Benito Díaz
Moisés García-Arencibia es doctor en Bioquímica y Biología Molecular. Ha desarrollado una amplia investigación en torno a los cannabinoides y el sistema endocannabinoide, en laboratorios como el de la Universidad Complutense. En la actualidad, ejerce como profesor de Física y Química en Enseñanza Secundaria, profesor-tutor en la UNED, además de continuar con su labor investigadora.
“El último año de la carrera de Biología que cursé, tenía que hacer una asignatura práctica. Mi grupo eligió el laboratorio del profesor Manuel Guzmán, una eminencia en el campo de los Cannabinoides. Fue mi primer acercamiento a este ámbito de investigación. Luego, entré a trabajar en un laboratorio, que estaba al lado de otro donde analizaban la relación entre Cannabinoides y Enfermedades Neurodegenerativas. Estas relaciones, hicieron que al final decidiera hacer un doctorado con ellos, pues tenían financiación, conseguí una beca y comencé mis propios estudios”, relata.
Sistema endocannabinoide
La investigación comenzó por comprobar si el sistema endocannabinoide tiene relación con la enfermedad del parkinson. Recordemos que el Sistema Endocannabinoide, es un sistema de señalización en el cuerpo humano y en muchos animales que contiene sensores sensibles a las moléculas de la planta o a los producidos por el propio organismo (endocannabinoides). Estos receptores están presentes por muchas partes, sobre todo en las células del sistema inmunitario y en las cerebrales, siendo posible la afección de otros sistemas por estos medios, así como el tratamiento de ciertas dolencias.
Los científicos comenzaron por probar distintos compuestos, derivados de la planta y sintéticos. “Tras comprobar cuál de ellos tenía mayor potencial médico y farmacéutico sobre los modelos de Parkinson, intentamos descubrir por qué esas composiciones tenían efectos, cómo funcionaban en el cerebro, cuál era el motivo de que unos funcionaran mejor que otro o si esa alteración en el cerebro tenía que ver con los síntomas de la enfermedad”. El profesor explica que hoy en día se hace al revés, primero se busca la alteración y luego se intenta manipularla mediante los fármacos.
El estudio de García-Arencibia, comenzó en 2004. Cuatro años después, defendió con su tesis que existe relación entre el sistema endocannabinoide y la enfermedad de parkinson. A su vez, otros de sus compañeros de laboratorio probaron que también tenía relación con otras enfermedades, como el Huntington, Esclerosis Lateral Amiotrófica o Esclerosis Múltiple, comprobando de forma paralela que el sistema cannabinoide endógeno en efecto tiene relación con enfermedades de carácter neurodegenerativo.
“La enfermedad de Parkinson inhibe el movimiento. Aunque la gente lo asocia a los temblores, lo que hace es paralizar el cuerpo. La gente que consume Cannabis también reduce su movilidad, entonces podríamos decir que el THC no es el principal componente terapéutico para tratarlo, pues, aunque pudiera prevenir la muerte celular, no protegería de los síntomas” explica García-Arencibia. “Hemos podido comprobar que el daño oxidativo es muy importante en el Parkinson, luego, los Cannabinoides antioxidantes son interesantes. También que se produce neuroinflamación, por lo que los Cannabinoides que son antiinflamatorios, también pueden servir de ayuda”. También cuenta que analizaron los compuestos antagonistas de los Cannabinoides, esto es, los que producen efectos contrarios a los de esas moléculas. Por ejemplo, el THC inhibe el movimiento, luego un antagonista debería estimularlo.
El escenario ideal podría ser aquel en el que se pueda obtener de la planta los compuestos que funcionan en específico para cada dolencia. “Como hemos dicho, en el caso del Párkinson, el THC no sería demasiado beneficioso. Sin embargo, en medicinas como el Sativex, se utiliza un extracto de la planta entera para tratar, por ejemplo, la Esclerosis Múltiple” El experto añade que la ventaja de estos fármacos industriales, es que cada envase trae la misma composición y proporción química, además de la garantía sanitaria.
Regularización del cannabis
“En el marco parlamentario se han visto propuestas de Cs, de Podemos, hay diputados del PSOE que también lo proponen, como Iñaki Lavandera que lo propuso al Parlamento de Canarias. Creo que hay políticos que pueden ver cómo funciona en otros países, como Urugay, Canadá, o EEUU y pueden preguntarse por qué no aplicarlo aquí. Además de una reivindicación social, es una buena fuente de ingresos, mediante impuestos, como han hecho, por ejemplo, en Colorado”, comenta el científico, quién señala a su vez los datos al respecto de la bajada en el consumo entre adolescentes realizado en aquella zona.
