímida pero clara marcha atrás en sus postulados: ojito porque la democracia puede involucionar seriamente.
Y esto no es broma.
En estos momentos, leo por Internet que la Corte que debía decidir si mantenía el bloqueo sobre el “Muslim Ban” en USA, ha dictado mantener el bloqueo de dicha orden ejecutiva presidencial, hasta que un tribunal superior pueda decidir si Trump puede actuar de esta forma; una pequeña victoria para “lo que hasta ahora llamamos instituciones democráticas”. En su dictamen incluye que los comentarios de Trump sobre el “Muslim Ban” son constitutivos de evidencia de una intención discriminatoria contra los musulmanes, y eso es claramente inconstitucional.
Instante después leo a la cuenta de Donald Trump tuitear esto: “¡NOS VEMOS EN EL JUZGADO, LA SEGURIDAD DE NUESTRO PAÍS ESTÁ EN JUEGO!” (textual, mayúsculas incluidas). Y sí, es lo que parece: un adolescente dolido que escribe mensajes en las redes sociales con la obvia intención de que su pareja o ex-pareja los lea. Pero sí, también es el presidente de USA con todo lo que conlleva. Eso lo hace tras su última ocurrencia: meterse con una gran firma de ropa por no contratar más la “línea de moda” de la hija del presidente, y luego hacerle RT (retuit) con la cuenta de @POTUS (la oficial del estado, por así llamarla ya, pero que en su foto incluye un ultraderechista nazi llamado Bannon).
Este tipo ascendido a presidente toma decisiones sobre la vida de millones de personas, y opina que el “waterboarding” o “simulación del ahogamiento” no es tortura, sino que es algo que está “un poquito por debajo de la tortura” y que cuando le preguntan él contesta “que le gusta mucho y que debería reimplantarse”, mientras todos los expertos afirman que la tortura no sirve (aparte de ir contra los derechos humanos). El mismo tipo que apoya el lobby anti-vacunas en sus tuits incluyendo la palabra “AUTISMO” (también en mayúsculas) sabiendo que esa falsa vinculación es el origen del actual movimiento acientífico de los pirados anti-vacunas. ¿Te imaginas a Mariano Rajoy ON FIRE escribiendo tuits cuando el Constitucional no le dé la razón y amenazándole con verse en Estrasburgo con los jueces que se han atrevido a fallar contra él? ¿Y promocionando la marca de ropa (o de lo que sea) de un familiar? ¿Suena a chiste de “El Jueves”?
Y esto no es broma.
Hace menos de un mes, hubo una serie de hospitalizaciones en Australia, seguidas de una serie de muertes de personas que habían comprado drogas en un club y que fueron vendidas como éxtasis, siendo otros compuestos. La policía trincó al camello -un vendedor de menudeo- y le cargaron los muertos a él, sin analizar aún los compuestos. Cuando se han analizado, se ha visto que eran “legal highs” que nada tenían que ver con el éxtasis (entendido como MDMA, que fue como se reportaron las sobredosis y las muertes). En concreto, y gracias a una filtración del informe publicada en VICE Australia, se ha podido saber que en esas drogas vendidas como MDMA lo que hay en realidad es un estimulante llamado 4-fluoroanfetamina o 4-FA, y un psiquedélico muy potente -altamente tóxico- llamado 25C-NBOMe.
¿Gracias a una filtración de un informe? ¿Qué pasa, que la policía no quiere avisar de lo que hay circulando en el mercado siendo drogas de tan peligrosa toxicidad? Pues no, no quieren. Se niegan a facilitar esta información, de la misma forma que se niegan a permitir que se hagan análisis de drogas, afirmando que eso sería enviar un mensaje erróneo: “que hay formas de éxtasis más seguras que otras, ya que todas son drogas y todas son malas, por definición”. Así, como suena.
