Benito Díaz
Las terapias alternativas para tratar cuestiones de salud mental comienzan a extenderse entre la comunidad médica. Dolencias como la ansiedad, adicciones, estrés postraumático o depresión son tratadas con psicodélicos como el LSD, la psilocibina, ketamina, ayahuasca o MDMA con resultados esperanzadores. Charlamos al respecto con Josep Maria Fàbregas, psiquiatra y miembro de la Beckley Foundation.
Josep Maria “Mía” Fàbregas, nacido en 1952, se tituló como médico cirujano en 1978 y como psiquiatra en 1980, ambas ocasiones por la Universidad de Barcelona. Su estudio le llevó a cursar materias en el Hospital Marmottan (París, Francia) donde colaboró con el prestigioso médico Claude Oliveinstein. En 1984, tras trabajar en diversos lugares del mundo, Tailandia, México, Brasil, funda las Clínicas CITA. A su vez, es parte de la Beckley Foundation, organización especializada en las terapias con psicodélicos.
“Los psicodelos (psicodélicos) tienen la capacidad de entrar con más profundidad en la mente, por detrás de la realidad, por detrás de la voluntad, por detrás de la conciencia, dadas una serie de condiciones”, explica Fàbregas. “En salud mental, ese camino nos abre un campo extraordinario, más allá de la percepción y de la conciencia, es un tesoro que hoy en día parece que está siendo reconocido como una opción terapéutica. Hace veinte años, mencionar estas terapias era una barbaridad, una locura. En la actualidad, las universidades están abriendo ese espacio para que la evidencia científica exponga material que nos permita, en el futuro, algo más extenso”.
Psicoterapias alternativas
La explicación del doctor Fàbregas en cuanto al uso de psicodélicos en la psicoterapia, comienza por tantear los problemas a los que se enfrenta. “Se ha utilizado la psilocibina proveniente de los hongos mágicos para dejar de fumar; por ejemplo, se usa la ayahuasca en casos de duelo complicado. En este caso, estamos desarrollando una investigación con la doctora Débora González y los resultados son muy esperanzadores. En gente que ha tenido una experiencia difícil para sobrellevar un duelo, la ayahuasca tiene la capacidad de encajar esas emociones y permite resolver de forma positiva este trauma”, comenta. “Hablamos de duelo complicado en un momento como éste, en el que mucha gente no ha podido despedirse de sus seres queridos debido a la pandemia. También podemos referirnos al estrés postraumático, tenemos la oportunidad de revivir una situación dramática, muy intensa, de forma segura y hacer aflorar de nuevo esas emociones de forma controlada. Los psicodélicos ofrecen un bagaje que no está al alcance de la psiquiatría normal”.
“Existen problemas que la psiquiatría occidental no puede afrontar, tan solo tratar los síntomas. Si estás deprimido, un antidepresivo, si estás angustiado, un ansiolítico. Con un psicodélico puedes revivir esta situación, entrar al núcleo del problema, tratarlo. La realidad no se puede alterar, lo que pasó, pasó. Pero la manera de cómo lo recuerdas y la forma con la que esto afecta a tu vida normal, eso sí se puede cambiar, al menos en el caso del estrés postraumático”, rememora el doctor Fàbregas, afirmando que, de esta manera, se trata de una terapia con un potencial extraordinario.
La constitución y efectividad de estos tratamientos se ha establecido a consecuencia de la experiencia previa de muchas personas. Aun así, el doctor advierte que no nos encontramos ante la cura milagrosa o la panacea frente a las dolencias mentales. Está claro que no se va a poder curar a todos los enfermos del mundo, sin embargo, Fàbregas establece la efectividad en muchos casos y reclama más investigación científica al respecto de los psicodélicos.
Usos probados en psiquiatría
“Para la depresión y sus bases, parece que hay una esperanza con la Psilocibina. En la universidad John Hopkins han llevado a cabo una inversión para investigar en la relación entre abandonar el tabaco y esta terapia. En el caso del MDMA y estrés postraumático se está avanzando mucho en investigación, parece que hoy en día están desarrollando evidencias y bibliografía para apoyar su efectividad. Ayahuasca y duelo complicado, Ayahuasca y adicciones, es otra oportunidad. Las microdosis de LSD también se están aplicando para enfrentarse a determinados problemas. También cabe mencionar la Ketamina, una sustancia legal, puede servir en el alivio de la depresión. El campo es amplio, la experiencia y la investigación irán afinando las expectativas”, enumera Fàbregas, que reitera el aviso de que no nos encontramos ante una solución mágica. “Estas sustancias son poderosas, amplifican lo bueno y lo malo. Como cualquier medicamento, tiene aplicaciones y contraindicaciones. Cuidado con la automedicación, no vale para todo”.
El tratamiento con psicodélicos, como observa Fàbregas, puede resultar peligroso en ciertos casos. “Son herramientas potentes que liberan material del inconsciente y hacen que las emociones surjan, a veces de forma desordenada. No es solamente acción farmacológica de la sustancia, es necesario que la sustancia esté en buenas manos. Es preciso un buen guía, un terapeuta, un profesional con experiencia que sepa utilizar este material y pueda ordenarlo, encauzarlo o dirigirlo”.
