La declaración escogida para titular la entrevista retrata razonablemente bien las intenciones de la formación madrileña de rock steady y early reggae. Su finalidad es inequívoca: clavar, en la medida de lo posible, los estilos primigenios de la música popular jamaicana, pero, como reconocen con humildad, “es difícil hacer oldies como los auténticos oldies”.
Y, al contextualizar su música en la época que les ha tocado vivir, los madrileños ponen especial empeño en ofrecer la contraparte de sus composiciones en un formato que les permita darse a conocer en ese universo virtual que constituye la red de redes. De ahí que, a las ediciones físicas en vinilo -a las que no renuncian, pues aprecian una buena sesión de “oldies”-, les acompañen sendos videoclips con los que van dosificando con inteligencia su presencia en las citadas redes.
La mayor parte de los componentes de la banda han disfrutado de experiencias previas en formaciones como The Upsttemians, Einstein o Ready Getters, entre otras. ¿En qué medida os han resultado útiles para marcar hacia donde queréis dirigiros con el proyecto Mango Wood? ¿Qué errores evitaréis repetir en el futuro?
Estar en grupos siempre aporta experiencias buenas, pero también se debe aprender de los errores que se cometen muchas veces. Creo que nos hemos dado cuenta de que rodearte de gente con el mismo compromiso y objetivos similares es fundamental para lograrlos. No tiene mucho sentido estar en una banda en la que tus intenciones y aspiraciones no son compartidas, y eso acaba siendo frustrante. Después de tocar en grupos de reggae, ska y experimentar con diversos ritmos y sonidos jamaicanos, hemos sabido encontrarnos dentro de Mango Wood con el estilo, dedicación y metas que todos queremos.
Algunos componentes compagináis Mango Wood con otra formación con evidentes similitudes en cuanto a sonido y referencias como The Crepitans, lo que puede generar solapamientos. ¿Qué distingue el planteamiento de uno y otro proyecto, los objetivos que os habéis marcado, los matices que incorporáis a vuestra música, el rol que desempeñáis los componentes que las compagináis, etc.?
Es cierto que puede haber similitudes entre ambos grupos, pero al haber miembros diferentes en cada grupo, ambos ofrecen un estilo y matices diferentes. No solo ocurre con Crepitans, sino también con Hypocondriacs. En el fondo, que diferentes músicos pasen por varios grupos era muy típico en los 60-70 en Jamaica: Upssetters y Slickers, Vikings y Maytals… En cuanto al planteamiento, forma de trabajo, etc. cada grupo es un mundo: en Mango estamos contentos con la dinámica de trabajo, ritmo de ensayos y trabajo creativo, y nos atrevemos a pensar que se asemeja un poco a la forma de hacerlo de los artistas de la Jamaica de los 60. ¿Tienes una idea? Tráela, le damos unas vueltas, la arreglamos, nos gusta y la grabamos. Puede ser un hit o puede ser un tema que pase más desapercibido, pero ahí queda grabado, ahora muévelo y a ver cómo responde el público.
Habéis puesto un especial empeño en recrear con fidelidad el sonido de la que podríamos considerar época dorada de la música jamaicana -las décadas de los 60 y 70-, realizando un escrupuloso ejercicio de estilo que nos retrotrae a la música de tercetos vocales como The Ethiopians, The Maytones o The Kingstonians. ¿Hasta qué punto puede una banda como la vuestra aportar algo novedoso o autóctono a esta música creada hace décadas? ¿Está los sonidos oldies jamaicanos condenados a mirar constantemente al pasado o existe una posibilidad aún de reinventarlos, de darles una vuelta de tuerca?
Es difícil hacer oldies como los auténticos oldies. Prácticamente casi todas las bandas de estilos 60´s, de alguna forma u otra metemos algún elemento moderno, ya sea de forma directa (sonido, melodías, armonías…), o en pequeños detalles como giros en progresiones melódicas. Existen formas de reinventar el estilo como han hecho Slackers, Upsessions, Aggrolites…, aunque nosotros preferimos seguir más fieles a la época. Nuestra intención es seguir con la tradición de sonidos tempranos y, al mismo tiempo, poner nuestra aportación a aquella época que tanto escuchamos.
Habéis decidido ir diseminando vuestra música, sean composiciones propias o versiones, a través de una serie de videoclips con los que vais dando que hablar de forma regular. ¿Qué importancia le concedéis al rol que desempeña este formato audiovisual para difundir la música?
Hoy día vivimos en la era de lo audiovisual. Ofrecer una canción sin un mero acompañamiento visual, se queda corto o pobre de cara a moverlo entre el público y las redes sociales. Nos parece una forma de mantener vivo al grupo, añadiendo a la tarea de la grabación musical, la de la grabación de video. Cabe destacar la facilidad que tenemos para hacerlo, al rodearnos de gente tan profesional y dispuesta como las Hermanas Jurschik o Mance López.
