Benito Díaz
El próximo 17 de octubre, tendrá lugar en Nueva Zelanda la consulta general que responderá por el Cannabis. La legalización de su venta, distribución, posesión y consumo, será planteada bajo el apoyo o rechazo de la “Ley de Control y Legalización del Cannabis”.
Este país ya había regulado el uso del cannabis terapéutico y del cultivo de cáñamo industrial durante 2018. Sus estatus se mantendrán igual, sea cual sea el resultado.
Recordemos que hoy en día, la marihuana sigue siendo ilegal y perseguida en éste país, tan solo permitida en el caso de pacientes que sufran dolores crónicos y que han de presentar una receta médica especial para conseguir sus medicinas. Además, las penas máximas por posesión alcanzan tres meses de prisión o una multa de 500 dólares locales. El cultivo está penado con máximo siete años de cárcel.
Estructura del Referendo
La disposición de la ley en lo relativo al cannabis, cambiaría mucho en el caso de que el referendo apuntase al “si”. Como decíamos, el electorado se enfrentará a una papeleta en la que tendrá que decidir respuestas a la cuestión de la marihuana, además de a otros importantes temas como la eutanasia en el ámbito de las Elecciones Generales neozelandesas de 2020.
El proyecto de ley, dado a conocer por el ministro de Justicia y portavoz por la reforma de las Drogas del Partido Verde, Andrew Little, incluye disposiciones para multitud de temas. La edad mínima de compra y posesión se establece en los 20 años, dadas las pruebas científicas que apuntan al daño en el cerebro de consumidores menores de 25 años. Little señaló también la disposición de los ciudadanos a consumir Cannabis antes de los 21 años, lo cual propiciaría que estas personas recurrieran al mercado negro ilegal para obtenerlo.
La cantidad de cannabis permitido en compra y posesión se establece en los 14 gramos por día. Se permite el autocultivo hasta cuatro plantas por hogar y se limita el uso a lugares privados y/o autorizados para ello. Se prohíbe la venta remota o por Internet, siendo exclusivo de tiendas físicas. Por supuesto, el Cannabis contaría con un impuesto especial, un gravamen orientado a la reducción de daños (además de los impuestos propios de la nación). Los envases incluirían mensajes de prevención de riesgos y se prohibiría la comercialización masiva y la publicidad de productos de marihuana. Por último, la creación de la Autoridad Reguladora del Cannabis
No autoejecutable
Los resultados del referendo no seguirían el curso de las encuestas clásicas. En nuestra legislación existen varios tipos distintos, según el objetivo, el fundamento o el carácter. Sin embargo, en Nueva Zelanda solo contemplan estos dos casos a este respecto concreto: El Referéndum “vinculante” y el “no vinculante”. Si se tratase de uno vinculante, el resultado de las urnas tendría validez jurídica al ser aprobado por una cierta mayoría de la participación. No obstante, la pregunta en el caso neozelandés no es vinculante, y un borrador tendría que seguir su curso normal empezando por el parlamento. Eso sí, con el respaldo de la consulta pública.
El recuento de los votos se llevará a cabo a la vez que los de las elecciones, y deberá ser la nueva cámara quién vote a favor o en contra del proyecto de ley.
Kiwis
La historia de la legalización en Nueva Zelanda, está representada por una larga marcha que comenzó en 1996, de mano de los representantes maoríes, Los Verdes y Laboristas.
Las encuestas a la población, preguntando por la regularización del Cannabis, se han sucedido a lo largo del tiempo. Por ejemplo, una de las conclusiones que se extrajo en 2017 fue que el 70% de los votantes quiere que se despenalice o legalice el Cannabis de uso personal. El 60% de los votantes kiwis apoyó la legalización (22%) o la despenalización (38%).
La última decisión se tomará en la arena política, aunque el apoyo popular a las medidas está disminuyendo en estos últimos meses. Una investigación de agosto de este año, a cargo de Horizon Research y patrocinada por Helius Therapeutics, revela que el porcentaje se ha colocado en una encarnizada lucha, con un 49,5% a favor y un 49,5% en contra, a escasas cuatro semanas de su votación. Algunas voces explican este fenómeno debido a los cambios de opinión de determinadas franjas de edad, antes indecisas y ahora tomando parte por la prohibición.
Los resultados de las votaciones son todavía un misterio, esperando que los votantes lo resuelvan. Lo que es seguro es que los políticos kiwis tienen mayor tendencia a cumplir sus promesas que los de otras naciones, que presumen de ser al menos tan avanzadas como aquella.