Por Ramón Souto. Cultivaunaidea
A la hora de empezar a cultivar se presentan muchas dudas en nuestra cabeza, unas de las más recurrentes son las relativas al riego ¿Cómo debo regar? ¿Cuánto riego? ¿En qué momento?
En este artículo intentaremos resolver la mayor cantidad de dudas posibles, para ello intentaré explicar de una manera sencilla y breve, todo lo relativo al riego de nuestro cultivo.
Lo más importante que debemos saber, es que las plantas de cannabis son unas grandes consumidoras de agua, sin embargo, no toleran nada bien los excesos de humedad, por eso es importante respetar un ciclo de húmedo seco, no volveremos a regar a nuestras plantas hasta que el sustrato vuelva a estar seco de nuevo.
¿Cómo diferenciar síntomas de sequía?
Cuando vemos a las plantas con las hojas totalmente decaídas, dobladas, con el tallo débil y sin fuerza alguna, es síntoma de que hemos pasado demasiado tiempo sin darles agua. Seguramente, al dejar seco tanto tiempo el sustrato, este ha sufrido un apelmazamiento, a la hora de regar drenará todo por la parte inferior, incapaz de absorber el agua.
Para solucionarlo es muy sencillo, podemos usar riegos cortos y espaciados, para que poco a poco vaya asimilando la planta, sino también podemos llenar un recipiente lleno de agua y colocar la maceta dentro, paulatinamente irá absorbiendo el agua, a esto se le conoce como riego por capilaridad.
¿Cuándo es el momento de regar nuestras plantas?
Los días que toque regar, siempre intentaremos hacerlo cuando el foco este apagado o en las horas de menos luz solar (amanecer o atardecer). Yo siempre prefiero regar antes de que encienda el foco o al amanecer, con ello conseguimos que las plantas tengan cubiertas las necesidades hídricas durante todo el día que es cuando se realizan la mayor parte de los procesos fotosintéticos.
Hoy en día lo más efectivo sería comprar un medidor la de humedad, teniendo cuidado de no clavarlo demasiado profundo dañando las raíces. Para los primerizos puede ser una buena opción para no errar en el riego y aprender una rutina.
Lo ideal para regar es usar una de las regaderas con agujeros (cuantos más mejor), con ello hace que el agua salga con menos fuerza y más controlada, esto ayuda a evitar el apelmazamiento en el sustrato.
Para averiguar cuál es el momento para regar, uso la técnica del dedo, introduzco el dedo entre 1-2 cm aproximadamente, si se nos queda adherida al dedo deberemos esperar un poco más, si por el contrario, la tierra no se queda pegada y sale con facilidad, procederemos a realizar el siguiente riego.
¿Cuál es la forma correcta de regar nuestras plantas?
Mientras las plantas son pequeñas y las mantenemos en macetas de poca capacidad son recomendables riegos pequeños y espaciados, esto es debido a que las plantas al no disponer aún de un buen sistema radicular no son capaces de asimilar tanta agua, pudiendo quedar estancadas sin crecimiento durante varios días. Por eso es importante respetar el ciclo húmedo seco que os comentaba anteriormente, esto mejora la aireación del sustrato invitando a las raíces a crecer libremente.
Cuando las trasplantemos a macetas de un litro por ejemplo podemos empezar a regarlas con un vaso de agua, si al cabo de 2 o 3 días no han sido capaces de absorber el agua esperaremos hasta que seque de nuevo para volver a realizar otro riego.
Cuando el sistema radicular de la plante desarrolle completamente, haremos riegos más profundos porque en ese momento ya son capaces de absorber esa cantidad de agua.
Para realizar los riegos lo haremos de manera lenta y espaciada, pudiendo ir alternando el riego entre las plantas, si lo hacemos de golpe la planta no será capaz de asimilar el agua empezará a drenarla por la parte inferior de la maceta.
Si el sustrato está demasiado apelmazado existe una solución, llenaremos un recipiente con agua templada y unas gotas de agua oxigenada (H2O2), introduciremos la maceta en el interior, dejándola actuar durante minutos, podremos observar como se vuelve a hinchar el sustrato.
¿Por qué es importante realizar el lavado de raíces?
Lo primero voy a explicar brevemente en que consiste el lavado de raíces, se basa en realizar un riego profundo unos 15 o 20 días antes de cosechar, el proceso consiste en regar cada maceta con el triple de litros de la capacidad de esta, es muy sencillo, si tenemos macetas de 11 litros tendremos que regar cada maceta con 33 litros de agua. A partir del lavado de raíces ya no volveremos a fertilizar.
Gracias al lavado de raíces conseguimos eliminar los excesos de sales minerales acumulados a lo largo del cultivo, gracias a ello estaremos mejorando en salud. A parte, también tendremos una materia vegetal de mayor calidad, incrementando la mejora del sabor considerablemente.
Es muy fácil distinguir a la hora de fumar si quedaron restos de abono en una planta:
Si abonó hasta el último día y sin realizar lavado de raíces, ya lo pondremos incluso distinguir por el olor ya no hará falta tal siquiera fumarla. Si quedan restos de abono a la hora de fumarla escucharemos unos chisporroteos procedentes del porro. Cuando empiece a bajar el humo por la garganta notaremos como rasca y como cuesta tragarlo (no recomendable).
He probado varios productos que aseguran una desintegración de las sales minerales unos días antes de la cosecha, sin alterar supuestamente el sabor final, en mi opinión el sabor es mucho mejor al natural y sin utilizar ningún tipo de producto.
Alguna cosa que no debemos hacer a la hora de regar:
Regar con el agua del grifo: En sí no es un error si tomamos todas las medidas y ajustamos los parámetros del agua, pero dependiendo la zona donde vivas podemos encontrar aguas con una dureza muy elevada para el cultivo del cannabis.
Regar con agua demasiado caliente / fría: Siempre intentar ajustar el agua de riego a unos 20 ºC, no queremos retrasar nuestro crecimiento durante días por regar con agua muy fría.
Regar continuamente: Si dejamos nuestras plantas encharcadas, las raíces no dispondrán de oxígeno y pueden pudrirse.
Usar sustratos con poco drenaje: Al cannabis le gusta mucho el agua pero no prolongadamente, se necesita sustratos aireados con fibra de coco, perlita… para mejorar el drenaje añadiremos al fondo una capa de un par de centímetros de arlita.
Con estos pequeños consejos podréis llevar a cabo el riego de un cultivo, siempre recordar que cuanto más pequeña es una planta menos agua necesita y viceversa. Yo siempre prefiero que las plantas pasen un poco de sed a que estén continuamente empapadas, aunque en la etapa de floración es necesario aumentar las atenciones a las necesidades hídricas, ya que la falta o el exceso de agua en esta fase puede mermar nuestra cosecha.
Si necesitáis más información o ampliar conocimientos sobre algo en específico, siempre nos lo podéis dejar en los comentarios o decírnoslo a través de las redes sociales, intentaremos contestar con la mayor brevedad posible.
Os deseo muy buenos humos y que juntos podamos seguir cultivando ideas.