Benito Díaz
La situación actual de confinamiento y alejamiento social, sumado al decreto del Estado de Alarma, hace que la posibilidad de conseguir cannabis de modo habitual se vuelva complicado. Para muchas personas, el mercado negro se ha convertido en el único medio de conseguir su Cannabis Terapéutico o Recreativo, dado el cierre total de los Clubes y Asociaciones cannábicas.
Este mercado ilícito no distingue entre la necesidad terapéutica y la recreativa de sus clientes, con todos los riesgos inherentes a estas actividades, sumados a los conflictos producidos por las restricciones de movimiento y a la vigilancia de la policía. Esto significa menos menudeo, por peligro de ser sorprendido saltándose la cuarentena y en posesión de sustancias, acarreando enfrentamientos y sanciones. Es el motivo que, aparte de la dinámica de mercado, ha hecho subir los precios de forma exponencial.
En este artículo solo vamos a referirnos a lo que a la marihuana comprende, dejando fuera las necesidades de consumidores de otras sustancias con distintos niveles de toxicidad y diversos grados en lo referente al síndrome de abstinencia.
La inquietud de las personas usuarias habituales se dejó sentir ya la segunda semana de confinamiento. Ante el cierre de los CSC, muchas personas abogaron por una entrega a domicilio, usando distintos medios de mensajería. Ahí intervenía también el perjuicio de los encargados de repartos, los llamados Riders y, en general, cualquiera que colaborase con el mantenimiento de las redes de distribución. En estas semanas, podemos observar cómo la policía desmantelaba varias redes que actuaban usando a estos repartidores que, en ocasiones, no tenían nada que ver con lo que transportaban.
Otras personas sostenían que era necesario mantener los clubes abiertos para evitar recurrir al Mercado Negro, especialmente para el uso terapéutico. Sin embargo, eso también ponía en peligro a los regentes y la existencia de los clubes mismos, quizá bajo vigilancia vecinal. Esto podía incurrir en una denuncia y una intervención de la policía, que ya ha dado con varios locales que se saltaban la cuarentena, aplicando sistemas de citas previas. Estos sitios han sido clausurados y sus responsables se enfrentan a varios cargos, como decimos, a los que se suman los rigores propios del Estado de Alarma.
El Mercado Negro llama a tu puerta
En cualquier red social, se puede comprobar el aumento de los mensajes relacionados con la adquisición de sustancias fuera de la legalidad. Recibimos varias fotografías que muestran listados en forma de carta o menú. White Widow, Kandy Kush, Lemon Drop, Bubba Kush, Gorilla Glue y otros muchos nombres de prestigiosas genéticas se apiñan en una columna de más 30 fenotipos. “Esta peña hace envíos”, nos cuenta nuestra fuente, Mario (nombre ficticio). “La mayoría es Cannabis yanqui o de U.K”, nos comenta. Muestra otra lista interminable con más variedades, Green Crack, Gelato, Wax, Sour Diesel, todas de altísima calidad. “No me fío de esta gente”, confiesa Mario.
Al lado de los seductores nombres de las plantas, está su precio. En la primera lista, 50 gramos de White Widow, por ejemplo, cuestan 345 dólares. La misma cantidad de Kandy Kush, 310 dólares. En la segunda lista, ofrece precios por onzas (1 Onza = 28,3495 gramos, redondeado aquí a 29g). Así, una onza de Sour Diesel saldría por 250 dólares. La lista de precios va aumentando hasta la posibilidad de adquirir una libra (1 Pound = 453,592 gramos, redondeado aquí a 453g) por 1200 dólares o incluso un kilo (1000g) por 2000 dólares. La desconfianza de Mario está bien justificada. Un envío implica confiar en que el remitente va a cumplir con su parte del trato, que bien podría ignorar una vez recibido el pago, hecho por adelantado.
Los mensajes llegan por todas partes. Blueberry Muffin, 10g por 100 euros. Superlemon, 10g por 90 euros. Marcelo (nombre ficticio) nos relata los trámites necesarios para adquirir el cannabis a través de un contacto de la Deep Web, relacionado con Silkroad, el site de venta de drogas online más famoso. “350 euros de pedido mínimo y 20 euros por cada dirección de envío. Lo normal es pasar la moneda a bitcoins”, enuncia. “Este tío ya se dedicaba a esto antes de la Pandemia. Lleva muchos años haciéndolo y su material es de primera calidad. Lo he probado alguna vez, por curiosidad. Es de confianza, cumple siempre y muy serio”, dice Marcelo, intentando disipar cualquier duda en cuanto a seguridad del servicio.
Otra opción es arriesgarse. Javier (nombre ficticio) recomienda viajar a un pueblo de la sierra de Madrid para obtener Cannabis a 7 euros el gramo. “Fui el otro día y sin problemas. Aunque iba muy asustado, son solo 30 kilómetros desde donde yo vivo”, relata Javier. “Creí que me iba a parar la policía por el camino, pero fui allí y no pasó nada. Tuve suerte. El Cannabis no sé qué variedad es, pero está bueno. Me vale para pasar el trago”.
Según la información que podemos encontrar en el foro de LaMarihuana.com sobre el precio del gramo de Cannabis en la calle durante el año 2017 en Barcelona, distintas personas hablaban de poder conseguirlo de buena calidad a unos cinco euros el gramo. Aunque este precio puede variar por la localización geográfica, las propiedades del Cannabis y otros factores, estamos hablando de que, en la situación actual, un gramo de Cannabis de la misma calidad puede alcanzar un precio de 10-20, incluso 25 euros el gramo.
Necesidad de Regulación del Cannabis
Distintas voces se han pronunciado sobre la importancia de los clubes y asociaciones de cannabis en nuestra sociedad, desprestigiados por los medios de comunicación y ninguneados por las administraciones locales y nacionales. “En EEUU, el cannabis ha sido declarado en el mismo estatus de primera necesidad que el tabaco. Así, los dispensarios siguen abiertos aplicando medidas de seguridad. Aquí no hay regulación que ayude al usuario”, afirma Carola Pérez, Presidenta de la Asociación de Enfermos DosEmociones y del Observatorio Español de Cannabis Medicinal.
“Esta situación provoca que suba el precio. Sin embargo, va a caer en breve. Ten en cuenta que España es un país productor y, con las fronteras cerradas, no se va a poder mover el producto, así que tendrán que darle salida aquí mismo”, explica Hugo Madera, responsable de Soft Secrets Spain.
Desde las Asociaciones de Cannabis se llama a la resistencia y al autocultivo. No en vano, estos lugares surgieron históricamente en oposición al mercado negro, para que las personas usuarias tuvieran sitios donde acudir a conseguir su cannabis de forma segura y con precios fijos establecidos por los socios. Locales federados que huyen de modelos neoliberales de negocio y ayudan a la sociedad a luchar contra las mafias que controlan finalmente ese mercado negro.
“La regulación sería un potente estimulante de la economía, mejorando las condiciones agrarias y creando un sector importante para la Crisis que se aproxima”, declara José Afuera, coordinador general de la Confederación de Federaciones y Asociaciones Cannábicas (CONFAC). “Esta normativa debe contemplar el derecho al autocultivo y el cultivo colectivo, mejorar la situación de las personas usuarias y de la sociedad en general. Pedimos a los usuarios que autocultiven, se unan a asociaciones y exijan su federación”.