Por Gorka Aguirreche.
Ya tenemos todo preparado para esta temporada de exterior pero a algún cultivador le puede surgir la duda de si realizar esta campaña en contenedores, o plantar directamente el cannabis en la tierra.
A lo largo de este artículo veremos las diferencias entre estos dos métodos cuya elección depende como muchas veces de las necesidades de los propios cultivadores.
La primera característica y yo diría que la más importante a la hora de utilizar una maceta es que podemos mover las plantas, algo imposible en una planta cultivada en suelo.
La movilidad nos ofrece varios beneficios, si por ejemplo estamos cultivando autoflorecientes el poder desplazar las plantas allí donde el sol está iluminando nuestro jardín es muy bueno para que estas desarrollen su máximo potencial en todos los estadios.
También las variedades foto dependientes agradecen estos movimientos pues la marihuana necesita al menos 6 horas de exposición directa al sol. Si en nuestro caso no disponemos de esas horas deberíamos poder mover las plantitas para que puedan recibir ese mínimo.
Otra ventaja frente a la inmovilidad de las que están en el suelo es la defensa frente a las condiciones climáticas adversas. Ante vendavales o granizos podemos poner las plantas bajo resguardo y asegurar que estén bien hasta que las condiciones vuelvan a ser favorables.
Al limitar la planta en un contenedor también lo hacemos con su crecimiento y producción. Una planta en tierra puede crecer libremente hasta alcanzar su tamaño máximo. Las raíces excavarán el suelo en todas direcciones formando un vasto sistema que fijará la planta al suelo, proporcionará agua, sales minerales y almacenará nutrientes para la planta.
Las raíces que son contenidas crecen en primer lugar hacia abajo, una vez que no pueden crecer más comienzan a dar vueltas sobre el fondo y esto puede crearle problemas al desarrollo de la planta si la maceta es excesivamente pequeña. Como primer problema, el agua se absorbe con mayor velocidad en macetas de menor volumen y lo mismo ocurre con los nutrientes. Hay que estar más pendientes de los contenedores que de las plantas que están en suelo.
Por otro lado si tenemos problemas con la altura de las plantas o un tope determinado para que no se vean, unas macetas del tamaño adecuado ayudarán a controlar la altura de las matas y evitar quedar expuestas, ya que en suelo y de manera natural, pueden alcanzar de dos a tres metros tranquilamente.
En exterior, situadas en tierra madre las plantas tienen acceso a aguas subterráneas y todo tipo de nutrientes, si además hemos hecho nuestro trabajo y hemos preparado el terreno es muy posible que no tengamos que abonar en ningún momento y en algunos lugares ni siquiera ir a regar.
Sin embargo en macetas aunque podríamos considerar una ventaja el usar una tierra de la que conocemos su composición y nutrientes estos están ciertamente limitados así que durante todo su ciclo hay que estar atentos al aspecto de las plantas y corregir lo antes posible carencias, faltas de riego o excesos…
Podríamos pensar que al usar macetas vamos a estar menos expuestos a las plagas de exterior pero la verdad es que las plantas de suelo seguramente estén más protegidas pues junto a estos insectos o ácaros se encuentren sus depredadores y quizás una maceta ofrezca refugio a alguna plaga frente a estos. Por no contar que gracias a la movilidad podemos ir llevando la plaga de lado a lado de nuestro jardín para beneficio de estos pequeños insectos amantes de nuestras plantas.
Ni siquiera por estar en macetas estaremos libres de la presencia de orugas, babosas o caracoles que son terribles depredadores de hojas de cannabis, y para mí es más fácil prevenir en el suelo su llegada colocando cascaras de huevo que en macetas. Por cierto, no pongáis trampas con cerveza, aparecerán más.
Las macetas son el medio de cultivo en terrazas, estas han de ser blancas y todas las que contienen plantas expuestas al sol deberían ser de este color. El color negro es el destinado al interior pues absorben el calor y mantienen las raíces a buena temperatura mientras que en exterior o en una terraza que absorban el calor por ejemplo después de regar puede ser fatal.
El color blanco en este caso ¨repele¨ el calor y mantiene más fresca la zona radicular. Otro gran consejo para cultivo de macetas en terrazas es usar una base para que ni los platos ni las macetas estén en contacto directo con el suelo. Usa unos ladrillos, maderas o materiales que no transmitan el calor del suelo a los contenedores.
La mayoría de los suelos de terrazas se calientan muchísimo y aunque quizás no maten a la planta son capaces de frenar mucho el crecimiento de las raíces debido al exceso de calor.
En tierra este exceso de calor en la zona radicular es muy difícil que se pueda llegar a producir y usar un acolchado en los dos casos hará que la zona superficial de la tierra se deshidrate más lentamente y aumente el espacio entre riego y riego.
En mi opinión y si cabe la posibilidad lo mejor es ¨hibridar¨ estos dos métodos. Por un lado, en los últimos momentos de invierno podemos ir germinando nuestras semillas e ir creciendo las plantitas dentro de casa en pequeños contenedores. Suelo recomendar empezar con macetas del tamaño de un yogur y de ahí pasar a macetas de tres litros.
Mientras tanto podemos ir preparando el terreno donde irán las plantas en exterior, ya sea moviendo el sustrato, mejorándolo con compost, paja, leña y ramaje…. Cuando las plantas tengan unos 25-30cm estarán perfectas para trasladarlas al exterior a tierra madre.
Hay que tener en cuenta continuamente las horas de luz para evitar una floración temprana y la consecuente revegetación. Para esto dentro de casa podemos ir igualando las horas de luz del exterior con luz artificial, así a la hora de sacarlas no notarán mucha diferencia con las horas de luz. Recuerda que tiene que haber mas de 14h de luz en la calle para poder sacarlas y que el ciclo vegetativo se mantenga ;).
Por otra parte, muchos cultivadores de autos y también de fotodependientes introducen las macetas en la tierra con el fondo cortado para dar libre acceso a las raíces. Evitan así el estrés del transplante y permiten un mayor desarrollo de las plantas.
Aunque soy partidario de o evitar transplantes, este truco funciona fenomenal para cultivarlas con el único inconveniente de perder una maceta en el proceso.
Otros cultivadores que por desgracias cuentan con un suelo muy dañado o estéril abren un agujero en tierra e introducen sustrato comercial, luego plantan en ese agujero. La plante enraizara ese sustrato con facilidad pero seguramente no lo haga en el terreno original, aunque las raíces penetren no irán mucho más allá si no hay nada que estimule su crecimiento.
De esta manera es como plantar una maceta en el suelo, aunque parezca que no, la planta esta contenida por un terreno que no la dejará prosperar. El resultado final será una planta y una cosecha de dimensiones proporcionales al volumen de sustrato utilizado.
Como podéis ver, la elección depende de vuestras necesidades y por supuesto del sitio donde cultiváis. Disponer de un pequeño jardín o huerto es un privilegio que si os gusta cultivar deberíais aprovechar. Si cuidas y alimentas el suelo, él se encargara de hacer lo mismo con lo que pongas en él.
Tener una terraza también lo es pero el cultivo es totalmente diferente, las macetas como hemos visto conllevan algo más de trabajo pero ofrecen buenos resultados, nunca tan exuberantes como plantar en suelo pero en términos de calidad deberían estar incluso por encima al estar obligados a estar más pendientes.
Espero haberos dado alguna pista o indicio de cómo mejorar vuestros métodos de cultivo y que hayáis aprendido algo leyendo esta entrada que es el objetivo :).
¡Que tengáis una gran entrada en primavera!