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Mr. Nice, leyenda del Cannabis: ¿Pero quién demonios es Howard Marks?

Mr. Nice, leyenda del Cannabis: ¿Pero quién demonios es Howard Marks?

Dennis Howard Marks nació en una pequeña localidad de Gales, Bridgend. Marks tenía fama de ser un joven pícaro que corría por las calles de los pueblos mineros, metiéndose en líos y buscando chicas. Un muchacho brillante que accedió a estudios superiores en Oxford, tras las altas notas obtenidas en la escuela de Gawl, donde estudió. La semana pasada se conmemoróa el segundo aniversario de su muerte. Veamos cómo era este carismático narcotraficante.


Mientras realiza sus estudios, tiene su primer encuentro con la Marihuana, “Kiff marroquí” para ser más exactos. En su libro autobiográfico, “Mr. Nice”, explica cómo se sintió cuando probó aquello que no tardaría en denominar “oro verde”“El efecto fue sorprendentemente suave pero duradero. Tras unos minutos sentí una especie de cosquilleo en el estómago, pero sin la inquietud que suele acompañarlo. Me entraron ganas de reírme al tiempo que la conversación me pareció lo suficientemente divertida como para hacerlo. Después tomé plena conciencia de la música que se oía, “Please, Please, Please” de James Brown, y de las cualidades estéticas de mi entorno más inmediato. Cada una de esas experiencias fue totalmente nueva para mí y me resultaron muy placenteras. También sentí que todo iba más lento. Al final me entró hambre, como a los demás e invadimos un local de comida hindú, a la que me he enganché después de aquello”.

El apodo de Mr. Nice no es casual. Howard Marks se preciaba de no haber utilizado nunca la violencia en sus tratos con el narcotráfico. De acuerdo con su fe budista y su idea de la no-violencia: “el truco es que nunca se note que tienes miedo”.

Según lo explicado en su libro, que alcanzó el estatus de Best SellerMarks comienzó su carrera en el contrabando por ayudar a un amigo caído preso de la justicia alemana. Cruzó la frontera con casi doscientos kilos de hachís de primera para los consumidores ingleses. El negocio salió tan bien que repitió esa operación cientos de veces. Así, mediante una serie de sucesos fortuitos, Marks llegó a ser uno de los mayores distribuidores de cannabis del mundo.

Entre los colaboradores de Marks, podríamos encontrar a diplomáticos que introducían el hachís en Europa en sus valijas inviolables, líderes de sectas que pretendían revoluciones psicodélicas y hasta guerrilleros del IRA provisional, como James Mc Cann, retratado en el libro como un inestable revolucionario de gustos escatológicos que facilitó la entrada de las toneladas de cannabis importado por Howard Marks en la década de los 70. De él dice Marks: Mc Cann añoraba el glamour criminal y era evidente que creía que tendría más oportunidades de acumular dinero, engañar y actuar con malicia si se convertía en un héroe popular irlandés”.

No contento con bailar con gente tan peligrosa como la del IRA, gracias a un antiguo amigo de la universidad, Marks fue reclutado para trabajar como informador del Servicio Secreto británico: “James Bond. No es que quisiera una licencia para matar, no quería ni necesitaba algo así. ¿Pero, no podía ser una licencia para traficar con hachís? Sin duda algo así me vendría muy bien. Decidí no contárselo a Mc Cann. El MI6 no era muy popular en Belfast. De hecho, decidí no contárselo a nadie”.

En muchos pasajes, el libro de Howard Marks se convierte en una especie de “Manual sobre cómo ser un narcotraficante internacional”, con gran cantidad de detalles sobre sus operaciones, quién hablaba con quién, cómo se introducía el cannabis en dobles fondos de automóviles, cómo Mc Cann conseguía que llegase a tierra mediante el aeropuerto de Shannon, cuántos kilos, cuántas libras y demás pormenores, dando la impresión de que se trataba de un hombre que conocía muy bien su negocio y el por qué se realizaba de esa manera.

Pero su peripecia encontró su tope cuando, en plena expansión por el mercado norteamericano, le incautaron más de una tonelada de cannabis. Oculta entre los instrumentos de grupos musicales tales como Rolling Stones o Pink Floyd, Marks pasaba grandes cantidades de producto a las masas estadounidenses, hasta que fue descubierto. Marks consiguió huir y ocultarse, pero la justicia le echa el guante finalmente, en Palma de Mallorca (1988), donde se había escondido junto a su familia mientras sus finanzas no paraban de crecer y huido de la justicia inglesa y americana.

El tribunal le condenó a 25 años en una prisión de Oakland, de la cual salió en siete, dado su comportamiento altruista y de colaboración con otros presos. Aunque en Oakland no lo pasa especialmente bien (enferma, pierde gran parte de su dentadura y sufre abusos por parte de los funcionarios) es allí donde escribió su libro “Mr. Nice”, apodo por el que le conocían sus clientes, dada su bondadosa forma de ser. El origen de ese apodo, creado por él mismo, reside en una de las identidades falsas que adoptó al conseguir un pasaporte de un hombre llamado “Niis”: “Aquel tipo podía pronunciar su nombre como quisiera. Pero yo sabía que acababa de convertirme en Mr Nice” por un juego de palabras entre la pronunciación de “Niis” y “Nice” que en inglés significa “amable”, “simpático”, incluso “majo”.

Tras su liberación en 1995, Marks se dedicó a escribir diversos libros, dar conferencias, ofrecer monólogos hilarantes y defender sus ideas de no-violencia, legalización y regulación de la marihuana, mientras criticaba el sistema legislativo actual, el sistema de prisiones norteamericano y la persecución implacable de las autoridades con la absurda “Guerra contra las drogas”“Por supuesto, la legalización de marihuana para fines médicos es bienvenida. Pero, personalmente, nunca quise tener que esperar hasta tener cáncer antes de poder fumar legalmente”.

“Quiero que se legalice para consumir de manera recreativa, y me complace ver que ahora lo han hecho en cuatro estados de EE. UU. Después de mis experiencias en manos del sistema legal de Estados Unidos, Estados Unidos es el último lugar del mundo que pensé que estaría a la cabeza”, explicaba Marks en una de sus últimas entrevistas, concedida a The Guardian.

Dennis Howard Marks falleció el 10 de Abril de 2016, en Leeds. Cáncer de colon. Su cuerpo nos dejó pero su memoria perdurará mientras lo recordemos, como una estrella del Rock, como un ser despreciable y encantador. Como una lectura apasionante con 17 años. Como una leyenda.

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