¿Podría considerarse que, sumado a la recuperación de las ediciones en vinilo en detrimento del CD, la industria musical está inmersa en un proceso de recuperación de elementos de promoción del pasado?
En cuanto a la recuperación de elementos del pasado, puede que la gente empiece a echar de menos ciertos elementos que funcionaban bien y otorgaban a la música cierto encanto a la hora de escucharla que con el formato digital o no físico actual se han perdido, o que simplemente hay músicas que suenan mejor en un tocadiscos, que es para el medio de reproducción que fueron creadas.
Curiosamente, uno de los temas que habéis registrado en video, y que recuerda vuestro paso por el Pirañas Reggae Fest, es “Zombie jamboree”, un calypso archiversionado por figuras como Lord Intruder, Lord Invader o Harry Belafonte, entre muchos otros. ¿Por qué se explora tan poco este género musical en la actualidad?
El motivo puede ser que la gente ve el calypso o el mento como pachanga folclórica. También es verdad que esos estilos no tuvieron ni una mínima parte de influencia y promoción a nivel mundial de la que tuvo el reggae, sus patrones son algo más complejos y profundos… O, sencillamente, no gustan tanto como para que haya una exploración profunda actualmente y menos en la península.
¿Habéis sopesado la posibilidad de adentraros en él con una cierta profundidad?
En alguna ocasión nos hemos lanzado a tocar estos géneros, pero nunca han llegado a formar parte de nuestro repertorio de forma estable.
Vuestra primera referencia publicada en formato físico ha sido el single de vinilo “Try” / “Mash it up” por parte del recién aparecido sello Respect Records. ¿Qué valor consideráis que siguen teniendo las ediciones físicas frente a la promoción que pueda darse a través de plataformas en la red que habéis trabajado como Bandcamp, Soundcloud o Youtube?
Como antes comentábamos, el formato físico siempre otorga un valor añadido, y más en el círculo de la música jamaicana en el que debemos remarcar la función del Dj a la hora de promocionar la música. Además, el público de estos circuitos no solo disfruta yendo a conciertos de las bandas, sino que asiste a sesiones de Dj´s que, por lo general, acuden a las salas con una maleta llena de singles, dentro de la cual nos gustaría que estuviera el nuestro. Tener infinitos temas en un disco duro y reproducirlos, no tiene el mismo encanto que el trabajo de buscar un tema concreto, una versión concreta de tal tema o de tal época en dicho formato. Ahí está la gracia.
¿Qué le aporta la infraestructura y promoción que un sello humilde como Respect Records pueda brindar a una banda como la vuestra?
Respect Records es una apuesta mutua, es un sello humilde, pero gracias a su pasión por la música, sabemos que va a tener su público a medio/largo plazo. Nos ha dado la posibilidad de promocionar nuestro primer trabajo físico, estamos muy a gusto trabajando con Javi, y la idea es seguir con él: ya estamos preparando un segundo asalto en 7 pulgadas. Gracias a que no paramos y nos encanta seguir sacando temas y trabajos, no nos cerramos a trabajar con más sellos que puedan estar interesados en nuestras canciones o a la autoedición.
Habéis tenido ocasión de experimentar tanto la asunción de todo el proceso de grabación, mezcla y masterización por parte de vuestro guitarrista David, como la externalización de dichos procesos en el citado single de vinilo. ¿Qué ventajas e inconvenientes supone contar con alguien ajeno para llevar a cabo dichas tareas?
Muchos de nuestros temas que tenemos subidos a diversas plataformas han sido grabados y mezclados por David, pero en otros cada parte del proceso ha sido llevado a cabo por diferentes personas o estudios (Brian Dixon, Musigrama…). En el caso del single del “Try” y “Mash it down”, la grabación ha sido llevada a cabo por David en nuestro propio estudio Imported Grooves, pero la mezcla y el máster son trabajo de Fernando Izquierdo, de Aggrodub Studio, un maestro de los sonidos jamaicanos de la capital que ya ha trabajado con Majaicans, Hypocondriacs, Upsttemians…
¿Sois partidarios de la proliferación de estudios caseros que “democratizan” el proceso creativo, o consideráis que hay que valorar el trabajo de personas que se han formado, han invertido en un equipo y aportan su sello de calidad al proceso?
No tenemos nada en contra de los estudios profesionales, pero la posibilidad de trabajar por nuestra propia cuenta sin las limitaciones de tiempo, nos permite sacar el sonido que queremos, no cortarnos a la hora de experimentar, probar, etc. Facilita el trabajo, y, por supuesto, es más económico.
Larry ACR
Fotografías: Mance López