Benito Díaz
Científicos americanos lanzan un estudio en el que analizan las cualidades terapéuticas del cannabis en su aplicación a dolores derivados de amputaciones, deformidades y uso de prótesis ortopédicas. El cannabis ya está siendo utilizado en otros tipos de dolores crónicos y su uso con éxito ayuda a pacientes a disminuirlo, a reducir el uso de otras medicaciones opioides y benzodiacepinas, así como a aumentar su calidad de vida.
La publicación ha aparecido en la revista dedicada a la investigación sobre el cannabis, “Cannabis and Cannabinoids Research”, el pasado 12 de noviembre. En este momento, se encuentra en estado “Ahead of Print”, lo que quiere decir que está revisado y autorizado, esperando a ser impreso en papel. El equipo científico lo forman profesionales de la Facultad de Medicina de la Universidad de Thomas Jefferson, Pensilvania en colaboración con el Legacy Research Institute de Portland, Oregón.
La introducción del texto explica que el cannabis se utiliza en la actualidad para el tratamiento del dolor crónico. “La mayoría de las investigaciones se basan en el autoinforme del paciente y pocos estudios han cuantificado objetivamente su eficacia y sus efectos secundarios. Los inventarios existentes para medir el consumo de cannabis no fueron diseñados para captar las características médicamente relevantes del consumo de cannabis, sino que fueron diseñados para detectar el consumo problemático o el trastorno por consumo de cannabis”. Esto implica la necesidad de realizar un estudio pormenorizado en una muestra de pacientes más concreta en lo que atañe al dolor producido por las deformidades o la amputación, usando este tipo de terapias.
La investigación de tipo observacional ha tenido lugar en la unidad de Cannabis Medicinal de Pensilvania, en colaboración con los médicos responsables de los pacientes, para evaluar el manejo del dolor, recibiendo a su vez nociones sobre el uso del cannabis y los cannabinoides en su vertiente medicinal. Los productos utilizados se adquirieron a minoristas del cannabis con licencia estatal. Pensilvania reguló el uso terapéutico en 2016 y puso a la venta cannabis en locales con licencia y farmacias en 2018. Cabe destacar que el cannabis sigue prohibido en aquel estado, fuera de su aplicación científica.
Reducción del dolor crónico con cannabis
Multitud de estudios científicos avalan las cualidades terapéuticas del cannabis, desde su potencial antitumoral, hasta su capacidad para aliviar los síntomas de la Esclerosis Múltiple o del Síndrome de Tourette. Sin embargo, es en el campo del dolor neurológico donde el potencial del cannabis ha sido más investigado y reafirmado.
Para la muestra, la edad media de las personas participantes fue de 61,1 años, contando con un 56% de mujeres, 205 hombres y 263 mujeres. “Las razones más frecuentes por las que cada paciente colaboraba eran dolor lumbar crónico y dolor multifacético, como fibromialgia y neuropatías, seguidos por dolores de cuello y dolor articular, como hombro, cadera, rodilla, etcétera”.
Las vías de administración del cannabis fueron la oral sublingual o la vaporización, en una frecuencia de consumo media de dos a tres veces al día, seguida de una vez al día o de tres a cuatro veces por semana. Uno de los datos de mayor relevancia del estudio es que el 52% de los pacientes no experimentó o reportó intoxicación por THC como efecto secundario de la terapia. “Los beneficios clínicos significativos del cannabis se produjeron a los 3 meses de iniciar la terapia con cannabis y se estabilizaron en los siguientes seguimientos”, anuncia el texto. “La experiencia más comúnmente reportada por los pacientes fue el alivio del dolor en ausencia de intoxicación (N= 125, 41% de todos los pacientes). De los pacientes que sí experimentaron intoxicación (N= 146), el 84% consideró que la intoxicación que la intoxicación era agradable, o que no interfería con las tareas cotidianas”.
Aumento de la calidad de vida disminuyendo otras medicaciones
“El uso de cannabis medicinal se asoció con mejoras clínicas en el dolor, la función y la calidad de vida con reducciones en el uso de medicamentos recetados; el 73% dejó o redujo el consumo de opioides y el 31% suspendió benzodiacepinas”, asegura el informe. Los medicamentos opiáceos tienen gran cantidad de efectos secundarios y también pueden producir dependencia, así como causar muertes por sobredosis. Por su parte, las benzodiacepinas, cuyo uso en el tratamiento del dolor es controvertido, “se prescriben comúnmente a pacientes con dolor crónico. Los análisis epidemiológicos sugieren que los pacientes utilizan el cannabis como complemento o alternativa a las Benzodiacepinas”.
“Nuestro estudio prospectivo descubrió que el 69% de los pacientes dejaban o disminuían el uso de las Benzodiacepinas. En comparación con los pacientes con prescripciones de opioides, la mortalidad por sobredosis es 10 veces mayor en pacientes a los que se les han recetado benzodiacepinas y opioides. Por lo tanto, el cannabis puede desempeñar un papel en la disminución la mortalidad de las sobredosis de drogas combinadas”, asegura el personal científico a través del paper.
Conclusiones
El análisis final lleva al conjunto de profesionales a avalar el uso del cannabis como un analgésico eficaz, en contra de voces que catalogaban el efecto de la sustancia como “modesta”. Resaltan el ahorro de medicamentos, además, “en pacientes con dolor ortopédico crónico musculoesquelético no-canceroso, el cannabis reduce el dolor, mejora la salud mental y física, mejorando la calidad de vida. Estas mejoras se producen a los 3 meses de consumo regular de cannabis y parecen estabilizarse después”.
Los resultados muestran “una asociación objetiva entre el inicio de la terapia con cannabis de cannabis y la reducción de las prescripciones de opioides y benzodiacepinas. Curiosamente, los beneficios terapéuticos se producen con un consumo de cannabis entre infrecuente y moderado de cannabis, y la mayoría de los pacientes parecen auto-regulados de una manera que produce efectos beneficiosos en ausencia de intoxicación. Sin embargo, la mayoría de pacientes son incapaces de calcular el contenido de cannabinoides de sus productos de uso más frecuente. Por lo tanto, se necesitan ensayos controlados con placebo para asociar definitivamente el contenido de cannabinoides y la vía de administración con la eficacia analgésica, el ahorro de medicación y otros resultados”.