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Terapias cannábicas: el coste de los fármacos

Terapias cannábicas: el coste de los fármacos

Benito Díaz

En España es posible adquirir de forma legal al menos cuatro medicamentos a base de cannabis. Médicos especialistas pueden recetarlos y recomendar seguir una terapia a partir de ellos, para dolencias tan diversas como la Esclerosis múltiple, el síndrome de Tourette, el insomnio, la anorexia o como anticonvulsivo infantil. Sin embargo, son fármacos no cubiertos por la Seguridad Social, difíciles de conseguir y sus precios, muy elevados.

Los fármacos a los que nos referiremos en este artículo son dos, los más utilizados. Así, nuestros datos se referirán sobre todo a Sativex y Epidiolex, ambos propiedad de la empresa GW Pharmaceuticals. El otro medicamento que es posible encontrar en España, es la Nabilona bajo su forma genérica.

La comunidad médica, como hemos indicado en otros artículos, suele hallarse en medio de la desinformación sobre el tema. Así, no es probable que utilicen estas terapias, incluso existe un porcentaje que se muestra reacio pese a las evidencias. Además, aunque la profesional estuviera bien enterada y recomendase o recetase este tipo de productos, solo podría hacerlo en el caso de haber agotado todas las vías previas, esto es, fármacos opioides para el dolor crónico, medicamentos con graves efectos secundarios para el tratamiento de la quimioterapia, etcétera. Solo en el caso de la esclerosis múltiple, y habiendo agotado las vías previas, es posible el acceso al Sativex por la Seguridad Social.

Contexto histórico

La posibilidad de consumir uno de estos medicamentos de cannabis, existe desde el año 2001. Ese año, el parlamento de Cataluña autorizó el uso terapéutico del cannabis después de la lucha llevada a cabo en los años 99 y 2000, por parte de asociaciones catalanas de ayuda a las personas con cáncer. Las investigaciones llevadas a cabo por el equipo de Manuel Guzmán en la Universidad Complutense, al respecto de los efectos del cannabis sobre los tumores del glioblastoma, sirvieron como prueba para introducir el fármaco Nabilona, formado por moléculas de THC sintético proveniente de UK, en el mercado farmacéutico español. Aquellas veinte cápsulas venían a costar unos 130 euros y pudieron ser adquiridas en farmacias de la zona a partir de diciembre de 2003.

Fármacos como el Sativex se introdujeron en el mercado en el año 2005. Anunciado como “la primera medicina producida a partir del cannabis”, está indicado para dolencias tales como el tratamiento de la espasticidad en esclerosis múltiple, náuseas y vómitos producidos por los efectos secundarios de la quimioterapia.

La entrada de estos nuevos métodos, a los que siguieron fármacos tales como el Epidiolex en 2018-2019, generalizó la sensación de que se trata de medicamentos al alcance de las personas que puedan necesitarlo, que existe un tipo de cannabis legal en las farmacias. Una elevada cantidad de estudios clínicos comenzaron en aquel entonces, que se han sumado a un importante repositorio de datos en pubmed, biblioteca online de artículos médicos. Sin embargo, nada más lejos de la realidad.

Voces especialistas

Los precios de estos medicamentos son un disparate”, declaraba Cristina Sánchez a nuestros micrófonos. “Sé que hay mucha inversión en investigación y desarrollo detrás de la generación de estos productos, no le quito mérito a la empresa que los ha producido, ni estoy en contra del retorno de esa inversión. No soy enemiga de las empresas farmacéuticas, pero el precio al que se están cobrando estos fármacos, es insostenible para las familias que deben pagarlo de su bolsillo, ni me parece ético que nuestra Seguridad Social tenga que abonarlo, aun para proteger a esos pacientes. No se justifica el precio, el Epidiolex no cuesta lo que vale. El Sativex no cuesta lo que vale”, afirmaba la investigadora, referencia mundial en investigación contra el cáncer de mama.

Mariano García de Palau es director médico de la Clínica Kalapa de Barcelona. Es de los pocos profesionales que no solo ha recomendado el uso del cannabis de forma terapéutica, además ha promovido su uso y formación al respecto.

Por ejemplo, Sativex, que es el que más tiempo lleva en el mercado. Un tratamiento con este fármaco, dependiendo de la indicación, peso, estatura de la persona, se puede ir hasta los 1000, 1500 euros al mes, más o menos. Está presentado en tres sprais de 10 ml y es probable, dependiendo de nuestras características, que necesitemos más de esos 30 ml. Este precio puede oscilar, dependiendo de la cotización, lo he llegado a ver a 500 euros por presentación. Si solo necesitas 30 ml, estupendo, pero si necesitas más, la cosa se encarece”, nos explica García de Palau.

“Sativex es un buen producto, está bien pensado. Es un medicamento con cannabinoides THC y CBD en ratio 1:1, 2,5-2,6 ml de sustancia por aplicación de spray. Pero tiene un problema, su bajo perfil terpénico y su disolución en alcohol de 98º. He podido comprobar en mi persona que, tras repetidas aplicaciones, tiende a irritar mucho, tanto faringe como esófago. Es desagradable, algo de lo que se quejan muchos pacientes”, comenta el doctor García de Palau.

Queralt Prat es representante de la Unión de Pacientes por la Regulación del Cannabis.

