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Sin sorpresas en las medallas a la represión Plan Nacional sobre Drogas

Sin sorpresas en las medallas a la represión Plan Nacional sobre Drogas

Benito Díaz

El pasado 20 de enero, se celebró la entrega de las Condecoraciones de la Órden al Mérito del Plan Nacional sobre Drogas. Presidida por el Ministro de Sanidad, Salvador Illa, acompañado del Ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, se repartieron 17 galardones a personas e instituciones, de los cuales solamente dos fueron al sector social, y un único a la práctica de la prevención no punitiva y la asistencia sanitaria. Concretamente, a la Red Iberoamericana de la que participa la catalana Asociación Bienestar y Desarrollo, que es la que asiste sanitariamente financiada por la administración.

El acto

El acto se restringió por las medidas de seguridad frente a la pandemia y fue telemático en gran parte. La gala fue presentada por el presidente del PNSD, Joan R. Villalbí, el cual especificó que las Condecoraciones a la Órden del Mérito se entregan a personas o entidades que “destacaron de forma relevante por sus actividades frente al fenómeno de las drogas, disminución del consumo, aspectos relacionados con la prevención, la asistencia y la reinserción, punto de vista de la prevención y la oferta, o del tráfico ilícito de drogas y estupefacientes”.

Grande Marlaska, ministro de Interior, en su intervención, felicitó a la organización por su acierto en el reparto de los premios, a poderes del Cuerpo Nacional de Policía, Fiscales, organizaciones locales e internacionales. «La lucha contra el fenómeno de la Droga es una tarea compleja que necesita de la participación de todos los actores comprometidos con una concepción integral de lo que es el bienestar social». La seguridad como un bien público, elementos del Estado del Bienestar y la supuesta modernización del sistema culminarían en algo que al ministro le gusta llamar “Seguridad Humana”, que dominó el discurso del antiguo juez y presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, al que recordarán por secuestrar la publicación de la revista satírica El Jueves por injurias a la Corona.

Salvador Illa, por su parte, destacó la actuación de estas personas que lleva a cabo sus labores “fuera de los focos y en medio de una Pandemia mundial como la que estamos sufriendo. “El PNSD es el esfuerzo de toda una sociedad para que las adicciones tengan el menor efecto posible sobre nuestras vidas”, declaró el Ministro de Sanidad.

Premios y premiados

Los 17 premios, divididos en ocho “Cruces Blancas”, ocho Medallas de Plata y una Medalla de Oro, fueron entregados a distintas personas e instituciones, responsables de unas actitudes relevantes para el PNSD, como señalábamos antes. La Medalla de Oro, correspondió a la Subdirección General de Adicciones del Organismo Autónomo de Madrid Salud, organismo dependiente del Ayuntamiento de Madrid, por su “actuación ejemplar en los estadios iniciales de la Pandemia, que ha demostrado especial valor ante una situación extraordinaria sin precedentes, beneficiando a los más vulnerables”.

Las Medallas de Plata, fueron distribuidas entre Francisco Rábago Lucerga, funcionario del PNSD, Desi Martín, de igual ocupación; José Palafox, funcionario de la Subdirección General de Operaciones de la Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera de la Agencia Estatal de Administración Tributaria. También hubo medalla para Paloma Conde-Pumpido, Fiscal Antidroga, y para Antonio Lomba Jefe de la Unidad de Fortalecimiento Institucional de la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la Organización de los Estados Americanos (OEA). También fue galardonada la Red Iberoamericana de Organizaciones No Gubernamentales que Trabajan en Drogas y Adicciones (RIOD). Dos más, a título póstumo, para un Guardia Civil fallecido en servicio y la exfiscal Antidroga.

El resto, las ocho “Cruces Blancas”, de nuevo repartidas entre policías, coroneles y comandantes de la Guardia Civil, representantes de la ONU y más funcionarios del propio PNSD. En total, la entidad se concedió a sí misma, mediante sus trabajadores y trabajadoras, cuatro premios de los 18. Completa la lista de galardonados, la organización Movimiento por la Paz y el Desarme, la otra galardonada del sector social, que presta asistencia jurídica ante abusos de derechos por motivo de drogas.

En referencia al año pasado, donde se llevó a cabo una selección muy parecida de premiados, no ha habido grandes sorpresas, cambios o posibles aperturas hacia una postura más dialogante por parte del PNSD.

Opinión

La falta de colaboración del muy prohibicionista organismo PNSD, que no ha dudado ni un momento de su dilatada existencia en reprimir por la fuerza cualquier otro tipo de pensamiento que no fuera el establecido por la convención única de 1961 y de apoyar la antigua y fallida “Guerra contra las Drogas”, no puede sorprender a nadie que conozca el movimiento cannábico.

Llama la atención el foco de la institución para premiar las actuaciones de la policía en detrimento de las asistenciales, sin pararse a observar la corrupción que pueda afectar a los mandos de la misma, ni a la persecución a la que someten a una gran parte de la sociedad; esa que Salvador Illa desde su atril quiso aunar, sin mencionar la adicción al juego, al Alcohol o al Tabaco, drogas legales a ojos de la Administración. También extraña la contradicción de premiar a organizaciones “por el desarme” mientras, al lado, otorgan loas a comandantes y coroneles.

El ministro de Interior no tuvo reparos en arrogarse la capacidad heroica de salvaguardar, nada menos que la “seguridad humana”, como tampoco la tiene en secuestrar otras muchas libertades, por ejemplo la posibilidad de autoconsumir sin daños a terceros.

El “fenómeno de las drogas” como estos funcionarios lo denominan, es un fenómeno indisoluble de nuestra condición de sociedad, de cualquier sociedad, por civilizada que quiera parecer. Puede que no sean capaces de verlo, parapetados tras cargos cuyos nombres son retahílas, más parecidas a títulos nobiliarios que a trabajos de servicio al pueblo.

Una postura retrógrada, represiva y conservadora, que no reconoce en absoluto la lucha contra el prohibicionismo de activistas como Albert Tió, Fernanda de la Figuera, investigaciones científicas como las realizadas desde el OECM, la organización de Asociaciones Cannábicas CONFAC, las asociaciones de pacientes, como la Unión de Pacientes por la Regulación del Cannabis o Terapéuticas Yerbas Castelló y otras muchas, es una postura destinada al fracaso, como bien demuestran los datos.

La salud de la Agenda 2030 no se basa en la persecución. Tampoco los avances sanitarios en reducción de daños y riesgos, que muestran la capacidad de salvar vidas en ámbitos de la salud que no solo son abandonados por la administración, sino cuya política represiva agrava mediante espirales de pobreza, marginalidad y estigma, la salud de las poblaciones con problemas de adicción.

Tan solo reconociendo la igualdad de derechos de estos colectivos, se puede incluir a “todos los actores de la sociedad”, como presumía de hacer el ministro Grande-Marlaska, nunca cerrando los ojos ante la realidad y exhibiendo la porra y el bozal para aquellos con una concepción distinta a la suya, ahora que están en el poder.

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