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Asalto policial a Alacannabis

Asalto policial a Alacannabis

Benito Díaz

El pasado 26 de agosto sobre las 19:30, la asociación alicantina Alacannabis, tras 22 años de actividad en la zona sufrió un asalto policial en el que su presidente, Antonio Moreno, fue detenido y conducido a dependencias policiales. Puesto en libertad, charlamos con el presidente de la agrupación para conocer más detalles de los hechos, que demuestran un aumento de la presión sobre los colectivos cannábicos.

Antonio Moreno, presidente durante dos décadas de Alacannabis, trabaja como auxiliar administrativo y gestiona el local de la asociación. A sus 53 años, nunca había vivido una experiencia como la que tuvo lugar ese jueves de agosto.

Alacannabis es una asociación que lleva funcionando 22 años. Lo que se creó era un lugar de reunión privado donde se pudiera consumir, como decía la ley en aquel entonces”, recuerda Moreno. “No había dinero de por medio, se juntaban unos cultivadores y compartían su cosecha. Después, alrededor del 2000 – 2002 nos metimos con el tema de los socios terapéuticos. Se comenzaron a mover las cosas, incluso llegamos a hacer un proyecto con la Universidad de Alicante. Con el tiempo hemos ido creciendo y nos metimos en la acción política, dimos más importancia al tema terapéutico, incluso durante estos últimos tiempos nos ha asesorado un médico, que falleció recientemente. El doctor Eduardo Vilaplana”. En la actualidad, la agrupación cuenta con unos 220 socios de los que algo más de la mitad son pacientes terapéuticos, según nos explica el presidente.

Una intervención violenta

Esa tarde de jueves, al parecer, Moreno abrió la puerta de la asociación para colocar unos vinilos adhesivos en los cristales. “Estaba con la puerta abierta, porque estaba entrando y saliendo para dejar bien arreglado el tema. Los vi llegar, a la furgoneta de la policía valenciana, a la de la UDYCO (Unidad de Drogas y Crimen Organizado), bajaron a los perros y pensé, bueno, pues ya están aquí. Según la información que me facilitó la secretaria judicial, que entró a posteriori en el local, había una investigación abierta desde febrero de 2020”. Según el relato de Moreno, la policía no se identificó mostrando su placa, ni exhibieron la orden de registro hasta que ya habían irrumpido en el centro. “Les vi bajando el ariete y les dije que no era necesario utilizar la fuerza bruta, que ya estaban dentro. Me dijeron que me callase y que pusiera las manos contra la pared. Tiraron la puerta principal, la del dispensario también, aunque estaba abierta, tan solo había que usar la manija”.

Moreno explica que los agentes comenzaron a patear los muebles y enseres del interior, sacaron a los socios presentes a empujones y, solo entonces, la secretaria judicial entró en la estancia y le mostró los requerimientos del juez. Moreno manifestó su disconformidad con la actuación que habían tenido. “Lo que más me molestó fue la notable sensación de que aquellas personas estaban disfrutando con lo que hacían”, confiesa Moreno. “No fue una actuación preocupada. Supongo que, si hubieran asaltado el sitio de una mafia armada, habrían entrado con más cuidado”, comenta mientras hace referencia al trato y a los destrozos. Moreno señala que, aunque la orden judicial autorizaba al uso de la fuerza, también especificaba que solo debía usarse “si fuera preciso”, cosa que no fue, según el presidente.

Me dijeron que iban a por marihuana, hachís y armas, mientras pesaban los materiales delante de mí. Les dije que allí no había armas”. La incautación reflejada por la policía, declara 670g de marihuana y 280 de resina. “También se llevaron el dinero de las cuotas y de las nóminas de los trabajadores, a pesar de que se lo dijimos, junto con el del dispensario, mezclándolo”. Esa noche, Moreno la pasó en el calabozo. “Me llevaron a mí solo, pues la secretaria vive fuera y el tesorero estaban de vacaciones. Como vieron que no había nadie, trataron de llevarse a uno de los trabajadores, a lo que me opuse, pues no es parte de la junta directiva y además es una persona con un contrato de capacidades diversas”.

