Benito Díaz
Contactamos con Genlizzie Garibay, más conocida como Polita Pepper, activista por la libertad del Cannabis en México. Conversamos sobre los avances realizados en materia de regulación en su país, que afronta un momento decisivo en las próximas semanas. En la actualidad, Polita compagina sus estudios de doctorado en Antropología Social, con clases en la universidad y sus actividades en la asociación Cannativa, de la que es presidenta y fundadora.
Polita describe que comenzó a usar este alias cuando inició sus actividades en foros y artículos en publicaciones cannábicas, en un momento que “recién comencé en el movimiento y no era buena idea firmar con el propio nombre”, nos cuenta. Además, Polita es parte del grupo motor de la asociación Red Latinoamericana de Mujeres Cannábicas (RELAMUCA), parte de la Red de Feministas Antiprohibicionistas de América Latina (TEIA, por sus siglas en portugués) y promotora del documental “Cannábicas”, realizado en conjunción con otras representantes de redes cannábicas feministas.
Situación del Cannabis en México
La regularización del Cannabis en el país de Juan Rulfo, no está siendo sencillo. “El caso de México es excepcional en las legislaciones latinoamericanas”, comenta. “Divide la ley en dos. Por un lado, la ley de Cannabis Medicinal, que tenemos desde 2017. Permite la importación de CBD hasta el 1% de THC, sin producción nacional, siempre que se cumplan todos los requerimientos. ¿Qué pasó?, los fundamentos de la ley de 2017 no concordaban con los de otras leyes superiores. Se contraponían a otra ley que mantenía la prohibición, sembrando la confusión. Tuvieron que reajustarse los reglamentos para que se pudiera efectuar la ley de Cannabis Medicinal y pasó hasta enero del 2021. Tuvimos que esperar hasta esa fecha para entender cómo haremos, para conocer cuáles son los requisitos necesarios para gestionar este CBD. Esto afectaba también a las empresas: sin embargo, al día siguiente de ser publicada la ley en 2017, ya había seis grupos que se hicieron con los permisos necesarios para acceder a esto, sin que nadie llegase a saber qué requerimientos fueron precisos”, recuerda Pepper. “Los reglamentos ya están publicados y ha quedado un poco más claro quién puede entrar, qué se necesita, quién puede importar, etcétera”.
Uso Adulto
“México discute desde hace tres años la ley llamada ‘De Uso Adulto’, una legislación que permitiría el consumo y la producción de derivados con más de un 1% de THC. Lo que dio pie a que se iniciara esta discusión fue el argumento al respecto de la libre personalidad. Es decir, soy tan libre de hacer lo que considero que me hace bien, como inclusive de hacer lo que me hace mal, así sea consumir Cannabis. Siguiendo esa línea, se plantea una estrategia jurídica, se ganan varios casos ante los tribunales, hasta cinco. A partir del quinto, México genera jurisprudencia, esto es, que después de cinco fallos consecutivos, la Suprema Corte debió considerar que la prohibición no podía continuar sin vulnerar los derechos de la libre personalidad. Así, la Suprema Corte ordena a las cámaras de Diputados y Senadores llevar a cabo una ley del Cannabis. Se hicieron varios intentos, pasaron tres años. Superaron todos los plazos legales que tienen los senadores y legisladores para crear esta ley, el último venció en abril de este año”, explica Pepper. “La Suprema Corte no se pronuncia, hasta esta semana, en la cual dice que el 28 de junio se revisará esta declaratoria de inconstitucionalidad de la prohibición ante la no-ley”.
Los posibles escenarios tras esta fecha, incluyen dos supuestos tras la aprobación tanto de las cámaras como del presidente Manuel López Obrador. “Se puede declarar la invalidez de la prohibición con efectos generales. Es decir, si el día 28 se ganan 8 de 11 votos, entraría en vigencia la no-prohibición del Cannabis. Lo que no tendríamos es una ley que refrendase todo esto, aunque se asume que se puede consumir Cannabis Recreativo, mientras se sigue en el limbo de carecer de un verdadero marco regulatorio”, enuncia Polita. “En un segundo escenario, se vota en contra. Se tendría que recurrir a emitir amparos para el consumo personal, como se hace ahora. No se podría comercializar, ni usar Cannabis en lugares públicos, además, se seguiría persiguiendo el narcomenudeo, el narcotráfico y la posesión, de acuerdo a la legalidad mexicana, que permite un máximo de cinco gramos. Es la única vía que hay, sacar un permiso ante COFEPRIS (Registro sanitario federal), la autoridad reguladora”, nos explica, añadiendo que se trata de la única manera de acceder a Cannabis de forma legal, mediante un mecanismo jurídico de amparo ante la negativa del permiso por parte del organismo oficial. Según nos explica, es un trámite burocrático que permitiría el cultivo y el consumo de forma individual.
“Ante estas circunstancias, desconocemos cuáles serían los pasos siguientes. Quedaría sin regular, por ejemplo, una posible industria legal del Cannabis en México. Habrá que esperar a ver cómo se desarrolla la discusión, porque nos sitúa en una posición crítica”. Aunque se produzcan aperturas hacia la libertad, quedan por el camino cuestiones regulatorias sobre muchos factores que se omiten con la entrada de una regulación tan volátil. “Vamos a prestar mucha atención a qué se decide y según lo que pase, veremos cuál es la propuesta de la Suprema Corte al respecto de todo lo que no es referido al consumo personal, toda la industria legal en México cuando ya existe toda una industria ilegal”, arguye Pepper.