El doctor repara en la acción integradora de los psicodélicos y en la cantidad de información que se obtiene, que requiere ser utilizada de alguna forma. “La recomendación sería estar acompañado siempre por alguien que sepa qué hacer en cada situación. En el uso enteogénico de los psicodélicos, siempre hay un personaje que lleva a cabo esta tarea. Creo que es esencial”. El doctor, sin embargo, no se refiere a alguien que sea médico titulado, sino a una persona instruida de forma específica en este entramado psicológico.
“Es uno de los retos. La instrucción de gente en estos andamiajes que permita aprender, investigar, experimentar y responsabilizarse del uso de estas sustancias”.
Sustancias bajo investigación
En estos momentos no es legal administrar este tipo de sustancias a pacientes, de forma libre. Es preciso acceder a través de un comité de ética, presentar una serie de características, pruebas, formación, requisitos que permitirían a las investigadoras poder conseguir los principios activos o las materias vegetales precisas, sin incurrir en delito.
“Una suerte es que algunas de esas sustancias son de uso ancestral. Por ejemplo, la Ayahuasca se usa desde hace miles de años, la Psilocibina, la Ibogaína. Hay una experiencia previa que permite que algunos saltos en la toxicidad de las materias se solventen porque ya existe un uso habitual” comenta el médico antes de describir las sustancias. La Ayahuasca, su toxicidad puede ser y de hecho está demostrado que puede ser controlada, efecto corto y manejable, no hay despersonalización. La Psilocibina abre todo un campo respecto a la depresión, utilizada junto a la terapia, sus efectos son muy esperanzadores. La ibogaína, con la capacidad de resetear los receptores opiáceos en adictos a este tipo de tóxicos. “Debemos volver a señalar las contraindicaciones, por ejemplo, la ibogaína es un cardiotóxico, no es un juego”, previene Fàbregas. Continúa con el MDMA, utilizada por multitud de profesionales en terapias de pareja, situaciones de estrés postraumático. El LSD tiene un gran potencial, usado por mucho tiempo en psicoterapia, hasta que su banalización de parte de psiconautas como Timothy Leary produjeron un movimiento en su contra por parte de Richard Nixon, haciendo que cualquier iniciativa de investigación se viera truncada.
El doctor Fàbregas tuvo la ocasión de trabajar con permiso del gobierno brasileño en una investigación al respecto en el corazón de la selva amazónica. Allí llevó a cabo estudios observacionales, publicando varios artículos en revistas especializadas. Fue allí donde inauguraron el centro IEAA (Instituto de Etnopsicología Amazónica Aplicada) con cobertura legal, al ser la ayahuasca de uso tradicional. Fábregas comenta que ahora también se está empezando a poder abrir lugares semejantes con todo tipo de autorización sanitaria para la utilización de estas sustancias, so permiso de comités de ética, documentación, etc.
Tratamientos en España
La legislación actual hace de nuestro país un destino atractivo para la consecución y establecimiento de este tipo de terapias, al juicio del especialista. “Al contrario que en otros países, donde hay que usar sustancias puras, aquí se pueden utilizar las bases vegetales. En EEUU, por ejemplo, si se quiere experimentar se necesita un permiso concreto para acceder a psilocibina pura. En España, uno tiene la posibilidad de investigar con hongos frescos. Tenemos una legislación “flexible” que permite acercarse de manera más directa a estas sustancias. Además, parece que las autoridades, comités de ética, se muestran más abiertos a estas posibilidades. Existe una oportunidad muy interesante que no podemos desaprovechar o perjudicar con banalizaciones”.
En la comunidad médica, existen todavía prejuicios, experiencias negativas en contra, normativas pensadas solo para la industria farmacéutica, complicados de cumplir para los psicodélicos. “Pensemos de esta manera: estas sustancias no pueden ser utilizadas como un fármaco común. No existe la posibilidad del doble ciego, en el que la persona no sabe lo que está consumiendo ni el facilitador, lo que está dando (ensayo clínico diseñado para establecer una fiabilidad de resultados, mediante el uso de placebos). Tampoco es solo la acción farmacológica, se trata de la sustancia sumada a la psicoterapia. El cannabis medicinal y el recreativo han abierto un camino que antes no existía”, relata. “Es el momento”, afirma Fàbregas. “La sociedad está preparada, abierta. El mundo científico ya no es está tan reticente y bloqueado, y existen intereses particulares e institucionales para que esto pueda seguir adelante”.
Interés de la industria farmacológica
Para el doctor Fábregas, es innegable que existen un atractivo creciente para la industria productora de medicamentos en el tema de los psicodélicos. “Que haya gente dispuesta a invertir para que otras personas puedan investigar es algo muy positivo. Pero hay una parte negativa, que es la mercantilización de conocimientos ancestrales. También existen grupos de presión que pueden desviar la atención del verdadero significado de estos avances. Estamos obligados a convivir con una serie de normas, una de ellas, la ley del mercado. Eso abre la puerta a que estas industrias se comporten de una forma generosa o a que alguien patente la ayahuasca”, resume.
El doctor Fábregas continúa al frente de las Clínicas CITA, también es miembro de la Beckley Foundation en la investigación de psicoterapias alternativas.