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Cannabis Light, luces y sombras en Italia

Cannabis Light, luces y sombras en Italia

Benito Díaz

El Cannabis Light o Cannabis de CBD se encuentra en un momento de expansión. Su cultivo y comercialización, en flores, vaporizadores, cosméticos y aceites, está reportando grandes beneficios a las empresas que lo explotan. Estos negocios aprovechan legislaciones específicas, basadas en las listas de sustancias fiscalizadas de la ONU, en algunos casos. En Italia, su consumo y regulación están sumidos en la confusión y la alegalidad.

Las semillas de Cannabis Light producen una planta cuyas flores solo albergan un 0,5% del compuesto psicotrópico THC. Por el contrario, acumulan grandes cantidades de CBD, molécula regulada y legal en Italia, a la que se le atribuyen propiedades terapéuticas y usos como antiinflamatorio, reducción de dolor crónico y regulador de la ansiedad, entre otras muchas.

Regulación Concreta

El parlamento italiano llegó a un acuerdo en 2013 para aprobar una tímida legislación que avaló el Cannabis terapéutico. Esto permitió la comercialización de compuestos y productos de este origen, incluso produciendo grandes cantidades de Cannabis de CBD con la ayuda de su ejército.

En 2016, la Ley 242/16 sobre el Cannabis Light abrió la posibilidad de cultivar semillas con niveles de THC inferiores al 0.2%. La detección de niveles en controles oficiales puede llegar a admitir una horquilla entre 0.2 y 0.6%, puesto que se trata de un proceso natural, controlable hasta cierto punto. La ley estipula que se conserven los recibos de las semillas donde se acrediten los porcentajes, al menos un año. El uso de flores y hojas de estas plantas en la elaboración de productos comestibles todavía está prohibido.

Durante el año pasado se produjo la mayor confusión hasta la fecha en cuanto a esta regulación se refiere. Si bien el Tribunal Supremo italiano, a la vista de una sentencia resolutoria, afirmó que el Cannabis producido de forma casera (autocultivo) no puede ser penado, los movimientos neoconservadores de la Liga Norte y su representante Matteo Salvini consiguieron que se revisase el estatus del Cannabis Light. Esto relevó a los comercios de este material a la ilegalidad de la que provenían, pues se prohibió la venta de muchos de los productos provenientes de las flores y hojas de la planta ligera.

Pese a las propuestas desde partidos progresistas de impulsar nuevas concepciones sobre la planta, como la de no considerarla una droga por su ínfimo contenido de THC, los esfuerzos legislativos parecen haberse detenido. Esto pone en riesgo una economía de la que dependen miles de trabajadores y trabajadoras, así como toda la red comercial, más que establecida en las ciudades italianas.

En la práctica, los comercios siguen abriendo y la gente sigue comprando. Sin embargo, el limbo legal en el que se manejan estos comercios, mantiene un equilibrio delicado. “Hoy mismo he comprado una muestra de Cannabis Light en una máquina dispensadora. Es cómodo y no te ve nadie. Compras algo en una bolsa de plástico. El detalle es que se vende solo como objeto de colección”, responde Davide Cardenia desde Italia. “Creo que todo es parte de un negocio internacional, que busca ganar dinero a toda costa. Puedes elegir entre miles de variedades, pagar y explotar estas plantas legales. La gente se está haciendo muchas preguntas al respecto y al gobierno no parece preocuparle el dinero malgastado, ni poner en peligro los empleos de estos trabajadores. Es un mercado muy grande y puede llegar a derrumbarse, pienso que se necesita una forma distinta de enfocarlo que contraste frente al mercado negro y dejar de considerar la marihuana como una droga”.

Consumo de CBD en Europa

Algunos titulares llevan tiempo afirmando que el CBD es la sustancia de moda. La información resalta experiencias en Francia, Alemania, Noruega y en casi todas partes se apunta a su potencial multimillonario como negocio. Esto tiene que ver con la gran aceptación y extensión de su público, que la percibe como beneficiosa, legal y terapéutica. También con la salida del CBD de la lista de compuestos fiscalizados por la ONU y la OMS.

