Benito Díaz
La reciente entrevista al diputado Sher Bahadur Tamang en la televisión nepalí ha puesto de actualidad el tema de la legalización del cannabis en el país. El político, perteneciente a la rama marxista-maoista del Prachanda-Nepal, explicó los motivos por los cuales la Cannabis debía volver a la normalidad, destacando su potencial económico en la agricultura, sus beneficios médicos y el acervo cultural que les une a la planta.
La Cannabis fue prohibida en Nepal durante la década de los 70, debido a las presiones de EEUU al respecto de sus legislaciones internacionales, bajo la bandera de “La Guerra contra las Drogas”.
Las autoridades suelen hacer excepciones en la reglamentación, a veces teniendo en cuenta la cultura de muchas de las religiones que conforman su Estado, como el culto a Shiva por parte de los rastas Shadus, en cuyo festival de Maha Shivaratri el 11 de marzo se consume cannabis al aire libre sin restricciones.
Sin embargo, la prohibición sobre el cultivo y la venta traen consigo la corrupción institucional y la proliferación de mafias, que convirtieron al país en una fuente exportadora de hachís internacional, fruto a su vez de su tradición de resina prensada a mano, llamada charas.
Propuesta
Sher Bahadur Tamang, apareció en el programa de máxima audiencia “Saglo Samaj” el pasado enero, donde se sometió a las preguntas del presentador, Kanak Mani. “Después de recibir comentarios del equipo de investigación, presentamos este proyecto de ley en el Parlamento. Creemos que esta es una de las formas de aliviar la pobreza rural. También llega en un momento en el que hay un impulso internacional para legalizar no solo la marihuana medicinal, y el uso de la planta para muchos propósitos, incluido el cannabis recreativo”, explicó el político. Recalcó que gran número de personas en Nepal considera que el uso recreativo del cannabis es perjudicial e incorrecto, y que aquellos que lo consumen son relegados a un genérico “adictos a las drogas” como resultado de las medidas aplicadas por EEUU. “Un país que ahora está regulando y abriendo el mercado de ese mismo cannabis”, declaró Tamang, llegando a destacar que el pueblo nepalí había sido engañado en contra de su tradición milenaria.
“En un momento en que el consumo de marihuana se está volviendo cada vez más abierto y legal a nivel mundial, el discurso también está ganando impulso rápidamente aquí en casa”, declaró Nahadur Tamang.
En el contexto económico, el antiguo ministro destacó el clima privilegiado de Nepal, donde la planta se ha dado al aire libre durante su historia, abaratando los costos de cultivar bajo invernadero o interiores, sumando el factor de cultivo orgánico y natural. “Por ejemplo, la Purple Haze, un tipo de marihuana muy potente, crece de forma salvaje en la región de Himalaya perteneciente a Nepal. Es valiosa y podría ser un importante cultivo comercial. La economía nacional se beneficiará de ello. Pero modificar la ley actual no será suficiente. Es necesario que haya una junta reguladora para decidir cuánto control tienen los gobiernos locales sobre el cultivo, cuánta tierra se asignará a los agricultores y cuánto se les permitirá cultivar. Los gobiernos locales también podrían obtener un cierto porcentaje de los ingresos obtenidos de la producción”, analizó Tamang. Declaró también que cree que las Naciones Unidas legalizarán la planta e incluso alentarán al mundo a plantarla, pues “los amplios beneficios son demasiado importantes para ignorarlos”.
En la actualidad, tanto el cultivo como la venta, como la producción para fines terapéuticos, están prohibidas en Nepal. A pesar de ello y de las multas que puede acarrear, puede encontrarse cannabis y charas en las calles de Katmandú y otras localidades, por precios muy reducidos y enorme calidad.
Historia
El cultivo del cannabis en la región de Nepal se pierde en la noche de los tiempos. Como hemos mencionado, los rastas Shadus, una rama religiosa importante en la zona, usan el Cannabis en sus sacramentos, mejorando de esta forma la comunicación con su deidad principal, Shiva. El sincretismo de la comunidad nepalí, incluye también a budistas, pues no en vano, el lugar de nacimiento de Siddharta Gautama “Buda”, se encuentra en su territorio, en la localidad de Lumbini.
El Cannabis de la zona, pese a no ser una novedad, es identificado y catalogado por exploradores europeos alrededor del SXIX, es en la década de los 60 cuando vive su primera expansión. Viajeros venidos de todo el mundo, atraídos por la cultura Hippy y el cannabis, poblaron las calles de las ciudades en busca de iluminación espiritual.
Uno de los centros de venta más conocidos fue la “Freak Street” donde abundaban las tiendas de marihuana legal, bajo licencia. Al aumentar la demanda, los cultivos y producciones legales de Cannabis se extendieron, brindando pingües beneficios a la población local. En 1972, Nepal se había convertido en uno de los principales productores de hachís del mundo. Todo cambió al año siguiente, cuando el gobierno, presionado por la comunidad internacional y EEUU, anuló todas las licencias y deportó a los principales comerciantes de cannabis a la India.
Este movimiento se ha calculado en pérdidas de hasta 100.000 millones de dólares para el pueblo nepalí, ya de por si deprimido por los fenómenos naturales y la cruenta guerra civil llevada a cabo hasta la entrada de la democracia en 1991 y la sustitución de la monarquía por una república en 2005.
Nepal lucha por adaptarse a los tiempos, desde hace décadas. Como bien describían los escritores y viajeros, Carlos Arnal y Miguel Portillo, en su libro de 1977, ¿Viaje al Edén?, “El Nepal está cambiando… mientras tanto, sus montañas continúan allí”.