“No es lo mismo la cantidad necesaria para un paciente adulto que para uno infantil”, expone Prat. “Sin embargo, se estima que la media para un paciente es de unos 11.500 euros al año, utilizando Sativex. En el caso de que se use Epidiolex en solución oral, presentado en un frasco de 100 ml, el coste al año asciende a 32.500 euros, de media.

Las medicinas autorizadas por la Agencia Española del Medicamento, no pueden conseguirse en cualquier farmacia. Para comprobarlo, nos dirigimos a un establecimiento de un barrio del sur de Madrid. Allí, pedimos a una profesional farmacéutica que compruebe la disponibilidad de un tratamiento con Epidiolex. Por suerte, puede encontrar información al respecto mientras se sorprende por el elevado coste de la presentación, 100 ml por 1190 euros en septiembre de 2021. También encuentra Sativex, por 510 euros en disposición de 2,5-2,7 ml por pulverización, en tres envases de 10ml. No pueden dispensarnos ni realizarnos un encargo, puesto que se ha de conseguir a través de una farmacia hospitalaria, aclaran mientras nos remiten a nuestro hospital más cercano.

En un prospecto sobre el Epidiolex, podemos encontrar la información de cómo obtener este fármaco cannábico. En el primer paso, se ha de contar con el beneplácito del médico y personal sanitario, “la sustancia será enviada a una farmacia especializada que trabaje con su aseguradora para determinar su cobertura”. Esto quiere decir que solo se puede acceder a cierto precio si se tiene un seguro privado. De lo contrario, habría que abonar el total de la factura. En el segundo paso, advierten que es posible que la farmacia se ponga en contacto con nosotros, “o que lo haga su proveedor de atención médica para obtener cualquier información necesaria para dispensarle su prescripción”. El tercer paso, incluiría que el medicamento llegase a nuestro domicilio o, de forma especial, que pudiera ser retirado en una farmacia de nuestra elección.

¿Por qué tanto?

Mariano García de Palau pide una reflexión al respecto del precio de estos medicamentos. “El precio del gramo de CBD puro, de grado farmacéutico con documentación en el mercado de principios activos, dependiendo de la cantidad que compres de entrada, digamos diez kilos, puede salir a unos 0.5 euros el gramo. Si tenemos en cuenta que la concentración del producto es del 10%, comparemos costes. ¿Qué saca la industria farmacéutica de esto? Si no me fallan los cálculos, obtendríamos un coste de 50 euros por frasco. En el mercado, este producto alcanza los 1000 por 100 ml de producto”.

El precio de los fármacos derivados del cannabis, hay que contemplarlo desde dos puntos de vista”, aclara Queralt Prat. “El primero son los costes de los estudios clínicos que deben pasar. Es un dinero, millones de euros, gastos que han conllevado las distintas fases que ha de pasar un medicamento para llegar a ser aprobado por las agencias sanitarias. Eso se debe ver reflejado en el precio del producto. Estas empresas han hecho una inversión y la deben recuperar. Por otra parte, está la competición en el mercado, entender cuánto está dispuesto a pagar alguien por este producto. Estas empresas saben que no hay competencia de mercado, saben que hay estudios que certifican la efectividad del producto. Por ejemplo, saben que hay un 15% de personas que toman CBD y se recuperan totalmente de la epilepsia. No tienen más ataques. Luego, hay un porcentaje muy grande, más del 50% que ven disminuidos sus síntomas y otro grupo a los que no les funciona bien el CBD. Como paciente, no sabes si te va a tocar la lotería o si no te va a servir, sin embargo, das todo lo que tienes y más. Se valen de estas expectativas y de ahí el precio”. Prat aclara que no se sabe todavía cómo funcionan estas moléculas en las dolencias indicadas, reclamando más investigación y estudio científico. Además, pide que se detenga la descapitalización de la Seguridad Social, que actúa en la inversión en empresas multinacionales que no revierten el dinero en la sociedad nacional.

Es necesario regular de forma correcta, que beneficie a los pacientes y a la comunidad, al pueblo en general”, dice Prat, que asegura que la sociedad va por delante de los políticos, a los que califica de “ineptos”.

Para García de Palau, es preciso regular el cannabis para mantener la posibilidad de recomendar una “fórmula magistral”, blindando este derecho frente a una legislación hecha a medida para las empresas farmacéuticas. El médico, defiende el uso de aceites y soluciones preparadas por farmacéuticos, frente a los precios de la industria. Por su parte, Queralt Prat propone una regulación del uso adulto del cannabis que englobe tanto el cannabis terapéutico como el recreativo y el uso de marcas genéricas.

La formación de la comunidad médica en las aulas universitarias, al respecto de una ciencia que demanda más investigación, parece uno de los puntos capitales al respecto de la utilización de fármacos cannabinoides. Parece obvio que las empresas establecen su interés alrededor de la ganancia que puedan obtener con sus negocios. No obstante, la salud es un derecho sobre el cual no debería poder establecerse ningún comercio con el que alguien pueda lucrarse hasta el punto de exigir miles de euros por un producto que puede salvarle la vida.

Más información sobre la Unión de Pacientes por la Regulación del Cannabis en su web, también en la página de la Clínica Kalapa.

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