Benito Díaz
El lunes seis de diciembre, la Junta de Salud de Toronto, Canadá, aprobó por unanimidad elevar la petición de despenalizar la posesión y uso de pequeñas cantidades de sustancias ilegales al Ministerio de Salud central. La medida trata de atajar el grave problema de sobredosis por fármacos opioides que sufre la población torontina, que deja ya una cifra de 531 fallecidos, un 81% más que en 2019.
El Oficial Médico de la ciudad, figura similar a la de la Concejal de Salud, la doctora Eileen de Villa, fue solicitada para encontrar una vía para la exención de las sanciones penales por posesión y uso de pequeñas cantidades de drogas que el gobierno federal mantiene en la lista de “sustancias controladas”, estando prohibida su elaboración, uso, manipulación, posesión, venta, importación y exportación. La lista incluye de forma genérica narcóticos, depresivos, estimulantes, alucinógenos y esteroides anabólicos, cuyos ejemplos pueden ser Cocaína, Fentanilo, Morfina, Metanfetamina o Efedrina.
Canadá fue la segunda nación del mundo en legalizar el Cannabis de uso adulto en 2019, tras Uruguay, bajo la presidencia de Justin Trudeau. El Cannabis Terapéutico fue regulado en 2001. Aun así, las dos ciudades más importantes del país, Toronto y Montreal, solicitaron hace tres años la despenalización de estas pequeñas cantidades, siendo descartada la opción por el gobierno de Ottawa. En aquel momento, Thierry Belair, portavoz del Ministerio de Salud liderado por Ginette Petitpas, aseguró que el gobierno federal no estaba interesado en descriminalizar o regular otras sustancias más allá del Cannabis, comprendiendo que tanto las barreras para el acceso a tratamientos para adictos o la estigmatización de las personas usuarias de drogas, debían ser eliminados, sin explicar si se estaba llevando a cabo alguna medida para evitar las muertes por sobredosis de opiáceos.
Enfoque integral
El informe de la doctora De Villa, asegura que la situación de statu quo para la crisis de intoxicación por opiáceos no está funcionando: “Existe una necesidad urgente de un enfoque integral de salud pública en relación a la política de drogas, que elimine las barreras estructurales a los servicios sociales y de salud, que brinde alternativas al suministro de drogas tóxicas, que mejore y amplíe los servicios públicos para mejorar la salud y el bienestar de las comunidades de Toronto”.
Las recomendaciones de De Villa incluyen expandir el tratamiento del concejo a la crisis de las intoxicaciones, abandonando el enfoque de Justicia Penal y cambiándolo por uno de Salud Pública. Su documento firmado, aconseja también que la ciudad presiona niveles más altos para la obtención de financiación pública para expandir los programas de suministro seguro, servicios de reducción de daños e iniciativas de tratamiento, así como más recursos para prevenir el alcance de sobredosis, más allá de los ya existentes en refugios, parques y servicios móviles de la periferia de la ciudad.
“Es necesario señalar que la despenalización por sí sola no resolverá la crisis de intoxicaciones por opiáceos”, explica el documento, en el que se especifica que la venta seguirá estando prohibida. También señala, como nexo de unión entre ambas cuestiones, que la despenalización puede ayudar a las personas que consumen drogas a conectarse con los servicios de tratamiento y reducción de riesgos, con otros servicios sociales como vivienda, sin temer cargos penales o discriminación.
“Los participantes en la consulta destacaron los daños y traumas asociados con la criminalización y que estos han tenido un impacto desproporcionado en las personas que enfrentan otras inequidades estructurales como el racismo y el colonialismo”, aseguró la doctora en la reunión de la mesa de salud de la ciudad.
Relación con el COVID-19
La crisis de sobredosis de la ciudad, existía antes de la Pandemia. Sin embargo, se ha visto agravada de forma notable durante el periodo de emergencia declarado contra la enfermedad. Según los datos de la concejalía de Salud, 531 personas murieron por causas relacionadas con sobredosis de opiáceos en 2020, un aumento del 81% en comparación con 2019. En los meses incluidos desde el 1 de noviembre de 2020 hasta el 31 de octubre de 2021, los servicios sanitarios torontinos respondieron a 5.776 posibles sobredosis, además de 351 llamadas a emergencias vinculadas a fallecimientos. Es un aumento del 61% de las llamadas por sobredosis y un incremento del 53% de las llamadas que involucran el fallecimiento de una persona, en comparación con los doce meses anteriores.
Algunos expertos aseguran que este aumento en las sobredosis está causado en gran medida por las variedades de sustancias tóxicas que se pueden encontrar en el suministro de otras sustancias conseguidas en la calle. El servicio de control de drogas de la ciudad informó haber localizado adulteraciones inesperadas y muy potentes en las muestras obtenidas, “cortadas” con opioides como Carfentanil, Etonitazeno, Isotonitazeno y Etizolam. La presencia de estas sustancias mezcladas con otros narcóticos más comunes como el Fentanilo, explicaría el número de sobredosis y parte de la necesidad de una regulación que evite la clandestinidad y aborde el mercado ilícito.
La regulación del Cannabis en Canadá ha supuesto un descenso en los consumos de opiáceos en aquella nación. Sin embargo, el problema tiene una magnitud que puede llegar a ser incomprensible, derivado de la que sufre su país vecino, EEUU, que maneja una crisis que roza lo epidémico en cuanto a los consumos de estas sustancias opioides.