Lucha Cannábica
“Hay varias trincheras que se están activando por parte de la sociedad civil. Hablo del activismo mediante acciones de primera línea, marchas, protestas, concentraciones. Hace más de un año ya hubo un plantón afuera del Senado, esperando que la ley se habilitase. Esta gente se volvió a movilizar cuando se anunció la declaratoria, para dar a conocer sus exigencias. Ayer mismo tuvieron un primer enfrentamiento con la policía, la gente está en la calle. Las chicas están pronunciándose para expresar su opinión, pues no se puede tolerar que nos tengan como si no existiéramos. Por desgracia, la policía mexicana es mundialmente conocida por ser corrupta, abusadora de la sociedad de forma sistemática y por salir impune de sus acciones. Aún estamos peleando disposiciones contra actuaciones policiales en Atenco, allá por 2006”, denuncia Polita.
“Existen otros frentes. La sociedad mexicana avanzó en el negocio del Cannabis mucho más que su ley. Hay una industria alegal – ilegal muy establecida, que funciona. Hay gente con bancos de semillas, clubes cannábicos, dispensarios, cooperativas por parte de comunidades indígenas organizadas para cultivar Cannabis de forma independiente a la ley”, dice Polita. “La movilización social que me parece muy significativa a nivel político. Si ustedes no nos ponen una ley, nosotras igual vamos para adelante”. La activista y profesora universitaria, describe proyectos con ética y responsabilidad, que proponen una industria respetable y cuidadosa, mientras menciona el éxito y poder del NarcoEstado, entidades paralelas al Estado con gran autoridad incluso internacional, que están generando alternativas bajo el paraguas de esta no-regulación. “Se mantiene el mercado ilegal avalado por el NarcoEstado, muy exitoso, exportando y moviéndose, aun a coste de vidas humanas, confundiendo a personas entusiastas y a organizaciones”. Foros, seminarios, charlas, diplomaturas en universidades, generadas de forma continua y comparables a la lucha activista en las calles, la generación de toda una industria, pero sin ley.
Vulnerados
La ausencia de una regulación clara al respecto del cannabis afecta de forma frontal a una serie de colectivos. “Estamos hablando de que México es un país indígena y campesino que hace más de cien años que tiene una gran cultura cannabicultora. Al no tener regulación, esas comunidades indígenas que producen toneladas de Cannabis y que no pueden tener una vida digna, sin derechos, siguen siendo presas trabajadoras de ese NarcoEstado”, declara Pepper. “Las mujeres involucradas en este camino, también se ven vulneradas. Las mulas, las personas trans, los jóvenes de las ciudades, cuanto más racializados también son más discriminados. La no-ley continuaría ignorando que estas comunidades en peligro podrían tener una transición al mercado legal con una vida digna”.
Polita reivindica la reparación de daños producidos por la Guerra contra las Drogas, que el Estado mexicano impulsa con fuerza desde hace más de cinco décadas. “Es el Estado el que tiene una política genocida y afecta a las comunidades más olvidadas. Debería incluir justicia y dignidad para las personas que llevan 50 años de su vida siendo vejadas, violadas, maltratadas, asesinadas y con una vida sin estima por esas políticas que sustentan y reproducen a diario”.
Red Latinoamericana de Mujeres Cannábicas
“Surge de una serie de conspiraciones, sueños e inconformidades que mueres latinoamericanas teníamos al respecto del cannabis”, recuerda Polita. “La interacción se dio sobre todo por Internet. Iniciamos una serie de conversaciones sobre sentimientos que encontramos que nos atravesaban a todas y que no habíamos podido expresar fuera de nuestros pequeños círculos y comunidades. Eso generó que, en el grupo en el que intercambiábamos información, algunas tuviéramos la oportunidad de vernos. Esto ocurrió en 2016, en la primera Expomediweed, en la ciudad de Medellín, Colombia. Allí escribimos nuestro manifiesto y acordamos nuestros principios básicos, como ser una red antiprohibicionista, antipatriarcal, mostrarnos en contra de ese sistema que oprime cuerpos y territorios; y decolonial, punto en el que más nos sentíamos en la necesidad de crear un movimiento propio, pues pensábamos que las características de Latinoamérica no son comparables a las de otras organizaciones del norte global, a pesar de ser una gran fuente de inspiración. De ahí la posibilidad de cuestionar ese sistema geopolítico en torno al Cannabis”. Desde entonces, la organización ha promovido muchas actividades, encuentros, por país o coordinadas, siendo su apuesta la generación de foros al respecto de los puntos que acabamos de mencionar, sumados al feminismo.
El único objetivo de la organización, aclara, era ser reconocidas entre las propias integrantes. “Hoy en día, los temas de feminismo en foros y ferias cannábicas, son considerados y tenidos en cuenta. Hace seis años, planteé una mesa de mujeres en una de las primeras ferias en México y se rieron de mí. Hablo de un país que está en el top de países que matan mujeres, una media de 12 mujeres al día, que son solo las reconocidas por las autoridades. Muertas por ser mujeres. No se muestran en esas estadísticas otras muertes que también son fruto del sistema patriarcal”, revela Polita. “Es un país con una fuerte tradición patriarcal y machista, así que no me resultó raro que se rieran de mí. Seis años después, me atrevo a decir que se está alcanzando, no la paridad, pero sí la participación de espacios donde las mujeres cuestionamos distintos posicionamientos. Es un avance significativo”.
Polita expone que no existía agenda sobre el feminismo cannábico en Latinoamérica: “Fuimos quienes conseguimos ese lugar, no se nos fue otorgado. Eso ha conseguido que nos reconozcamos más, que visibilicemos nuestro trabajo, abriendo esos espacios y ocupándolos, mientras hacemos visibles a todas las otras que no los ocupan. Hoy día estamos gestionando un protocolo de acción ante la violencia de género en la industria del Cannabis en LatAm para enfrentarnos a la omisión de justicia en todos los países, generando estrategias de cuidado entre nosotras”