Arnau Alcaide
Medios internacionales como BusinessCann, Hight Times o NewsWeed afirman que las empresas, CBDepot, con sede en la República Checa, PharmaHemp, con sede en Eslovenia, la empresa suiza Linnea, la empresa francesa Spectrums Europe y la sucursal británica de Brains Bioceutical, habrían sido notificadas en privado por la Comisión Europea de que su proceso de aplicación para la comercialización de CBD como alimento estaría a punto de resolverse.
Se trata de la resolución de las aplicaciones de novel food o nuevo alimento, legalmente necesarias para aquellos alimentos que la Unión Europea considera que no tienen un historial de consumo anterior a 1997, pero que quedaron interrumpidas ante las dudas en el seno de la Unión por la catalogación de narcótico de todas las partes de la planta que posteriormente ratificó la ONU en su histórica reclasificación de la Cannabis.
Allí la UE se desmarcaría con el criterio, votando en bloque hacia solo fiscalizar el THC liberando la planta y sus extracciones de fiscalización, pues una sentencia anterior del Tribunal Europeo de Justicia dictaría la libertad comercial del CBD, que «no es narcótico» y por lo tanto no está sujeto a fiscalización, siempre que provenga de una planta legalmente cultivada, es decir el cáñamo con los permisos en regla.
De hecho la legislación del cáñamo de la UE es tan diferente a la fiscalización internacional que obliga a los Estados miembros en aras de la libertad comercial a permitir el cultivo de cáñamo, por lo que cabe en la posición política esta interpretación diferente sobre los usos del cultivo. Durante todo este tiempo los productos del cáñamo de uso alimentario se están vendiendo como aromáticos, cosméticos o coleccionables, ante la imposibilidad de tacharlos de droga para impedir su comercio, a costa de la información y garantías de las personas usuarias.
La Comisión Europea tiene listadas todas las peticiones y estas empresas han pedido comercializar más de un producto, por lo que no sabemos a cuál de los listados se refiere en cada caso y bien podría ser otro diferente al enlazado arriba. Los costes de atravesar este proceso son altos y, de momento, aunque puedan aparecer productos prácticamente idénticos a los ya autorizados, deben pasarlo uno a uno, aumentando el precio final del acceso al CBD para las personas usuarias. Solo falta la aprobación de seguridad de la autoridad europea de seguridad alimentaria, la EFSA, que no debería suponer un freno a estas alturas del proceso.