En la década de los 70, los rodajes en San Francisco eran una juerga de campeonato. El porno era hippie y en los platós corría alegremente la marihuna, la cocaína y el alcohol. Una orgía sin freno.
El cine X de los años 70 fue el primer porno, el más transgresor y el más libre, con estrellas que caminaron por el lado salvaje, como Marilyn Chambers, Linda Lovelace o Vanessa del Rio. Fue la época donde el cine X se veía en las salas y era algo cool. No estoy delirando, que el porno, en sus comienzos, se descubría y se disfrutaba así. Películas legendarias como «Garganta profunda» (1972), «Tras la puerta verde» (1972), «El Diablo en la señorita Jones» (1973), «Historia de Joanna» (1975), «The opening of Misty Beethoven» (1976), «Barbara Broadcast» (1977), «Debbie does Dallas» (1978) y tantas otras sacudieron los cimientos de lo políticamente correcto, se estrenaron en los cines de Nueva York y dieron aire fresco a una sociedad que quería olvidarse de la guerra de Vietnam y abrazar las drogas y el sexo libre.
Hasta el fondo y más allá
La fiebre porno la desató en 1972 la legendaria «Garganta profunda».
Una comedia desinhibida y cachonda cuya protagonista, Linda Lovelace, descubre un buen día que tiene el clítoris en la garganta, por lo que se afana en realizar unas felaciones prodigiosas para llegar al orgasmo.
Entre querellas judiciales, trifulcas con la mafia y escándalos en las calles y los medios de comunicación más retrógrados, el film se convirtió en un éxito sin precedentes, la película que todo el mundo quería ir a ver.
«De la noche a la mañana, un porno rodado en diez días y con un presupuesto de 24.000 dólares se transformó en un bombazo, en todo un fenómeno social sólo igualado por el escándalo Watergate», asegura el especialista Frank Lasseca, autor del libro «Fantasías de noche: las 50 mejores películas del cine porno». A fecha de hoy, «Garganta profunda» es uno de los títulos más rentables de la historia del cine y lleva recaudados más de cien millones de dólares.
Champán, porno y marihuana
«Garganta profunda» convirtió el cine X en algo chic y puso los cimientos para consolidar una industria pornográfica que, en los años 70, daría sus grandes obras maestras. Las actrices eran estrellas que aparecían en las portadas de las revistas, acudían a sus estrenos en limusina y eran rostros frecuentes en cualquier fiesta con glamour.
Linda Lovelace lo recuerda en sus increíbles memorias: «Todo el mundo me conocía. Me invitaban a las fiestas de la Mansión Playboy y allí bebía copas con Warren Beatty, Goldie Hawn, James Caan, Elizabeth Taylor y Frank Sinatra. Eran unas fiestas increíbles: olían a marihuana, corría la cocaína y se celebraban orgías.»
Cocaína y música disco
A mediados de los 70, el porno y las drogas iban de la mano. Se estrenaban los grandes clásicos del género más caliente, las actrices eran famosas y en las fiestas no faltaba de nada.
Vanessa del Rio, una de las actrices más ardientes e inolvidables de aquellos primeros años del cine X, así lo recuerda: «Cuando comencé en el porno, en 1974, me encantaban las drogas. Recuerdo fiestas salvajes en discotecas de Nueva York con cucharas repletas de cocaína. Siempre acabábamos colocadísimos y follando unos con otros.»
Pero la fiesta terminó en puro vicio, el vicio saltó de las discotecas a los rodajes de cine para adultos…
Y aquello acabó en un desmadre.
Naricies calientes y pantalones de campana
Marilyn Chambers, una de las actrices doradas de aquella época setentera, saltó a la fama tras protagonizar en 1972 «Tras la puerta verde», un clásico seminal con un final lisérgico que poco tiene que envidiar al de «2001, una odisea del espacio» de Stanley Kubrick.
«En aquellos años tan locos me metía de todo: ácido, speed, peyote, hongos alucinógenos y marihuana», confesaba Marilyn.
«Aquello era divertido, aunque me pasaba todo el día colocada y no hacía nada más. Sin embargo, cuando llegó la cocaína fue una conmoción. Se convirtió en la droga de moda. Muchos actores acabaron enganchadísimos y destrozó muchas vidas».
Vidas rotas como las de Jim y Artie Mitchell, directores -y encima hermanos- de «Tras la puerta verde». Tres años después de filmar la película que los lanzó al Olimpo XXX, se embarcaron en un nuevo porno: «Sodoma y Gomorra». Su rodaje fue un desastre, y lo que iba a ser la superproducción hardcore de la década acabó en un «Apocalipsis now» de cocaína, desenfreno, fracaso, adicción, alcoholismo y asesinato cuando, en 1991, Artie fue abatido por su hermano con tres disparos que le soltó a bocajarro con su rifle del calibre 22. Como Caín y Abel, pero en versión hardcore.
La gran bacanal
Del semental John Holmes no vamos a decir nada, sólo remitirnos al artículo que aquí mismo le dedicamos. Lo suyo fue puro exceso y dependencia galopante. Esnifar una raya de cocaína cada diez minutos y rodar escenas de sexo es incompatible. Pero es que el polvo blanco entró como un tsunami en la industria porno americana de los 70.
Fred Lincoln, uno de los directores y productores más prolíficos de aquellos tiempos, todavía se echa las manos a la cabeza.«
La coca barrió Nueva York y todo el país como un puto incendio descontrolado. Me encantaba conducir por la noche. Me detenía en un semáforo, mirabas al coche de al lado y veías los mecheros ardiendo a tope, en plena calle. Todo el mundo consumía cocaína. Y en el porno también. Muchos actores sólo querían cobrar en drogas… y otros directamente ya llegaban colocados al rodaje.»
Fiebre del sábado noche
A muchos y a muchas, las papelas se les fueron de las manos. A actrices como Sharon Mitchell, que cobraban mil dólares diarios, el sueldo no les llegaba ni para pagar el alquiler porque se lo metían todo. «Me enganché de inmediato. Me pinchaba caballo del bueno. Iba a rodar y todo el mundo sabía que estaba enganchada. Llegué a pincharme en el plató. Nunca oculté que era drogadicta… pero es que a nadie parecía importarle.»
Sí, los años 70 fueron unos años muy locos en la industria pornográfica americana, pero como remata Sharon, «En aquellos rodajes, todo el mundo llevaba encima algo de coca, heroína, PCP, speed, hierba… Todos iban cargados a cualquier parte, pero te aseguro que he conocido a mucha gente del cine convencional, del rock´n´roll, del periodismo… Y aquello fue igual para todos. Da igual que rodases porno o escribieses en el New York Times».
Solo para adultos: momentos clasificados X
Tras la puerta verde (trailer. 2 min)
Garganta profunda (escena final. 10 min)
Barbara broadcast (tres escenas en el restaurante. 6 min)