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Voces expertas analizan décadas de políticas de drogas racistas y colonialistas

Voces expertas analizan décadas de políticas de drogas racistas y colonialistas

Benito Díaz

La organización Harm Reduction International (Reducción de daños) lanzó una serie de conferencias que comenzó este pasado 26 de mayo. Bajo el título, “Desmantelando racismo y colonialismo a través de la reforma en política de drogas», ponentes disertaron sobre las políticas de drogas que se han venido dando en sus países, antiguos enclaves coloniales tales como Kenia, Suráfrica e India, entre otros.

Harm Reduction Internacional (HRI) es una ONG dedicada a disminuir y atenuar los impactos negativos de las sustancias psicoactivas y políticas de drogas, sobre la salud, los derechos civiles y la sociedad en general. Según su página web, promueven los derechos de las personas consumidoras y sus comunidades, mediante la investigación y la promoción de políticas de drogas seguras, que contribuyan a crear comunidades más sanas y fiables. Es destacable que HRI cuenta con estatus consultivo especial en el Consejo Económico y Social de la ONU.

Esta primera charla, ofrecida por videoconferencia, reunió a un grupo de personas expertas para explicar cómo la Guerra contra las Drogas se aplicó en sus lugares de origen. Presentado por Colleen Daniels, subdirectora del área de Salud Pública de HRI, pudimos escuchar al doctor Kojo Koram, profesor de Derecho en Birbeck, Universidad de Londres; Aggrey Aluso, Director del Programa de Salud y Derechos de la Iniciativa de la Sociedad Abierta para África Oriental (OSIEA); Tripti Tandon, abogada y directora adjunta del Colectivo de Abogados, una de las organizaciones de Derechos Humanos más antiguas de la India; Imani Robinson, responsable de comunicación del centro británico Release, especialista en drogas y legislación sobre estupefacientes; y Shaun Shelley, gestor del grupo Políticas, Defensa y Derechos Humanos en la asociación TB/VIH en Suráfrica.

Intervenciones

La charla, consultable mediante un enlace de zoom, comenzó con la exposición de la presentadora, que destacó que las políticas de drogas persiguen a las personas mediante sesgos racistas, impuestas por sistemas judiciales injustos. “La política global de drogas se ha utilizado para justificar la vigilancia excesiva, la criminalización, la persecución e incluso el asesinato de personas negras, marrones e indígenas. La tolerancia de las prácticas policiales racistas ya no es aceptable”, denunció Daniels, añadiendo que, a menudo, las políticas de drogas se encuentran en manos de legisladores que simpatizan con grupos supremacistas blancos.

El doctor Koram, por su parte, analizó las razones de por qué hemos llegado a ver las drogas como “malas” y las políticas racistas punitivas como único enfoque posible. “África ha sido objetivo de todos los intentos de colonización posibles, a través de herramientas colonialistas e imperialistas. Por ejemplo, desplazando cultivos y población local para instaurar grandes latifundios dedicados al tabaco, el azúcar o el café, pero también de Opio, Coca o Cannabis. Al principio, la intención del imperio británico era arrebatarle el monopolio del Opio a China y controlar los mercados internacionales, como todas las potencias europeas con proyectos colonialistas”, explicó Koram. “Estas ambiciones imperiales, incluyen influenciar estados independientes, intentando controlar y eliminar las tradiciones locales, la medicina tradicional para instaurar las necesidades de la colonia, que consumía Opio. En esta nueva Era de la civilización, se propone la exclusión de las drogas, protegiendo a la industria del tabaco y el alcohol. Esta visión que tienen sobre la civilización, ignora por completo cómo eran las cosas antes de la prohibición de las drogas, en el acervo cultural de los pueblos, que han venido usando psicoactivos desde tiempos inmemoriales”, destacaba el académico, argumentando que todo esto se traduce en un ascenso de la violencia interna, sufriendo miles de personas a causa de unas leyes internacionales restrictivas. Koram puso por ejemplo el caso de Colombia con el Glifosato.