Un estudio, realizado en diciembre de 2019 por parte de Cannabit Europe, expone que un 16% de los europeos adultos habían consumido CBD. El 58% de ellos, por primera vez en los últimos seis meses. De esta muestra, solo un 3% admitió un efecto negativo para su vida, frente a un 23% que lo consideró neutral y un 74% que experimentó sensaciones positivas. Otra encuesta, realizada por Visual Capitalist en 2020, afirma que el mercado del CBD comenzó en niveles de 270 millones de euros en 2018. El medio vaticina un aumento del 42% en los valores, alcanzando 1.4 billones en el año 2023 y poniendo de manifiesto su importancia económica. Asegura que el europeo es el segundo mercado más grande del mundo, con un porcentaje del 31% del volumen total.

Lo que ha pasado con el Cannabis es que ha entrado en el mundo financiero. Su capitalización lo ha convertido en un negocio cuya suma de valores total en bolsa mundial alcanza los 50.000 millones de dólares. Para comparar, ten en cuenta que el déficit total de España en 2019 fue de alrededor de 30.000 millones”, explicaba el profesor de economía Iván Ayala en otro de nuestros artículos. Aunque esta cifra no es representativa para hablar solo de CBD, nos sirve para entender la magnitud del negocio que constituye el mercado total. No sorprende, así, la aparición de intereses impulsados por lobbies y la oposición a ciertas medidas por parte del activismo cannábico.

Ventajas y desventajas

La comercialización del CBD puede ayudar a tener una perspectiva de legalización de la Cannabis “regular” más propicia, pues la normalización vendría dada por la aceptación del consumo por parte del público, como hemos dicho. Esto propiciaría el desarrollo de investigaciones científicas de mayor profundidad que las actuales, además de poder destinar más recursos a su mercado, atrayendo trabajo y oportunidades para los emprendedores.

Por otra parte, topamos con las desventajas habituales. Como expone el documental El Negocio de las Drogas, emitido en Netflix, una regulación no es garantía de seguridad, ni erradica completamente el mercado negro. En la cinta vemos cómo se ha establecido una legislación en los estados regulados de EEUU que asfixia a los pequeños productores con controles de seguridad, sanitarios, altas tasas de impuestos, barreras que solo podrían salvarlas grandes empresas o multinacionales.

Cabe señalar que la aparición de estos grandes negocios podría propiciar la organización de monopolios alrededor del producto, de forma que solo unos pocos controlarían toda la producción, precios y distribución. En el caso de los precios, destacan los costos de estas sustancias, ya en la actualidad.

Compra por internet

Dado que una de las mayores vías del servicio de venta de CBD es Internet, acudimos a una página cualquiera de las que proporcionan las flores a domicilio. De inmediato, un site de origen italiano promete enviarnos el material a nuestra casa, imaginemos, en Roma. En la sección “Fiori Flavor Selection” (Selección de sabores en flores), encontramos desde 3g de Orange Skunk a 10 euros, a 3g de Honey Cheese a 20. Dos gramos de Durban Cookies a 7,60 euros, frente a tres gramos de Sweet Devil a 18,90 euros, a lo que hay que sumar el envío. Todos estos productos vienen marcados con las palabras “Cannabis Legal”, “Cannabis Light Italia” o “Marihuana Legal”.

Nuestro país vecino

Las políticas de drogas aplicadas por Italia deberían ser de interés para España. En nuestro país, no disponemos de una legislación específica para el CBD, por lo que quedamos sujetos por estándares internacionales, como explicamos en el artículo sobre cómo conseguir CBD en Madrid.

Hoy en día, la industria tabacalera española ya está tomando posiciones, aplicando distintas técnicas de mercado e informando a sus socios comerciales del auge de estos productos. Mientras el escenario sigue borroso por la falta de visión de los legisladores, el factor económico pesa cada día más y los intereses empresariales vienen a establecerse como únicos jugadores en la partida, ignorando al tejido asociativo y a los consumidores: Franco Cassalone, activista por la legalización, fue denunciado, detenido y será juzgado por cultivar Cannabis en un país donde se puede conseguir CBD en una máquina expendedora.

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