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Singapur condena a muerte a Omar Yacob Bamadhaj por posesión de cannabis

Singapur condena a muerte a Omar Yacob Bamadhaj por posesión de cannabis

Benito Díaz

Omar Yacob Bamadhaj, de 41 años, fue sentenciado el pasado febrero a la pena de muerte en la horca, tras hallarse culpable de posesión de un kilogramo cannabis según el tribunal. Desestimado el recurso de la defensa por la Suprema Corte de Singapur, la nación-estado todavía no ha anunciado la fecha de la ejecución programada. Grupos por la defensa de los Derechos Humanos y la estrella del reggae, Ziggy Marley, han criticado la sentencia del país asiático.

El nombre de Omar Yacob Bamadhaj podría pasar a engrosar las listas de personas ejecutadas mediante la pena capital. De hecho, no es conocido el caso que haya sido indultado o conmutado por penas menos severas. El país presume de tener las leyes más duras para castigar delitos como el robo o el narcotráfico, aunque sea de pequeñas cantidades, llegando a imputar latigazos en público y cadena perpetua, incluso a camellos, mulas y descuideros. Estas listas las componen 105 personas, solo por motivos relacionados con drogas, desde el año 2000. Un relajamiento, si se toma en cuenta que entre 1991 y 1999, fueron 256, según datos de Amnistía Internacional.

Caso Bamadhaj

Omar regresaba de una visita a Malasia, según su versión. Fue detenido en un retén policial en la frontera, una cuestión de rutina para ser sometido a interrogatorio y cacheo preventivo por militares. En el registro del vehículo, fueron hallados tres paquetes que el acusado identificó como “yerbas aromáticas”, asegurando que no conocía el contenido concreto porque había dejado el vehículo a disposición de unos conocidos. De esa forma, estas personas habrían colocado estos paquetes en el interior, sin el conocimiento de Omar, ni de su padre, que le acompañaba en ese momento. La versión policial dice que Omar reconoció en el primer momento que se trataba de cannabis y que había hecho el transporte porque se encontraba “desesperado por dinero”.

En declaraciones posteriores, Omar alegó que fue amenazado por los funcionarios antinarcóticos para admitir el tráfico de drogas, diciéndole: “si no te entregas, te vamos a ahorcar junto a tu padre”. La amenaza surtió efecto, haciendo que Omar reconociese toda la culpa y librando a su padre, que fue exonerado por el tribunal.

La información de Reuters, incluye las declaraciones de Chiara Sangiorgio, asesora del grupo sobre la pena de muerte de Amnistía Internacional. “Al desestimar la apelación de Omar Yacob Bamadhaj, las autoridades de Singapur han violado las salvaguardias internacionales y condenado a muerte en la horca a otra persona por narcotráfico. La dependencia de Singapur de sus leyes y políticas draconianas no solo ha fracasado en detener el uso y la disponibilidad de los narcóticos, sino que también ha creado una protección nula contra los daños relacionados con las drogas. En cambio, facilita toda una serie de violaciones a los Derechos Humanos”.

Pido a todas las empresas e individuos de los EEUU y en todo el mundo que se estén beneficiando del cultivo y la comercialización del cannabis que se pronuncien sobre esta injusticia y llamen a Singapur para que responda por este acto despreciable de quitar una vida humana por poseer la planta”, reclamó Zyggy Marley, cantante reggae. “Este es el tipo de basura que pasa desapercibida y permite que países y gobiernos continúen defendiendo leyes inhumanas, injustas e inmorales sin responsabilidad y sin consecuencias. Cada injusticia que le ocurre a cada ser humana debe ser abordada y procesada, sacada a la luz”, continuó el artista en declaraciones a la revista DancehallMag.

Las penas de muerte en Singapur pueden ser llamativas por su crudeza y crueldad. Sin embargo, no son los únicos países en los que la persecución a las personas consumidoras llega al extremo.

Los países con regulaciones más represoras del mundo

Hemos elaborado un pequeño listado con los países que continúan perpetuando la persecución a las personas consumidoras de Cannabis, en base a las políticas de drogas propagadas por EEUU durante décadas en pro de ganar una supuesta “Guerra contra las Drogas”, que, como dicen las asociaciones por los Derechos Civiles, es solo una guerra contra personas vulnerables.

China: El país asiático luce el triste honor de ser uno de los que más ejecutan la pena máxima. Sus leyes establecen la pena de muerte para aquellas personas que sean sorprendidas en el tráfico con no menos de un kilogramo de Heroína o Metilbenzedrina. Misma suerte para aquel que pase no menos de 50 gramos de otros narcóticos, como Cocaína, Opio o, sí, Cannabis, pudiendo ser posesión simple. Estas leyes también incluyen a extranjeros.

Filipinas: Bajo el mandato de Rodrigo Duterte, se han producido miles de desapariciones y condenas a muerte por el mero hecho de consumir Cannabis. Su legislación de 2002 establece la ilegalidad sobre la posesión y el consumo, catalogándola como “Droga peligrosa” e imponiendo penas que van desde la multa de entre 500.000 pesos filipinos (unos 8.746,83 euros) hasta 10 millones (176.625 euros) llegando hasta la cadena perpetua o la pena de muerte. Las cantidades pueden ser de 10 gramos de hachís o 500 gramos de Marihuana.

Indonesia: El vecino de Filipinas y aliado en su cruzada contra las drogas, encontramos el Cannabis clasificado a la misma altura de peligrosidad que la Cocaína y la Heroína. Las penas impuestas por la tenencia pueden alcanzar entre cuatro y 12 años de prisión o la multa de 10.000 dólares. Un kilogramo de Marihuana puede suponer cadena perpetua. Por encima, la pena de muerte.

Emiratos Árabes Unidos: Las sentencias incluyen test para demostrar que tienes Cannabis en el organismo, aunque ni trafiques ni te halles en posesión: cuenta como tenencia. La sentencia mínima por tenencia son cuatro años de cárcel. Si te acusan de tráfico, pena de muerte.

Rusia: El gigante de los Urales, exhibe una ley que prohíbe la producción, transporte, almacenamiento y uso de yerba. Cualquiera de estos supuestos está penalizado con multa, desde 700 dólares hasta una pena de dos años de servicios comunitarios correccionales. El castigo se endurece de forma proporcional a la cantidad de cannabis incautada y puede llegar hasta diez años de prisión por exceder los 100 gramos. Más información en estas mismas páginas.

Japón: La primera acusación de posesión se puede saldar con una pena de cinco años. A los extranjeros también se les aplica, con penas de confinamiento en solitario.

Arabia Saudí: En este lugar, famoso por su radicalismo islámico, que viola de forma sistemática Derechos Humanos, también podemos encontrar una legislación contra las personas consumidoras. Exilio forzado, latigazos en público y cárcel para estas comunidades, sumándolas a colectivos de mujeres y personas LGTBQ+. Por tráfico, la pena puede ser la muerte por decapitación, ahorcamiento o fusilamiento. Como denuncian algunos medios cannábicos, esto excluye a la familia real, como en el caso del príncipe Abdel Mohsen bin Walidvin Absulaziz, que fue sorprendido con 4.000 libras de Cocaína y Anfetaminas en El Líbano. A él no le pasó nada.

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