«Tras ser señalado como uno de los mayores productores de marihuana de África, nos adentramos en el enigmático Senegal, en busca de su secreto mejor guardado.»
Senegal, la cuna de Orchesta Baobab, se encuentra en África Occidental, lindando su costa con el Atlántico, al norte con Mauritania y al sur con Guinea y Guinea Bissau. Este país tropical acaba de ser señalado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco Africano de Desarrollo, como uno de los mayores productores de ganja de la región, junto a Nigeria, Ghana y Togo.
“Yamba” es el nombre que recibe localmente la marihuana, y, específicamente, la producida en el país. Se trata de plantas de baja calidad, comparadas por ejemplo con los fenotipos híbridos de gran potencia; llena de semillas, hojas y palos. No en vano, se trata de una sustancia prohibida y su consumo está mal visto en la sociedad, por lo que su producción y tratamiento se lleva a cabo en la clandestinidad.
Según nos cuenta El Supersativa, en 1980 la cantidad de fumadores de yerba en el país le permitió entrar en contacto con la cultura local: “La mayoría eran muy discretos porque no querían que se supiera que fumaban para evitar problemas con la policía o la familia. La estigmatización de la sociedad en general también era un peso para ellos y sucedía lo mismo con el alcohol. Sin embargo, había dos grupos que asumían bastante abiertamente el hecho de fumar, sobre todo por sus vestimentas y pelos”. Como cabe esperar, uno de esos grupos eran los rastafaris africanos, subidos al carro del Reggae y Bob Marley, que visitó África en 1978.
Por otro lado encontramos a los Baye Fall: “una secta o movimiento musulmán, con sus trenzas como los rasta, ropa colorida y muchos amuletos. Tienen una posición especial dentro de la religión ya que consideran tener conocimientos esotéricos o mágicos. Esta supuesta sabiduría, según ellos mismos, les permite no ayunar durante el ramadán, beber alcohol y fumar yamba”.
En 2010, el todopoderoso G8 reunió a su mesa contra el tráfico de narcóticos a distintos países productores, entre ellos Colombia, Jamaica, Haití y siete países africanos, contando con Senegal. Su intención fue la de detener el flujo de dinero que, según esta organización de países ricos europeos, surte de liquidez a guerrillas clasificadas terroristas tales como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (ahora convertidas en partido político) o Al Qaeda.
Aunque la pretensión del Club de los Países Ricos no fue demasiado efectiva, el trasfondo no deja de ser interesante. El grueso de la producción de yamba en Senegal se produce en una región del sur del país llamada Casamanza (Casamance). Éste departamento, establecido al sur de Gambia y en la zona del río Casamance, fue sometida tanto a la colonización francesa como portuguesa hasta que se estableció una frontera entre Guinea (Portugal) y Senegal (Francia) en 1888. Portugal perdió la posesión de la zona, aunque en su capital Ziguinchor, aún se pueden encontrar descendientes con nombres criollos. La reivindicación histórica del territorio como soberano e independiente y el estallido del Conflicto de Casamance, llevado a cabo por la guerrilla Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamanza, dio lugar a una guerra civil de baja intensidad en 1982. Ésta guerrilla utilizó el tráfico de yamba para sufragar los combates, además de contar con la ayuda del presidente de Guinea-Bissau, João Bernardo Vieira. Los guerrilleros protegieron la producción de cannabis incluso después de la firma de un acuerdo de paz en 2004.
Actualmente, la marihuana sigue siendo ilegal en Senegal. Aunque algunos testimonios afirman que Casamance no es demasiado “tourist-friendly” , el consumo de yerba y hachís sigue siendo común y es bastante fácil encontrar yamba envuelta en paquetes de papel de periódico por su capital, Dakar, quizá en algún lugar del Set Setal, zona donde abundan graffitis tradicionales africanos.