“En mi opinión, el THC es malo para algunas cosas, pero también lo son el alcohol o la nicotina y todos se venden. También son drogas, aunque la gente no lo quiera ver así. Son drogas legales que solo se pueden vender a personas mayores de edad y consumirlas en ciertos lugares concretos. Se podría hacer lo mismo con el cannabis. A esto habría que sumar que el cannabis puede producir daños en un cerebro en desarrollo, y que el cerebro termina de formarse sobre los 20 años. No es de recibo que un adolescente, menos aún un niño, tenga acceso al cannabis, como no lo es que lo tenga al alcohol o al tabaco”, desarrolla García-Arencibia.
“En el aspecto terapéutico, si una persona mayor de edad que está sufriendo dolores, náuseas, insomnio, quiere consumir una sustancia que tiene respaldo médico y no tiene grandes efectos secundarios, tampoco debería tener un impedimento legal. Es posible que haya quien diga que no hay evidencias científicas suficientes al más alto nivel. Deberían saber que hay distintos grados de evidencia. Si hubiéramos tenido que esperar a llegar a esos grados, quizás no hubiéramos podido acceder a otros tipos de fármacos”, argumenta el científico. También recomienda que se pueda hacer algo para alcanzar ese estatus de evidencia, en el plano de la investigación, financiando proyectos o estudios clínicos pues, “dejarles el trabajo a otros, es la postura cómoda. Dicen que no hay evidencias, pero tampoco se ponen a buscarlas, esperando que sea otro país u otros profesionales los que aporten las pruebas, como los franceses o los americanos”.
Investigación en España
García-Arencibia denuncia las carencias del ámbito de la investigación en nuestro país, tales como la poca financiación, la excesiva burocracia, acoso laboral y corrupción, entre otros. “Sin embargo, los investigadores españoles en el campo de los Cannabinoides, están bien reconocidos en el entorno internacional. En esta cuestión, los representantes de España e Italia son los más importantes a nivel europeo. Es curioso, porque no son los países más destacados en el apoyo a la ciencia”. Apunta también que cada vez más gente se está uniendo a esta búsqueda, pues no solo es una droga, sino que tiene influencia en multitud de sistemas en el cuerpo y que merece igual de respeto que analizar el sistema opioide o el sistema dopaminérgico (receptores de la euforia), por ejemplo. A su vez, lamenta las condiciones de los investigadores que emigran para trabajar y que solo pueden volver en condiciones peores de las que disfrutaron fuera, “teniendo que plegarse al sistema de castas que impera en muchos sitios. Son plazas de empleo público que deberían regirse por los principios de igualdad, mérito y capacidad, en lugar de por la fidelidad que se tenga a la persona que otorgue la plaza”.
Otros proyectos
García-Arencibia trabaja en la actualidad en colaboración con la Universidad de Valencia, en la investigación sobre la influencia del sistema endocannabinoide al respecto de la enfermedad de RETT. “Es un síndrome genético que afecta al desarrollo cerebral, sobre todo de las niñas. Tienen un crecimiento y desarrollo normal hasta los dos o tres años, cuando empiezan a tener problemas y las convierte en dependientes el resto de su vida. A través de modelos animales, hemos podido comprobar que es cierto que el sistema endocannabinoide está alterado y seguimos avanzando en esa línea, que nos parece prometedora”.
García-Arencibia encuentra tiempo para participar en asociaciones como Ciencia en el Parlamento, un grupo que propuso y apoyó la creación de una oficina de asesoramiento científico en la sede que facilitaría informes contrastados, cosa que se ha aprobado hace poco tiempo. “El objetivo no era pedir más dinero para la ciencia, sino hacerles ver cómo la ciencia puede ayudar a tomar decisiones políticas, y evitar que se falseen datos científicos demostrados”. También participa en @Escepticos (Alternativa Racional contra la Pseudo Ciencia – Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico) donde tratan de combatir la irrupción de disciplinas como la Homeopatía, la Acupuntura o el Reiki, sin ninguna base científica. “No culpo a la gente que quiere curarse de cualquier forma y recurre a esto. Culpo a la gente que quiere lucrarse con esto, pues no todo el mundo tiene que saber farmacología ni cómo funciona un medicamento. Tratamos de oponernos al pensamiento irracional, distribuido por medios de comunicación y que trata de entrometerse en las universidades”.
Más información sobre la labor investigativa y divulgativa del doctor García-Arencibia en su Twitter.