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Alberto Gayo: “La legalización es un tema inminente”

Alberto Gayo: “La legalización es un tema inminente”

Benito Díaz

Escritor, collagista y periodista de raza curtido en medios como Interviú o Diario 16, Alberto Gayo es también un especialista contando historias sobre sustancias psicoactivas. Una entrevista de cannabis.es a un autor con hasta 80 artículos en esta materia.


Me encuentro con Alberto Gayo (Madrid, 1968) en un céntrico parque de Madrid. El calor nos lleva a sentarnos en un banco cobijado por escasa sombra. Amante declarado del barrio de Lavapiés, confiesa su devoción por las motocicletas, las sustancias psicoactivas, el arte y el Athletic Club.

C. — ¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con el mundo del Cannabis?

AG. — En lo personal, los porros de la adolescencia, con 17 o 18 años en el Retiro. Allí había gente que pasaba hachís. Marihuana no había… así que fue lo primero que probé. Profesionalmente, la primera vez que escribí sobre Cannabis es en el año 96. Lo hice en Interviú, venía de Diario 16. En Interviú hacía mucho tiempo que no se tocaba el tema de las sustancias psicoactivas de manera continua.

Recuerdo que fui a entrevistar a Manuel Guzmán, que, en aquel momento, era un joven investigador de la Complutense que ya estaba analizando los principios activos del cannabis para tratar el glioblastoma, una clase de tumor cerebral letal. Guzmán era un hombre muy joven, y ya había conseguido demostrar que estos cannabinoides eran beneficiosos para la terapia, logrando reducir, e incluso detener, el crecimiento de los tumores y en algunos casos, además, regenerarlos. Me pareció realmente extraordinario. Eran finales de los 90 y teníamos un científico investigando los efectos terapéuticos del cannabis. Desde entonces, empecé a escribir y a interesarme por el tema del cannabis y otras sustancias.

C. — ¿Cómo llega un periodista a especializarse en el ámbito de las sustancias psicoactivas?

AG. — Yo también me lo pregunto a veces. Venía de Diario 16, donde cubría información sobre sucesos y justicia durante los 90. Cuando entré a trabajar en Interviú, conocí a la gente de Energy Control, una ONG que se había creado el año anterior. Concretamente a Josep Rovira, que en ese momento era su representante. Me di cuenta de que ellos trataban la información sobre drogas de otra manera.

No me atrevería a decir que Interviú fuese pionera en el tratamiento de estas informaciones, aunque ya en los 70 hacían reportajes sobre el LSD, llegando incluso a probar la sustancia. Y es que a finales de los 90, el enfoque que se hacía sobre drogas en las publicaciones estaba muy vinculado a una sola fuente, la policial: los decomisos, operaciones antidroga, las mafias… Había grandes profesionales contando aquellas historias, pero siempre parecía que faltaba contar la parte de investigación científica y del consumidor.

Descubrí que, en Energy Control, además de consumidores había también expertos. Me puse manos a la obra: realizando reportajes con el punto de vista de Energy Control, hablando con camellos, con consumidores… Intenté buscar todas las áreas que tocaban el mundo de las sustancias psicoactivas. A la dirección de la revista le gustó y, muchos de los artículos que hacía, no solo de cannabis, sino también de éxtasis o ketamina, fueron recogidos en portada. A lo largo de estos últimos 20 años, he podido realizar unos 80 artículos, reportajes monográficos, etc. Aprendí muchísimo. Espero que a la gente también le haya servido.

C. — ¿Cuál de entre todos los artículos que has realizado a este respecto crees que ha tenido más impacto?

AG. — Como impacto mediático, supongo que han sido los que tienen que ver con análisis. Quizás en el que analizábamos agua de distintos ríos para ver el porcentaje de metabolitos de cocaína que había en aquel momento. Es un tipo de examen que también se hizo en Alemania e Italia. El análisis de billetes también resultó bastante interesante. Verdad que arrojaba resultados no totalmente confiables, pero sí que era cierto que, aun cogiendo los billetes del cajero o de comercios con guantes, todos tenían unos importantes porcentajes de metabolitos. Daban titulares muy chocantes, como “billetes con cocaína”. Se hablaba mucho de ellos.

C. — ¿Qué piensas del tratamiento que dan los grandes medios al tema del cannabis?

AG. — Creo que ha cambiado. Antes era muy difícil ver a un periodista hablando con consumidores en un medio o publicación de tirada nacional. En la televisión todavía se ve cierto sensacionalismo al hablar sobre la marihuana terapéutica con científicos, pero creo que, en general, se ha cambiado mucho el punto de vista. Aunque sube y baja de intensidad, aquí, un país donde el consumo es generalizado, se debería de tener mucha más información sobre lo que es el cannabis, sus propiedades, sus riesgos o la gestión de placeres.