Moreno vuelve a recriminar la desmesura de la actuación policial, para unas personas que colaboraron sin oponer resistencia. “Se lo querían llevar para meter miedo a los socios aquí y a los activistas cannábicos a nivel nacional. Quizá no es miedo, pero es que te ponen una multa de 600 euros, solo por estar ahí. Entonces, los socios no van, te han quitado todo y se estrangula a la comunidad. Al final tienes que cerrar por no poder pagar el coste del alquiler, como ha pasado en varias asociaciones de Valencia”.

Tras declarar ante el comisario, Moreno volvió a abrir la asociación, pues como él dice “estamos aquí para eso”. El presidente enfrenta cargos tales como asociación ilícita, siendo un grupo que está registrado desde hace ya veinte años; y tráfico de drogas.

Sospechas de una operación nacional a las puertas del medicinal

La secretaria judicial, me dijo que habían parado a veinte personas que salían de la asociación con cannabis. Le dije que esas personas serían socios terapéuticos y necesitan llevarse esa pequeña cantidad a casa, pues la usan para tratar sus dolores o para dormir, esto es, que la usan por la noche”, asegura Moreno. La secretaria también alegó que no llevaban ninguna receta, lo cual es difícil, pues la comunidad médica en España es muy reacia a incluir la planta en sus tratamientos.

La duda queda en la razón de la administración para investigar una asociación que cumple con sus estatutos, es reconocida en la sociedad y parece llevar a cabo la normativa actual de forma correcta. “Creemos que se ha dado una orden a nivel nacional. Estamos a pocos meses de que se discuta en el Congreso el tema del cannabis medicinal. Debido a eso, pensamos que se ha desplegado un sistema de represión en todo el territorio, una subida de tono respecto a años anteriores. No le encontramos otra explicación, Alacannabis es una asociación veterana, que no incita al consumo de Cannabis en sus redes sociales, no sacamos fotos de fiestas ni de gente consumiendo… realizamos eventos, charlas, somos una asociación que cumple con su normativa interna de forma estricta. Es posible que nos acusen de tráfico de droga por estos socios terapéuticos que se llevan el Cannabis a su casa, pero no hay más. Nos llevamos bien con los vecinos, incluso algunos nos llamaron preocupados porque vieron el espectáculo”, comenta Moreno, que asegura que los socios son discretos y que la asociación ha llegado a colaborar con el Ayuntamiento para la elaboración de una normativa en cuanto a los clubes y asociaciones municipales. Nunca nos hemos escondido. Y está mal que lo diga, pero pienso que somos una de las asociaciones más ejemplares que hay en nuestro país”.

El vínculo entre la conversación sobre la regularización del Cannabis Terapéutico en el Congreso y la presión que se está ejerciendo sobre los clubs y asociaciones cannábicas, puede encontrarse en los intereses económicos de la gran industria. Según nos cuenta Moreno, “suponemos que molestamos con el trabajo que hacemos. Las asociaciones, con el desempeño de sus actividades, pueden resultar de ayuda y apoyo a la gente que acepta el cannabis como su medicamento. Y eso puede molestar a las farmacéuticas. Estamos viendo mucho movimiento, mucho cultivo que se exporta para la industria. En el caso de que esto se normalice, regularice, legalice o como quieran llamarlo, el tejido activista cannábico, los clubes y las asociaciones, molestarán. El negocio se lo quedarán personas y entidades millonarias, eso pensamos”, comenta Moreno, señalando ejemplos como EEUU o Canadá. “No vamos a ser innovadores en nuestro país. No por las personas que están de acuerdo en su mayoría, sino por los políticos que jamás van a levantarse a pedir innovación en estas cuestiones. Va a ser un proceso largo y difícil para las asociaciones, es necesario que tanto empresas particulares, como colectivos y activistas, estemos unidos para sobrellevar lo que nos viene”. Moreno cree que se podrá ver una legislación al respecto en unos ocho años.

El presidente de la asociación aconseja a las personas que empiezan y quieren montar una asociación o que están en las juntas directivas: “Creo que deben seguir con su trabajo, con su proyecto, hasta que el gobierno nos diga cómo debemos y podemos hacerlo. Los socios lo agradecen, sobre todo los socios terapéuticos que dependen de que existan estos lugares y esas juntas para conseguir su medicina. Es un trabajo encomiable, desde aquí les ofrecemos todo nuestro apoyo y ayuda en lo que podamos hacer”.

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