Llega esa fecha señalada en el calendario en la que nos reunimos con nuestros seres queridos para disfrutar de su compañía. Las mesas rebosan copiosas comidas y qué mejor forma de rematar las gambas y el cordero que con un dulce cannábico.
En este caso, nuestro chef Pablo Martínez nos aconseja un chocolate aderezado a la naranja con un toque de White Widow. Para empezar, advierte que el proceso es sencillo pero hay un par de pasos que hay que darlos con relativa rapidez, por lo tanto hay que tenerlos preparados de antemano: el chocolate debe estar ya troceado en un recipiente grande, la mantequilla debe estar a temperatura ambiente, tanto como el chocolate, el envase donde vayamos a verter la mezcla debe estar previamente cubierto con plástico film, etcétera.
Ingredientes:
- Zumo de naranja natural recién exprimido (40g)
- Zumo de limón (en este caso, de lima, unas gotas)
- Nata líquida para montar, 35% de materia grasa (20g). No confundir con “nata para cocinar”.
- Miel (5g, una cucharadita)
- Canela al gusto.
- Cobertura negra (150g) ya picada en un cuenco grande. Mínimo de un 60% de cacao negro.
- Cointreau o licor de naranja (10g o cucharada sopera)
- Mantequilla Cannábica (20g) En este caso, de entre las disponibles, Pablo nos aconseja usar White Widow por su aroma cítrico aunque no demasiado intenso. “Debería ser una Yerba que no demasiado olorosa. Una Cheese no creo que pegue demasiado con el chocolate.” Pablo nos indica que deberíamos usar una mantequilla “algo subida” dado que vamos a usar poca cantidad en relación al resto de componentes.
Exprimimos el zumo de las naranjas, así como el limón. Los ponemos en un cazo al fuego y agregamos la nata. Seguidamente añadimos la miel y la canela. “Aquí tenemos el primer grupo. Todo esto espesa junto. Al hervor, vertemos la mezcla sobre el chocolate que teníamos reservado y removemos hasta conseguir una mezcla homogénea” explica Pablo.
La idea es que el calor del líquido mezclado, funda el chocolate que teníamos en el bol. Se aconseja el uso de varillas, llegado el caso de batidora, pero siempre intentando que el chocolate no haga burbujas. Esto mejorará su conservación. Para ello, batir suavemente hasta su emulsión y mezcla homogénea.
“A continuación, añadimos la mantequilla y el chorro de Cointreau. Removemos de nuevo hasta incorporarlos. Entonces, enmarcamos en el molde”.
Según nos aclara Pablo, podemos usar casi cualquier cosa a forma de molde. Un tupper, una hielera (si quisiéramos hacer bombones), un molde propiamente dicho… “Lo que hay que hacer seguro es cubrirlo con algo que impida que el chocolate se pegue al molde. Suelo utilizar film transparente, porque es fácil de despegar. Pero se puede usar papel de horno o lo que tengas en casa. El aluminio es algo más complicado porque es más frágil, quizá no sea lo mejor pero también podría valer. Eso sí, cuidado con dejarte algo pegado porque si lo muerdes, quizás pierdas un diente” cuenta Pablo entre risas.
Llegados a este punto, lo que queda es dejarlo reposar un mínimo de 12 horas en un lugar fresco. “No tiene por qué ser la nevera, ten en cuenta que antes la gente hacía turrón y no había refrigeradores. Los ponían en cuevas o en sótanos. Todo depende de la temperatura que haga”.
Para terminar, Pablo nos aconseja añadir algo de rayadura de cáscara de naranja al zumo (al principio de la receta) y decorar con naranja confitada.
“Me gustaría desear a los lectores felices fiestas. Toca celebrar con la familia, hacerse regalos y activar así el consumismo de la mano del espíritu navideño. ¡Viva la Navidad!”