En nuestro país, la floración del cannabis se produce a mitad del verano, cuando los días empiezan a ser más cortos. Por fechas, podríamos situarlo entre la última semana de julio y las primeras de agosto, así que por fin vamos a empezar a descubrir esos cogollos fruto del buen trabajo hecho durante el crecimiento.
Por el momento, las plantas hembras dejarán ver sus flores femeninas, las cuales engordarán y producirán resina. Pasarán de pre flores, aquellas con las que identificábamos el sexo de las plantitas, a cálices repletos que irán tomando los entrenudos de nuestras plantas.
Hay varios cosas que hacer en este momento. Aún queda trabajo y es fundamental no despistarse todavía. Dos muy importantes: cambio de abono y poda bajera.
Únicamente mantendremos el abono de crecimiento si la variedad que estamos cultivando es una sativa de larga floración. Hay plantas de este tipo que acaban en noviembre, e incluso diciembre. En mi opinión, no está mal mantener unos niveles mínimos de nitrógeno durante agosto, y quizás hasta mediados de septiembre.
La gran mayoría de los cultivadores están utilizando plantas de rápida floración, ya sean híbridos o autoflorecientes, y cada vez se tiende más a plantar cannabis que acabe en mediados o finales de septiembre. Como ejemplo, poner a Dinafem que este año lanzaba la variedad Quick Critical +, el fenotipo más rápido de la Critical +, que ya de por sí era bastante veloz.
Si perteneces a ese grupo, debes retirar el fertilizante de crecimiento que estés utilizando en este momento y sustituirlo por el de floración de la misma casa (no mezcléis marcas). Hay tablas de abonos que os recomiendan seguir usando una baja dosis del de crecimiento; yo no lo haría. Ojo, descartando los abonos minerales de hidro que usan en conjunto el crecimiento y la floración, y a veces junto con el micro, dependiendo de la marca.
En cultivos orgánicos hay que llegar a esta fase con las plantas bien alimentadas, con un ciclo vegetativo perfecto que se refleje en hojas sanas y verdes sin carencias de nitrógeno. Recordemos que, durante el crecimiento, se nos permite fallar levemente, pues el cannabis se recupera rápido de muchas cosas. Pero, a partir de este momento, ya no deberíamos cometer errores si queremos obtener una producción abundante y de calidad.
Durante la floración avanzada, la planta necesitará cada vez más recursos específicos como el fósforo y el potasio, aparte de calcio, magnesio y una buena tanda de microelementos. Los abonos de floración están especialmente cargados de estos nutrientes y casi todos aportan aún una pequeña dosis de nitrógeno, que es más que suficiente.
Recordemos en este punto la Lucas Formula basada en alimentar las plantas en vegetativo con abonos de floración y ahorrando el fertilizante de crecimiento. Si no la conocéis, buscadla, es un método curioso pero estudiado.
Las plantas no necesitan altas concentraciones de nitrógeno durante la floración, pero sí de fósforo. Las hojas grandes y verdes irán palideciendo en este ciclo, pues actúan como reservas de energía, ya que la planta ahora se centra en reproducirse. Es su único objetivo, ya no le importan las hojas. Su vida llega a su fin y necesita crear flores para conseguir atrapar polen y cumplir así el sentido de su existencia.
Que una planta de cannabis acabe su ciclo vital con la gran mayoría de sus hojas verdes es anti natura. Lo lógico y normal es que, al menos, todas las hojas grandes estén amarillas, así que no me cansaré de insistir que hay que retirar el abono de crecimiento.
Aquellos que pensáis que no hay problema, que vosotros habéis recogido plantas de esta manera y que había buena producción, dejadme deciros que hicimos la prueba: mismos clones, misma marca de abonos, mismo lugar en un cultivo de exterior. Salvo que a un individuo no le retiramos el abono de crecimiento, eso sí, le bajamos la dosificación.
Esta planta, que acabó más verde que las otras, no dio tanto peso como sus hermanas y tampoco tanta calidad. Los cogollos quedaron más pequeños que los de las plantas que habíamos tratado sólo con abono de floración. La diferencia de tamaño, aspecto y calidad de los cogollos entre ellas fue notable.
A lo largo de los años hemos corregido a mucha gente que, en el crecimiento, abonaba así. La mayoría ha venido después a darnos las gracias y a comentarnos que sus cosechas habían aumentado considerablemente.
Poda bajera
En cuanto a la poda bajera, es conveniente que la hubiéramos realizado durante el crecimiento y ahora solo sea un pequeño mantenimiento, pero estamos a tiempo de limpiar un poco esa zona baja.
Si ya la habías realizado, quita los nuevos brotes que aparecen en la zona baja de las ramas inferiores, aquellos que no van a recibir casi luz y que harán de chupones. Nos interesa redirigir toda la energía a la parte superior de las plantas.
Si, por el contrario, no la habías hecho, te encuentras en el último momento para poder llevarla a cabo. Esta poda puede realizarse hasta dos semanas entradas la floración, una vez pasado este tiempo ya no deberíamos cortar ninguna parte de la planta, aunque sí podremos doblar.
Se trata de limpiar la parte baja de la mata, allí donde no va a dar la luz y la producción sería mínima con cogollos enanos y sin resina. Esta poda tiene múltiples beneficios: aireación, desarrollo de la zona superior y defensa contra plagas.
Lo ideal sería tener un espacio limpio de unos 15-20cm desde la tierra hasta el primer entrenudo no podado. Esto permite una ventilación natural y la oxigenación de las zonas bajas, lo que complica la aparición de puntos húmedos y, por tanto, que acabemos teniendo la visita de algún hongo.
También dificulta un poco el ataque de plagas rastreras, no poniendo tan fácil que puedan acceder a las hojas como cuando estas tocan el sustrato.
Al provocar estos cortes, centramos la energía de la planta en las ramas superiores, que son las que van a recibir la luz y donde se va a desarrollar la mayor parte de la producción de nuestra cosecha.
Usa, al igual que para hacer esquejes, unas tijeras desinfectadas y corta a ras de tallo esas ramas, que van a molestar más que otra cosa. Pero si no hiciste la poda y ahora tienes unas ramas gigantes que vienen desde abajo no las cortes, limpia los entrenudos de estas hasta alcanzar esos 15-20 cm de altura ideal.
Puedes usar estas ramas para hacer esquejes, aunque cuanto más avanzada este la floración más difícil será que enraícen.
Existen productos en el mercado para inducir o preparar a la planta para el ciclo de floración un poco antes de que esta se produzca. Son bioestimuladores que suelen funcionar bastante bien, aplícalos según normas del fabricante y obtendrás buenos resultados.
Defoliación
Para acabar, un consejo, y se lo dedico a mi hermano Ibón: no quitéis hojas, ni las grandes si es que dan sombra… Cada hoja es una fábrica y reserva de energía en miniatura, todas son necesarias. Si las quitáis, la planta se centrará en volver a crear esas hojas para poder mantenerse, en vez de dedicarse a otras funciones, como preparar una floración explosiva.
La defoliación es una técnica difícil. Es útil si sabes cómo y cuándo has de aplicarla, pero realizarla sin saber puede ser muy perjudicial. En otro artículo hablaremos largo y tendido sobre la defoliación, aunque no soy muy partidario de ella.
Sin más, me despido hasta la siguiente entrada y espero que todos tengáis un comienzo de floración espectacular en vuestros jardines, terrazas y lugares de cultivo.
¡Qué tengáis una buena y verde semana!
El Jardín de la Alegría Growshop, Salamanca.
Consulta cómo aprovechar los esquejes resultantes de la poda en este enlace