La policía de Australia se opone frontalmente a dar datos sobre análisis de drogas, porque según ellos eso mandaría el mensaje “erróneo” de que unas son buenas y otras malas. No quieren aceptar que difundir que hay una intoxicación mortal por MDMA es jugar sucio cuando saben que no es MDMA sino que son otras drogas que nada tienen que ver y que resultan mucho más letales. Para ellos, dar esa información sería un mensaje erróneo y el hecho de que guardarse esa información, provoque muertos, es un mal menor y que además sirve para que los demás se tomen el tema de las drogas en serio, y simplemente por arte de magia, dejen de consumirlas. Si, policía ocultando información grave de salud pública por una orientación claramente política (claramente dada por sus superiores políticos, ya la policía no piensa sino que obedece).
Y esto no es broma.
Para ir terminando por hoy con esas novedades que el nuevo orden mundial nos trae, no podemos dejar de hacer visible nuestro profundo asco por lo que la policía de Francia hizo a un joven negro llamado Theo. El chico tiene 22 años y es de tipo “oscurito de piel y musulmán”, en un mal sitio como son las periferias de París, así que 4 policías que estaban en una redada de drogas -supuestamente- salieron de un coche al verle y le cosieron a hostias. Además durante “el incidente” le metieron una porra telescópica (extensible) por el culo y le provocaron un desgarro anal profundo, mientras le aderezaban la cara con gases lacrimógenos.
La cosa es de tal magnitud que el presidente francés Hollande, ha tenido que ir a hacerse la foto al hospital con el “violado por la policía”. No es que a Hollande le importe una mierda el pobre Theo, sino porque Theo es la prueba palpable de una policía fuera de control, comportándose con formas propias de regímenes que desconocen lo que son los derechos humanos, en nuestra actual Europa. Y porque lo que le han hecho esos 4 policías a Theo, ha desatado la furia en las calles y han explotado en revueltas.
En el caso de Theo, es curioso cómo buscar drogas les llevó a meter una porra por el culo a un detenido. Las drogas de nuevo, como una excusa contra la que vale todo. Y este chico, además era inmigrante y musulmán y pobre: lo tenía todo. Le dieron tanto que cuando la prensa, días después, fue a hacer fotos al lugar, aún fotografiaron los chorros de sangre que “el incidente” dejó.
Ahora los abogados del policía acusado de violación, dicen que de violación nada de nada, que eso fue mala suerte. Según declaración, le dieron un golpe con la porra que hizo que se le bajaran los pantalones, cayendo al mismo tiempo -casualmente- sobre la porra e introduciéndose involuntariamente en su recto, provocándose un desgarro anal profundo. Pero que todo esto, aunque pasó en presencia de 4 policías (uno actuando y los otros, o ayudando o mirando) fue algo totalmente fortuito, nada de violación.
En Francia, se pierden discutiendo si fue “sodomía forzada” (lo que sería una violación de tipo sexual clásica) o si “simplemente” es un uso indebido de la violencia. En castellano resulta más evidente el nexo entre ambos conceptos, de violación que originalmente era “violatio” y “violentia” era violencia. Violar -”violare”- era ejercer la fuerza y el violento -”violens”- era el que ejercía la fuerza, que cuando es con intención sexual llamamos violador. Y en este caso es tortura policial.
Pero sí, resumiendo, 4 policías trincaron a un chaval y le metieron una porra por el culo mientras le tupían a hostias. El chico declara que “creyó que iba a morir del dolor que llegó a sentir”. Y esto ha pasado en Francia, que es frontera con nuestro país y en donde existe el auge de un populismo ultraderechista de mano de Le Pen que amenaza con fragmentar definitivamente la endeble construcción europea, y con ella el pretendido “marco de valores y derechos” que se encuentra en juego en estos momentos.
Y esto, como la imbecilidad declarada por el policía de que “fue sin querer”, tampoco es broma.
Todo esto está pasando, y ya no se trata de avanzar en derechos fundamentales que han sido arrebatados a la persona sino de impedir que se retroceda en aquellos que creíamos conseguidos y asegurados.
Son los derechos de todos los que están en juego, y aquellos que miren únicamente a su propio patio y no atiendan a las señales que hay en todo el entorno, seguramente reaccionen tarde en la defensa de los derechos de todos, aquellos que ya fueron conseguidos para todo tipo de colectivos como aquellos que están por conseguir.
Y esto, por desgracia, ya no es ninguna broma.