C. — ¿Qué opinas sobre la llamada “guerra contra las drogas” en España?

AG. —Desde mi punto de vista, en España y en cualquier parte del mundo, todos, desde presidentes de gobierno hasta premios Nobel, coinciden en que se ha perdido. Profesionales, terapeutas, agentes sociales, colectivos de reducción de daños, gran parte de la clase política, están de acuerdo con que no ha servido para nada. El otro día leí en algún sitio que, en España, la partida presupuestaria destinada al Plan Nacional Sobre Drogas y a las Fuerzas de Seguridad para intentar atajar el flujo de consumo de sustancias ilegales, es inmenso. Habría que probar otra cosa. En algunos países se han centrado en la parte terapéutica, “reguladora” o “legalizadora”. No entiendo por qué en España, precursora en la gestión de riesgos con organizaciones como Energy Control, Ai Laket, Egoak, etc., no se ha tenido en cuenta que fueron puestas como ejemplo internacional, dadas sus diferencias en políticas, que incluían cuidar del consumidor y regularizar los clubes cannábicos. Viendo la apertura de las políticas hacia otros sectores, me llama la atención que no se haya regulado todavía, al menos en su vertiente terapéutica o de sector de negocio.

C. —Entonces, ¿piensas que la legalización es un tema inminente?

AG. — ¡Creo que va a caer por su propio peso! Es cierto que, en Europa, no hay tantos países que dan el paso; se está dando más en EEUU, Centro y Suramérica. En Europa deberíamos dar el paso. En gran parte de los partidos hay una voluntad de regularizar. Estoy seguro de que una gran parte del PSOE estaría de acuerdo en regular. Al menos, a su manera. Podemos se mostró a favor de la normalización. Ciudadanos también ha hecho un acercamiento, quizá desde un punto de vista más liberal. El Partido Popular siempre ha estado en contra, pero en algún momento se tendrá que tratar. Es tan convulsa la actividad política que, al final, este tema se trata como algo menor. Un día se darán cuenta de que la sociedad ha cambiado y les lleva la delantera.

C. — ¿Conoces la Asociación Madrileña de Estudios sobre el Cannabis? ¿Participas en el Observatorio Español de Cannabis Medicinal? ¿Lo harás en un futuro?

AG. — Son dos cosas distintas. Conozco a gran parte de la gente que integra el OEDCM: Manuel Guzmán, Carola Pérez, y a gran parte de las investigadoras e investigadores. Estoy a favor de que se investigue, cuanto más mejor. Asociaciones cannábicas, conozco muchas por toda España. Desde las primeras que se abrieron en Bilbao, perseguidas y juzgadas, como Pannagh, las de Cataluña, Madrid… El año pasado participé en Spannabis, pero no suelo colaborar con clubes. Aunque, si en un futuro me quisieran llamar, estaría encantado.

C. — ¿Qué opinas sobre la acogida de los grupos políticos a las propuestas de organizaciones tales como Regulación Responsable y sus Cinco Pilares?

AG. — Me parece que es un avance que hayan conseguido llegar hasta el Congreso para entrevistarse con los representantes y exponer un proyecto que parece serio. Un proyecto muy trabajado, con juristas detrás, terapeutas, psicólogos… Está Araceli Manjón, segunda del Plan Nacional Sobre Drogas, apoyando todo esto. Es un buen paso.

C. — Tengo entendido que acabas de volver de una exposición en el sur, ¿qué puedes contarnos sobre tu faceta de artista-collagista?

AG. — Es una vena que tengo desde pequeño. Siempre he utilizado el mundo del arte como terapia, para rebajar el estrés. Y, desde hace diez años, he ido montando exposiciones de collage, que es una técnica que me apasiona. Últimamente, he abandonado el soporte clásico y utilizo platos de comer. Este verano, justo después de cerrar Interviú, he tenido tres exposiciones. Una en Barcelona, donde mezclaba erotismo, pornografía y poesía. Luego, otra, en el Cabo de Gata. Y otra, en Salobreña, con los “collage emplatados”. Por ahora, no deja de ser una terapia-hobby, pero a la gente parece que le está empezando a gustar y compra las obras.

C. — ¿Es el mundo del collage tu nueva meta de futuro?

AG. — No, quiero seguir siendo periodista, porque a mí lo que me gusta es contar historias. Por eso mantengo un blog en activo y acabo de empezar a colaborar con El País, con Tinta Libre de Infolibre, Man on the Moon… Quiero seguir contando historias, pero el periodismo de ahora ha cambiado mucho. Hay muchos más medios y manda lo digital. Me gustaría que lo que mandase fuera contar buenas historias y, si se pueden contar muchas al año, pues mejor.

Pueden ampliar información sobre el trabajo de Alberto Gayo en su blogTwitterInstagram y Facebook.

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