Arnau Alcaide
Un grupo de 186 pacientes con dolor de espalda crónico ha participado en un estudio para investigar si el uso de cannabis medicinal influye en la reducción de medicación a base de opiáceos para el dolor. Los resultados muestran cómo las personas participantes redujeron su ingesta de esta medicación entre el 25 y el 40% y mejoraron su percepción de dolor e invalidez.
«Las personas pacientes que comenzaron con menos de 15 miligramos equivalentes de morfina día y las que comenzaron con más de 15 MME/día disminuyeron de 15,1 a 11,0 (n = 186, p < 0,01), de 3,5 a 2,1 (n = 134, p < 0,01), y 44,9 a 33,9 (n = 52, p < 0,01), respectivamente. Las puntuaciones de dolor y discapacidad también mejoraron durante el seguimiento».
Los beneficios de esta reducción se deberían a la posibilidad de prescribir menos medicamentos opiáceos, responsables en EEUU, de donde proviene el estudio, de «cuadriplicar las muertes por estas medicaciones entre 1999 y el 2015» y «problemas de adicción derivados de las dosificaciones», exponen en su introducción. Además, aunque no lo mencionan, no tendría efectos negativos sobre el riñón, pues ya existe evidencia del máximo estándar de las propiedades terapéuticas contra las enfermedades en este.
El estudio, además, preparó el mismo cuestionario para cada paciente sobre cómo se sentía a niveles de dolor e invalidez en diferentes momentos de tiempo pautados. Las puntuaciones autoreportadas reflejan mejoras de la calidad de vida que no habían sido consideradas previamente en la motivación del estudio, como sí se preveía la posibilidad de reducir la medicación convencional.
La investigación no incorpora grupo de control aleatorizado que tome un placebo del cannabis, pues sería perjudicial para su salud y poco posible de reemplazar en algunos casos, como la flor vaporizada. Es fundamentalmente del tipo observacional, aunque sí logra comparar dos grupos según los miligramos de morfina prescritos.
El estudio permitió que las personas pacientes incorporasen la ruta de administración y las cantidades según estuviesen indicadas por su responsable médico. Una posibilidad, la de este estudio, ampliada por la legalidad. El cannabis medicinal fue recetado a pacientes que cumplieron con los criterios por ser residentes de Pensilvania, estado de la investigación, y padecer una de las 23 afecciones médicas aprobadas por el estado.
Las personas autoevaluadas según el sistema de cuestionarios del estudio utilizaron aceite vaporizado y tinturas sublinguales en el 42% de los casos, usos tópicos en el 35%, la ingesta en el 30% y la flor vaporizada directamente en el 22%, dando mejor resultado el uso combinado que el uso de solo una ruta de administración.