Aggrey Aluso, desde Kenia, señaló la familiaridad del discurso descrito por Koram, al respecto del Stablishment. “Con la colonización la narrativa cambió, y el consumo de drogas pasó a ser estigmatizado y castigado por la ley” declaró Aluso. “Es un tema de derechos humanos, de dignidad de la sociedad humana. El Stablishment tuvo mucha influencia en África, incluso a través de la moral cristiana, que promovía un punto de vista contrario al consumo de cualquier tipo de sustancia, en detrimento de la medicina tradicional y de los doctores que la ejercían, además de otros usos culturales y religiosos, dilucidó Aluso que también criticó la experiencia del post-colonialismo en aquel país, condenando a la oscuridad a la población por la falta de información y el rechazo a las tradiciones. “Algo que ha estado prohibido y castigado en África, ahora sirve de medicina para estos estados colonialistas”, concluyó Aluso, apuntando a la prohibición como un “error histórico”.

Shaun Shelley, explicó el caso de Suráfrica en su turno de palabra. “Aquí se puede presenciar la perpetuación del apartheid policial y la continuación de los abusos de los derechos humanos del apartheid bajo el disfraz de la guerra contra las drogas. Un examen crítico, puede mostrarnos el grado de imposición que alcanzaron las políticas de drogas”, planteó Shelley, recordando la persecución bajo los Sjamboks, porras utilizadas por la policía en aquella época. A través de una presentación, Shelley desgranó la relación entre la represión y la violencia, unidos a través de una política de drogas injusta, pues “los políticos compraron las drogas con la violencia que ellos mismos generaban”. Agregó que más tarde se han justificado actos injustificables con la justificación de la Guerra contra las Drogas, no solo en Suráfrica sino en todo el mundo. Para terminar, afirmó que las políticas actuales perpetúan el pensamiento colonialista en aquel país, “el control de las drogas es un sueño colonialista distópico».

La abogada Tripti Tandon, describió el sistema legal ante las drogas como “herramientas del poder para oponerse de forma directa a cualquier persona, concentradas en controlar a los pobres y marginados”. Refirió el caso de la permisividad del Alcohol en su país, en contraposición con otras naciones de su entorno, “en regiones islámicas y asiáticas vecinas, las leyes antidrogas incluyen el alcohol. Nos encontramos ante una dicotomía interesante, pues las drogas son malas y deben estar prohibidas, pero el Alcohol no”, expuso la letrada. “El problema no son estas leyes, introducidas por el colonialismo y neocolonialismo. La cuestión son los que quieren criminalizar y endurecer más aún las penas, reduciendo la libertad, como en el caso de los derechos de las personas homosexuales, por ejemplo. La pobreza no es excusa atenuante en las sentencias, se lleva a cabo una dura persecución y se imponen grandes penas a aquellos que las infringen”, comentó Tandon. Concluyó diciendo que, en muchas ocasiones, el origen de los problemas no está en las leyes colonialistas, sino en el convencimiento del discurso prohibicionista por parte de la población actual.

La conclusión de las intervenciones corrió de mano de Imani Robinson, que aseguró que UK nunca habría existido como lo conocemos sin contar con el apoyo de las colonias. “No solo había comercio con los recursos, también se exportó la ideología”, discurrió Robinson al respecto del contexto de la Guerra contra las Drogas. El hecho punitivo era la única manera de hacer frente a las personas, según la lógica de este conflicto. “Se persigue a comunidades que cultivan o usan las sustancias, pero no se ayuda a reconstruirlas. Creo que debemos ser más claros esta vez pues el peligro de las reformas tradicionales es que hemos intentado mejorar las tecnologías del poder y limitar la violencia que producen, en lugar de intentar interrumpir dicha violencia en primer lugar”, observó la ponente.

Soluciones

Previo al turno de preguntas, la presentadora interpeló a cada participante a aportar alguna salida o acuerdo a este enfrentamiento que dura ya décadas. Reconocer que el sistema actual no funciona, contabilizar y reparar daños causados por la prohibición, cuestionar las políticas de drogas incompatibles con DDHH, más recursos, más información, menos castigos y persecución contra las personas usuarias de drogas en el ámbito recreativo, reevaluar la relación con el castigo y la punición carcelaria, confrontar los relatos internalizados del colonialismo, rechazar la demonización de las drogas y la patologización de su consumo, cambiar el marco de la conversación que ahora reside en el discurso populista y politizar las discusiones en cada continente, fueron algunas de las propuestas servidas por la conferencia.

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