Benito Díaz
Todas las personas hemos de enfrentarnos a la pérdida de un ser querido a lo largo de nuestras vidas. A veces, el sentimiento de pérdida puede enquistarse, haciendo que las personas caigan en depresión e impidiendo su desarrollo con el paso del tiempo. Contactamos con Débora González, doctora en farmacología y psicóloga, que desarrolla en la actualidad una investigación sobre la aplicación de ayahuasca en los casos de “Duelo Prolongado”.
González colabora con la Fundación Beckley Med, que acaba de abrir sus puertas en Barcelona. Se trata de un organismo dedicado al desarrollo de investigaciones y tratamientos para la salud mental, el estudio de la conciencia y la formación de profesionales en terapia asistida con psicodélicos.
Débora González Muñoz Caballero es natural de Madrid, aunque reside en Barcelona. Psicóloga titulada por la Universidad Autónoma de Madrid que más tarde se doctoró en Farmacología por la Universidad Autónoma de Barcelona, hoy trabaja desarrollando nuevos modelos de psicoterapia en la Fundación Beckley Med con una investigación científica sobre el Duelo Prolongado que abarca los últimos nueve años.
Psicoterapia guiada con psicodélicos
Las sustancias psicodélicas, según la doctora, actuarían en estas nuevas terapias como catalizadoras de procesos mentales, haciendo dar pasos en el proceso terapéutico. “Durante la experiencia psicodélica se manifiestan o se hacen conscientes los bloqueos que impiden el crecimiento y los caminos a recorrer por esa persona como ser humano. Al hacerse conscientes, es mucho más fácil trabajar en ellos durante la psicoterapia”. González explica que estas nuevas terapias no son mejores que las clásicas, pero sí han mostrado resultados en el tratamiento de ciertas dolencias, tales como la depresión o el estrés postraumático. “Donde no llega la terapia convencional, es posible que sí llegue este nuevo modelo. Por ejemplo, en el caso del duelo, es más fácil que una persona que tome Ayuahuasca o un psicodélico, pueda, además de resolver su duelo, tener una experiencia de crecimiento personal y espiritual, más destacable que una terapia convencional”, expone González, añadiendo que las terapias clásicas se centran más en resolver los síntomas que en atajar su origen.
“Los resultados de las experiencias pueden ser muy amplios, expresados en lenguaje simbólico y metafórico, muy cargados de sentido. Es más tarde, durante las sesiones de integración y terapia posterior, donde se puede evaluar el impacto que ha podido tener esa experiencia y ese conocimiento emergido, que puede tocar muchas áreas de la vida”, declara González, sin referirse en concreto al tema del duelo o la depresión, pues en este contexto, “puedes volver a reconstruir un mundo entero donde hay muchas otras cosas que se han transformado”.
Duelo prolongado
La denominación al respecto de la dolencia se ha establecido hace pocos años, en 2018. Antes de esto, no existía como enfermedad. La doctora González ilustra que se trata de una situación que se establece a través de un criterio arbitrario, pues requiere que se den una serie de síntomas después de un tiempo determinado, que está establecido en seis meses. Implicaría un impedimento para realizar ciertas funcionalidades cotidianas, como trabajar, socializar, entre otras cosas. “¿Qué es lo normal en estos casos?, es arbitrario, los diagnósticos lo suelen hacer en base a los síntomas, pero, por ejemplo, una madre que haya perdido a un hijo pequeño y sigue mostrando problemas después de ese tiempo… ¿es normal o anormal?”, dilucida González. La experta asegura que no ayuda poner etiquetas a procesos que son naturales en la vida de las personas.
“Pienso que los psicodélicos nos ayudan en este tema en concreto por muchas razones que hemos visto en los estudios previos. En occidente tenemos una visión de la muerte muy materialista y cerrada, la relacionamos con la “nada”, un vacío que no podemos ni imaginarnos, un lugar ciego. Tomar conciencia de que la persona que más quieres ahora es la “nada”, es algo que rompe todos tus esquemas, no puedes concebirlo. La ayahuasca es una herramienta para ver un poco más allá, imaginar qué hay después”, declara González. Comenta también que es útil poder acceder a esos sentimientos acumulados que podrían correr el riesgo de tornarse crónicos, de forma segura.
“Recordar momentos biográficos y afrontarlos desde otro punto de vista, pueden ayudar a la persona a continuar su proceso de duelo sin riesgo a quedarse bloqueado”. La doctora recuerda que es muy común que, durante las experiencias con ayahuasca, existan personas que “sientan” la presencia del ser querido y puedan, en muchos casos, sentir empatía, revivir ciertos recuerdos y hasta “despedirse de ellos”, algo que tiene un potencial terapéutico enorme, con el que no cuentan las terapias clásicas.
La doctora no cree que exista una diferencia notable en los efectos terapéuticos de distintos psicodélicos, tales como LSD o psilocibina en el tratamiento de un amplio espectro de dolencias, sin embargo, sí piensa que los efectos relacionados con el tratamiento del Duelo Prolongado pueden estar más en consonancia con el DMT que con el resto de sustancias. “Todas estas sustancias tienen un potencial terapéutico muy importante”.
Salud mental y psicodélicos
La doctora González apunta varias claves en torno a su investigación, la cual se puede llevar a cabo en nuestro país con más facilidad que en otros lugares, dada la regulación actual al respecto de las materias vegetales sin fiscalizar, tales como de las que está compuesta la infusión de ayahuasca.
“Creo que este estudio es interesante por varios motivos. En primer lugar, estamos estudiando una mezcla de plantas, no es un medicamento ni un producto químico como la psilocibina o el MDMA. No se puede hacer un fármaco con esto. Así, estamos haciendo lo que algunos llaman Open Science. No trabajamos para una empresa que pueda extraer su propio beneficio. Creamos conocimientos para que se beneficie todo el mundo. Segundo, estamos estudiando un problema que es de carácter humanitario, universal, lo va a padecer todo el mundo, no solo un porcentaje. Tercero, se trata de prevenir una enfermedad mental, no de curarla. Queremos hallar la forma de adelantarnos para hacerlo sin que llegue a convertirse en algo crónico, que se pueda afrontar de un modo natural. Por último, al hablar de prevención, no estamos creando un modelo de acompañamiento al duelo que tenga que ser implantado por profesionales de la salud, sino algo en lo que cualquier persona pueda formarse y acompañar a otra persona en esos momentos de transición, como son los lances del fallecimiento de los seres queridos”, enumera González.
La cuestión de la salud mental es un tema que está ganando relevancia en los últimos tiempos. Preguntamos a la doctora qué debería hacer una persona que crea oportuno tratar su dolencia con este tipo de nuevo modelo psicoterapéutico. “La gente puede acceder a terapias con Ketamina para afrontar la depresión que se trata de un medicamento aprobado y de conocimiento general. Es algo que varias clínicas en España ya aplican. En cuanto a nuestra investigación en la Fundación Beckley sobre el Duelo Prolongado, es posible que las personas que se encuentren afectadas por este problema puedan ser incluidas dentro de nuestros estudios, si tienen en cuenta que se trata de un tratamiento experimental cuya ciencia no está desarrollada lo suficiente como para garantizar un resultado probado. Tendrían que consultar nuestra web, comprobar los proyectos que hay en marcha, decidir si hay alguno que le interese y ponerse en contacto”, concluye Débora González.
Más información sobre los proyectos de la Fundación Beckley y la marcha de sus investigaciones en su página oficial y en sus redes sociales.