Seis personas fueron condenadas a muerte por tráfico de drogas por un tribunal malasio, el mes pasado. Dos son malasios y el resto son ciudadanos indios, otro país que mantiene la pena de muerte por delitos relacionados con las drogas. Mientras que Malasia ha tomado medidas para que la pena de muerte para ciertos delitos de no sea obligatoria, la lenta implementación de la ley sobre pena de muerte significa que muchos más serán ejecutados en nombre de la guerra contra las drogas.
Las seis personas se encuentran entre los cientos que enfrentan la pena capital por violaciones a la ley de drogas en Malasia. Hace menos de dos meses, China ejecutó a siete personas por delitos de drogas, frente a miles de espectadores. Y hace solo unos años, Indonesia ejecutó a ocho personas por delitos relacionados con drogas, a pesar de las reiteradas súplicas de misericordia de familiares, ciudadanos, organizaciones de derechos humanos, las Naciones Unidas y gobiernos de todo el mundo.
Incluso aquí en los EE. UU., Donde la pena de muerte no se aplica por delitos relacionados con las drogas, la crisis actual de sobredosis de opiáceos ha llevado a una mayor criminalización de las personas que venden drogas. El Gobernador del estado de Florida recientemente firmó un proyecto de ley que ampliaría la definición de asesinato en primer grado, un delito por el cual se puede aplicar la pena de muerte en el estado, para incluir la venta de una dosis letal del opioide, el fentanilo.
Las Naciones Unidas se oponen al uso de la pena de muerte para las violaciones de la ley de drogas y han sostenido reiteradamente que el uso de la pena de muerte para hacer cumplir las leyes sobre drogas viola el derecho internacional. El derecho internacional limita la aplicación de la pena de muerte a los «delitos más graves» que no incluyen el uso, la venta o el tráfico de drogas.
A pesar de esto, 33 países todavía usan esta medida ineficaz y draconiana para lidiar con los delitos relacionados con las drogas. En algunos países, ha habido signos de reforma. Irán, que ha condenado a muerte a miles de personas por drogas, modificó recientemente su código penal, lo que indica que incluso los países que desde hace mucho tiempo confían en la pena capital por delitos relacionados con las drogas se están dando cuenta de lo ineficaz que es.
Si bien la pena de muerte representa un ejemplo extremo de las formas perversas en que los gobiernos castigan a personas sospechosas de estar involucradas con drogas ilegales, muchos más países del mundo también son culpables de crímenes atroces en esta equivocada guerra mundial contra las drogas.
Desde Cannabis.es coincidimos con que la pena de muerte es una atrocidad pero creemos que hay otras muchas formas en las que se están violando los derechos humanos como vía para ‘atacar’ el problema global con el uso de drogas. Por eso, reivindicamos un cambio en las políticas de drogas a nivel global desde la premisa de la reducción del daños y riesgos, como lo proponen desde la Global Commission on Drugs.
Fuente: http://www.drugpolicy.org
Autora: Suchitra Rajagopalan es la coordinadora de investigación de Drug Policy Alliance.
Edición/información: Cannabis.es