Traducción del artículo publicado en Newsweed.fr, revisada por el propio autor Kenzi Riboulet.
En los últimos meses, en Francia, Inglaterra, Suiza, etc. una “hierba alterada químicamente” capaz de “llevar a urgencias” en unas pocas bocanadas de humo, ha aterrizado en el mercado (desregulado) del cannabis. Pero, ¿qué son estas moléculas tan peligrosas relacionadas con el cannabis?, una droga que es bien conocida por sus riesgos reales para la salud, pero moderados, y ciertamente no por su propensión a causar la muerte u hospitalización por simple consumo. ¿Y de qué estamos hablando realmente?
Alemania ya ha pagado un alto precio con 5 muertes en 2020, lo que está provocando pánico tanto en los círculos cannábicos como en la prensa científica. En enero, Vice lanzó un documental sobre un comerciante de estos famosos «cannabinoides sintéticos» en Berlín, que ya ha sido visto más de un millón de veces. Desde octubre de 2020, las autoridades y médicos suizos alertaron de la presencia de “cannabis sintético peligroso en el mercado negro” precisando que “el cannabinoide sintético CUMYL-4CN-BINACA, […] muy potente, se ha asociado con más de 100 muertes en Europa ”(de las cuales 33 en 2020) y agregó que“ desde este verano, es el cannabis sintético MDMB-4en-PINACA, de 50 a 100 veces más fuerte que el ∆9-THC, que es objeto de ‘alertas repetidas’. Hasta la fecha, existen como mínimo 169 «cannabinoides sintéticos» diferentes enumerados por el Observatorio Europeo de Drogas, con un repunte desde el inicio de la pandemia.
Entonces, ¿de qué estamos hablando realmente? En primer lugar, hay que descartar completamente el término «cannabis sintético», porque el cannabis es una planta que hoy en día no se puede copiar, imitar ni reproducir químicamente. Solo los cannabinoides ∆9-THC o el CBD (moléculas bien conocidas dentro de la composición del cannabis) pueden ser reproducidas químicamente.
Así es, se pueden obtener ∆9-THC y CBD en laboratorio, sin pasar por la planta. Las moléculas así obtenidas son de hecho cannabinoides sintéticos. Sin embargo, ya sean naturales o sintéticos, el ∆9-THC y el CBD tienen exactamente los mismos efectos en el cuerpo. Son las mismas moléculas, simplemente obtenidas de diferentes formas: extraídas de la planta o reproducidas in vitro.
Hoy en día, también existe una tercera forma de obtener ∆9-THC y CBD: a partir de organismos vivos modificados genéticamente (plantas, microorganismos u otros). Incluso obtenido de esta manera, el ∆9-THC y el CBD siguen siendo las mismas moléculas con las que estamos familiarizados, ampliamente estudiados y experimentados a lo largo de los siglos.
Los ∆9-THC y CBD, que se originan en la planta de cáñamo (Cannabis), se denominan fitocannabinoides (que designa los cannabinoides obtenidos de la planta, del griego φυτόν, fito-, “planta”). Dado que su método de producción no afecta su estructura química ni su efecto farmacológico, el CBD y el ∆9-THC son fitocannabinoides en todos los casos, incluso si se obtienen en el laboratorio.
Como se puede ver, no importa cómo los obtengamos, los fitocannabinoides son siempre exactamente iguales, ya sean fitocannabinoides sintéticos o fitocannabinoides extraídos de plantas.
El ∆9-THC sintético, por ejemplo, se usa como medicamento (como Marinol®, disponible en varios países europeos, y el CBD sintético se usa en ciertos cosméticos (por ejemplo, cremas de la compañía suiza Blossom). Pero los fitocannabinoides de síntesis también están a veces presentes en el mercado negro, aunque esto es marginal.
Pero estas no son las moléculas que preocupan a los expertos y dan pánico a los medios. Los cannabinoides AB-PINACA, CUMYL-4CN-BINACA o MDMB-4en-PINACA (y muchos otros identificados por los servicios de análisis de sustancias) no son fitocannabinoides. No se encuentran de forma natural en el medio ambiente: a diferencia del ∆9-THC sintético, no son una reproducción de una molécula ya conocida y estudiada; por el contrario, son más bien invenciones, nuevas moléculas, las denominadas “drogas de diseño” y generalmente ubicadas en la categoría de “nuevos productos sintéticos” (NPS) por las autoridades. Para diferenciar estas moléculas de los fitocannabinoides sintéticos, un estudio de diciembre 2020 propone llamarlos “neocannabinoides”. Sin embargo, no son tan nuevos: los primeros neocannabinoides inventados se remontan a la década de los ‘70, como por ejemplo el JWH-018, más conocido como “spice”. También algunos se comercializan como fármacos, como AB-PINACA, HU-210 o nabilona.
Como podemos ver, la expresión «cannabinoide sintético» incluye una amplia variedad de moléculas. El término “neocannabinoide” (similar al término “neonicotinoides” derivado del latín νέος, neo-, “nuevo”) fruto de una reflexión profunda en torno a la terminología de los cannabinoides, merece consideración para evitar las confusiones. Y aún más a medida que los compuestos químicos continúan diversificándose y aumenta su presencia en las farmacias, así como su disponibilidad en los mercados ilícitos.
“El uso de una palabra nos habla del mundo que la rodea, nos informa de su connotación, define quién la usa y quién la recibe… la palabra transmite múltiples informaciones, verdaderas o falsas, conscientes o inconscientes”, nos recuerdan la federación suiza de drogodependencias. En este sentido, el término “neocannabinoide”, sin duda, permitirá facilitar el entendimiento de todas las partes, y evitar malentendidos sobre moléculas que han aparecido en las últimas décadas, y de las cuales la comunidad científica aún tiene pocos estudios en cuanto a las verdaderas consecuencias para la salud –al contrario del Cannabis sativa y de sus compuestos bien conocidos.
Y mientras tanto, en caso de duda sobre un producto, siempre es útil consultar y confrontarse con las asociaciones que se ocupan del análisis de drogas, reducción de riesgos y gestión de los placeres en España como Ailaket, Energy Control, ConsumoConciencia, etc.